miércoles, 28 de junio de 2017

Leer juntos Hoy: 'La ley del menor', de Ian McEwan



Grupo de lectura "Leer juntos hoy" del IES “Goya”
Sesión del 12 de junio de 2017
Obra comentada: La ley del menor. Anagrama, Panorama de narrativas, 2015.
Autor: Ian McEwan



Ian McEwan es un escritor británico. Nacido en 1948, estudió literatura inglesa en las universidades de East Anglia y Sussex. Ha recibido, entre otros premios literarios, el Booker Prize por su novela Amsterdam, el WH Smith Literary Award por Expiación, el National Book Award por Chesil Beach. Y también ha recibido el Premio Shakespeare.

En las novelas de McEwan siempre encontramos dilemas éticos, situaciones difíciles derivadas de decisiones controvertidas. En La ley del menor se enfrentan justicia y fe. Es la expresión del conflicto que provocan nuestras creencias y sus consecuencias. Fiona Maye, juez de familia, es el hilo conductor por el que circulan los casos que Ian McEwan nos va presentando.

En primer lugar, aparece un conflicto por las creencias de un matrimonio de judíos ultraortodoxos. Superficialmente, parece un litigio por la custodia de dos niñas tras un divorcio; sin embargo, en el fondo, es un problema de educación: en la religión o al margen de ella. Es una “pelea por sus almas”.

En segundo lugar, surge un conflicto por las creencias de un matrimonio católico que se niega a separar a sus dos hijos siameses. Uno de ellos va a morir irremediablemente, pero, si la operación no se realiza, también morirá el otro, quien, una vez separado, tendría muchas posibilidades de vivir normalmente. Los padres consideran la operación un asesinato.

Y en tercer lugar, se presenta un conflicto por las creencias de la familia de testigos de Jehová que rechaza una trasfusión de sangre para Adam, el hijo enfermo de leucemia. Una trasfusión que salvaría su vida, en opinión del hospital que está tratando su enfermedad. La juez protagonista ve algo de especial en este litigio y decide entrevistarse con Adam, cercano a la mayoría de edad, aunque todavía menor, para recabar más datos sobre si su decisión es auténticamente voluntaria, ya que, ante todo, hay que tener en cuenta “el bienestar del menor”.

Pero este caso en particular y el final trágico de Adam Henry también entran en conflicto no sólo con los sentimientos, sino también con la vida privada de Fiona Maye, cuya dedicación a la judicatura la ha condicionado, igual que la religión a los judíos, a los católicos y a los testigos de Jehová que el autor nos presenta.

La ley del menor es una novela que puede resultar fácil de leer, pero también es capaz de provocar un cúmulo de sentimientos, consideraciones y conflictos en la conciencia del lector. Lo invita a tomar partido. Es difícil quedar indiferente. 

Cristina Baselga Mantecón


Cerramos el curso de nuestras tertulias con una refrescante acuarela que nos envía Inma Martín.


domingo, 25 de junio de 2017

"Romance del infante Arnaldos"




  EL INFANTE ARNALDOS


  
 ¡Quién  hubiera tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el infante Arnaldos
la mañana de san Juan!
Andando a buscar la caza
para su falcón cebar[1],
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar;
las velas trae de sedas,
la jarcia[2] de oro torzal[3],
áncoras tiene de plata,
tablas de fino coral.
Marinero que la guía
diciendo viene un cantar,
que la mar ponía en calma,
los vientos hace amainar;
los peces que andan al hondo,
arriba los hace andar;
las aves que van volando,
al mástil vienen posar.
   Allí habló el infante Arnaldos,
bien oiréis lo que dirá:
-Por tu vida, el marinero,
dígasme[4] ora ese cantar.
   Respondióle el marinero,
tal respuesta le fue a dar:
-Yo no digo mi canción
sino a quien conmigo va.



[1] su falcón cebar, entrenar su halcón para la caza.
[2] jarcia, jarcias, aparejos y cabos de un barco.
[3] oro torzal, cordoncillo de seda entretejido con oro.
[4] dígasme ora, dime ahora.


Esta versión  del "Romance del infante Arnaldos", que acaba con un corte repentino -el final de "más tensión poética", según Menéndez Pidal, "pues da a la canción del marinero un misterio inefable"-, fue divulgada por cancioneros y pliegos sueltos en el siglo XVI. Incluida por Menéndez Pidal en Flor nueva de romances viejos (1938), está considerada como una obra maestra del Romancero.
  En la mágica mañana de san Juan, el infante Arnaldos (conde, en otras versiones) presencia un suceso prodigioso: la aparición de una fantástica galera construida con materiales preciosos, en la que viaja un misterioso marinero que, como un nuevo Orfeo, con el poder de su canto atrae y domina los elementos  de la naturaleza (el mar, el viento, las aves y los peces). El infante  conmina al marinero para que le diga su cantar, pero la respuesta de este indica que la revelación del poderoso canto conlleva afrontar el riesgo de embarcarse en una aventura desconocida.
   Los estudiosos lo clasifican como un romance novelesco centrado en el poder órfico del canto del marinero, ya que la "ventura" no llega a conocerse, y la negativa del marinero potencia su ambigüedad y su misterio. Por otra parte, está considerado como un texto fragmentario por el desequilibrio existente entre la extensa introducción y su rápido y abrupto final, aparentemente truncado.
  
Existen otras versiones y variantes de este romance, pertenecientes unas a la tradición escrita y otras a la oral:
  1. La del Cancionero de Amberes sin año, publicada entre 1548 y 1549 es  para algunos estudiosos la más lograda estéticamente. Presenta un final abrupto y es muy similar a la recogida por Menéndez Pidal. 
  2. La de uno de los manuscritos (Ms Add. 10.430) del Cancionero de Londres, fechada entre 1430 y 1440, cuyo final está contaminado  por el "Romance del Conde Olinos"*.
  3. La variante del Cancionero de Amberes de 1550 y de ediciones posteriores del mismo, en que se introduce la canción del marinero tras el verso 18 de la versión del Cancionero de Amberes s. a.
  4. En un pliego suelto del siglo XVI de la Biblioteca Universitaria de Praga, se conserva una variante muy similar a la del Cancionero de 1550, pero con la canción algo más breve.
  5. Posteriormente se recogieron entre los sefardíes de Marruecos otras versiones orales que introducen nuevos episodios. La más famosa, recogida en 1944, es la que incluye Paul Bénichon en su Romancero judeo español de Marruecos
A partir de estas versiones más extensas -que aclaran la gran ventura a la que se alude en el primer verso: hallar a sus familiares-, Menéndez Pidal reconstruye la supuesta "versión original completa", un romance de aventuras y reconocimientos en el que "el infante Arnaldos se embarca en la nave desconocida y encuentra en ella a sus familiares y criados, que andaban buscándole" (Flor nueva de romances viejos, pág. 204). Es decir, el romance continúa en estas versiones con la entrada del infante en la galera, el cautiverio, su confesión de que es hijo del rey de Francia y la respuesta final del marinero: "Si tú me dices verdá /tú eres nuestro infante Arnaldos, /y a ti andamos a buscar [...]", tras lo cual el infante es devuelto a su patria de la que estaba ausente desde hacía mucho tiempo. 

Menéndez Pidal ("Poesía tradicional en el Romancero hispano-portugués", 1943) explica también  que "la misteriosa negativa del marinero, así como todos los elementos fantásticos descriptivos [...] fueron introducidos en varias refundiciones posteriores". Y añade:
En versiones sucesivas se ve patente el intento de varios recitadores de suprimir esa repatriación final como no interesante. Un recitador tuvo la feliz idea de dar fin al romance en la respuesta esquiva del marinero [...]. Otro recitador añadió los versos de la descripción ideal de la galera. Otro, en fin, tomó de otro romance los dos versos que describen el poder sobrenatural del canto.
Sin embargo, no faltan los estudiosos que dudan de que la "versión completa" narre la "verdadera historia del infante Arnaldos", entre otros motivos, porque la crítica no se ha puesto de acuerdo sobre la antigüedad de las versiones, es decir, sobre si la del Cancionero de Amberes s. a.  es un fragmento de la de Bénichon o si esta es una ampliación de la primera. Itziar López Guil ("Romancero y tradición oral: hacia una nueva interpretación del Romance del Conde Arnaldos", en Blätter im Wind: Homenaje a Maya Schärer-Nussberger, 2006) observa que  si la versión más difundida fuese un fragmento indicaría que, en la época en que se imprimió, se entendió como un texto completo y los versos que supuestamente faltan, como información superficial. Por el contrario, si a dicha versión se le añadieron versos posteriormente, es porque en esa época el texto no resultaba ya comprensible y se le incorporaron elementos que le dieran sentido para la comunidad que lo cantaba.

Sin duda, podemos aplicar a la versión seleccionada lo que Itziar López Guil dice sobre la versión 1: defiende el carácter no fragmentario del romance, basándose en su peculiar estructura proléptica, esto es, que la exclamación inicial anticipa el final del relato:
Señalar que el conde Arnaldos fue afortunado sobre las aguas del mar implica necesariamente que el conde Arnaldos subió al barco después de su conversación con el marinero; y también que esa acción tuvo un resultado positivo, aquel que el narrador desearía para sí mismo.  No se trata de un relato "incompleto" sino que en él sigue una estrategia narrativa que busca poner de relieve no tanto el desenlace como la condición impuesta por el marinero al conde Arnaldos, reservándole el lugar más destacado del texto, el que normalmente ocupa el final de la acción narrada.
También  señala que, como consecuencia de la depuración a que se ha visto sometido el romance debido a su trasmisión oral, se produce una condensación de significados en sus significantes, que acaban convertidos en símbolos, empleados para referirse a un significado distinto del literal. De acuerdo con ello, el romance tendría un sentido literal y otro simbólico.
    El primer indicio de su carácter  simbólico es la mención a la mañana de san Juan, pues en la lírica tradicional "hallarse cerca del agua en la mañana de San Juan es sinónimo de búsqueda amorosa". Cuando el sujeto es un hombre, como en este caso, la búsqueda suele representarse por medio de la actividad cinegética, la que realiza el infante, que anda "a buscar la caza /para su falcón cebar", actividad para la que no parece muy apropiado el lugar elegido, la orilla del mar, salvo que lo interpretemos en clave simbólica, como "caza de amor"*.

Ya A. Hauf y J. M.  Aguirre ("El simbolismo mágico-erótico de El infante Arnaldos", 1969) habían interpretado el romance en clave simbólica amorosa, pero la profesora López Guil introduce algunas novedades. Considera la galera como símbolo del cuerpo femenino (se describe su belleza y se personifica mediante la expresión de su deseo: "a tierra quiere llegar").  El marinero que gobierna la galera representa la parte reflexiva del ser humano, que domina los deseos corporales.  La galera quiere llegar a tierra, el ámbito de la caza amorosa, pero el marinero la obliga a permanecer en el agua, y con su canto calma el mar y el viento (las pasiones y el espíritu) y atrae a sus habitantes: los peces (símbolo de la fecundidad) y a las aves, pertenecientes al mundo superior. Es decir, la mujer, con su canto, calma el impulso pasional del hombre. El infante desea que el marinero le diga la canción que calma sus pasiones y su espíritu, pero la respuesta del marinero le indica que  para ello "ha de arriesgarse a compartir su viaje con la mujer, que es barco y marinero". La mujer no debe acceder al territorio de la caza, sino persuadir al hombre "acogiéndole en su bella galera". Itziar López Guil concluye que el romance "no solo relata una experiencia sexual, sino que expone pautas comportamentales que aseguran, tanto para el hombre como para la mujer, una venturosa relación amorosa".

Esta es una de las posibles interpretaciones, pero López Guil apunta también la posibilidad de una lectura metapoética, según la cual, la mañana de san Juan remitiría al momento "cuasi mágico" de la creación, y la caza a la búsqueda poética, mientras que el barco y el marinero serían "el material poético que sólo puede lograr si se aventura, si se compromete en su actividad". Existen, no obstante,  otras interpretaciones: sentido místico y religioso, relación esotérica con el trasmundo o el poder órfico del canto, ya que, como expresa López Guil, el poema es una "encrucijada de símbolos que se superponen y coexisten".

Puedes escuchar el romance, cantado por Amancio Prada:
https://www.youtube.com/watch?v=rjJ9mm4lXcM

En este enlace encontrarás un comentario de texto del romance:

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jueves, 22 de junio de 2017

Leer tiene premio



              En el sorteo correspondiente al tercer trimestre, ha resultado afortunado el lector de 1º C de ESO Almasik Olivares Portal, quien ha recibido un libro regalo esta mañana de manos de la directora, Dª Pilar López. 

            ¿Será el azar el que ha determinado que los tres lectores agraciados este curso son de 1º C? ¿O es que este grupo es el que más libros ha leído de la biblioteca? Realmente la suerte no ha sido esta vez nada caprichosa y ha acompañado a quienes más boletos tenían.

            Enhorabuena, Almasik, que disfrutes este verano con la lectura y sigas siendo usuario de nuestra biblioteca por mucho tiempo.

domingo, 18 de junio de 2017

"Julia espera, encinta, las primeras lluvias", de Mercedes Escolano

Sir Lawrence Alma-Tadema, Thou Rose of all the Roses




JULIA ESPERA, ENCINTA, LAS PRIMERAS LLUVIAS


                                                      A  María Victoria Atencia

La pendiente se comba con el sopor de junio
y la yerba reseca se ajusta a la chicharra.
Silenciosa, a la sombra del portal encalado,
sumisamente aguarda el frescor de la tarde.
Se entretiene tejiendo con sus dedos un puente
de recuerdos que nadan de una orilla a la otra
y si en la débil corriente acaso una rama
se entrecruza en el cauce y adelgaza las aguas,
una duda un instante le nubla los ojos
y a su cintura ciñe un rosario de abejas.
Julia, tu vientre se curva al compás del trigo,
madurando despacio, a la espera de octubre.
Cuando pase el estío volverán los soldados
-morenas las espaldas, tenso el tambor del labio,
un látigo de polvo sostenido en la lengua-.
Entre ellos Antonio, el de la boca amarga,
a enredarse en tu pelo y deshacerte las crenchas.
Para él, el queso más suave, la almohada
más blanca, el agua de la alberca en sombra.
Pon el pan en la mesa, que ya cae la tarde,
y del pozo del pecho despégate la bruma.
Al monte malherido subirá el olor de la cena
y padre llegará envuelto en el rebaño.

                      De Soldado raso, 1990. En Estelas, 1991


Mercedes Escolano (Cádiz, 1964) es poeta española. Se licenció en Filología Hispánica por la Universidad de Cádiz, en 1987, prosiguió estudios de doctorado en la Universidad de Sevilla (1987-1989) y obtuvo una beca de la fundación Calouste Gulbenkian para estudiar en la Universidad Clásica de Lisboa (1989-1990). Desde 1990 imparte clases de Lengua castellana y Literatura en institutos andaluces. En 1992 recibió una beca del Ministerio de Cultura portugués para realizar un curso de traducción en la Universidad de Lisboa. Codirigió la revista de poesía Octaviana (1986-1989) y dirigió la colección de pliegos de poesía Siete Mares (2006-2008), dedicada a autores gaditanos. Ha traducido a autores portugueses como Fernando Pessoa*, Camilo Pessanha, Sophia de Mello Breyner Andresen*, Al Berto, Nuno Júdice*, Ruy Bello, Helberto Helder, Egito Gonçalves, Rosa Alice Branco, Jorge de Sena, David Mourão Ferreira o Luís Veiga Leitão.


Su producción poética incluye los siguientes títulos: Marejada (1982), Las bacantes (1984), La almadraba (1986), Felina calma y oleaje (1986), Antinomia (1987), Paseo por el Cementerio Inglés (pliego suelto, 1987), Malos tiempos (1988), Mercedes Escolano (1989), Soldado raso (pliego cosido, 1990), Estelas (1990, 1991, 2005), Reales e imaginarios (1993), La casa amarilla (1995), Malos tiempos (1997, 2001), Islas (pliego suelto,2000), No amarás (2001), Islas (2002), Juegos reunidos. Poesía 1984-2004 (2006), Fascinación del Atlántico (pliego suelto, 2007), Café&Tabaco (2007), La bañera de Ulises (2008), Habitación de hotel (2010, en colaboración con Josefa Parra*), Jardín salvaje (2011, en colaboración con el pintor Enrique Mellado) y Jardín salvaje (2013, catálogo de exposición, en colaboración con el pintor José Ganfonina). Poemas suyos han sido incluidos en numerosas antologías y traducidos al francés, inglés, italiano, portugués, árabe y sueco.


*Entradas relacionadas:
-Fernando Pessoa:
-Sophia de Mello:
-Nuno Júdice:
-Josefa Parra:


[La fotografía y la información sobre la autora están tomadas de su blog]

domingo, 11 de junio de 2017

"Esto es mi cuerpo" y otro poema de Juan Antonio González Iglesias

ⒸFrédéric Forest



                 ESTO ES MI CUERPO

Esto es mi cuerpo. Aquí
coinciden el lenguaje y el amor.
La suma de las líneas
que he escrito ha dibujado
no mi rostro, sino algo más humilde:
mi cuerpo. Esto que tocas es mi cuerpo.
Otro lo dijo 
mejor. Esto que tocas
no es un libro, es un hombre.
Yo añado que esto que te toca ahora
es un hombre.

Soy yo, porque no hay
ni una sola sílaba
que no sea un centímetro 
cuadrado de mi piel.
En el poema soy acariciable
no menos que en la noche, cuando tiendo
mi sueño paralelo al sueño que amo,
no mosaico, ni número, ni suma.
No sólo eso.
Esto es una entrega. Soy pequeño
y grande entre tus manos.
Ésta es mi salvación. Éste soy yo.

Este rumor del mundo es el amor.

                     De    Esto es mi cuerpo, Visor, 1997



              EXCESO DE VIDA

Desde que te conozco tengo en cuenta la muerte.
Pero lo que presiento no se parece en nada
a la común tristeza. Más bien es certidumbre
de la totalidad de mis días en este
mundo donde he podido encontrarme contigo.
De pronto tengo toda la impaciencia de todos
los que amaron y aman, la urgencia incompartible
de los enamorados. No quiero geografía
sino amor, es lo único que mi corazón sabe.
En mi vida no cabe este exceso de vida.
Mejor, si te dijera que medito las cosas
(fronteras y distancias) en los términos propios
de la resurrección, cuando nos alzaremos
sobre las coordenadas del tiempo y el espacio,
independientemente del mar que nos separa.
Sueño con el momento perfecto del abrazo
sin prisa, de los besos que quedaron sin darse.
Sueño con que tu cuerpo vive junto a mi cuerpo
y espero la mañana en la que no habrá límites.

                           De Eros es más, Visor, 2007


Foto: Ana Nance
Juan Antonio González Iglesias (Salamanca, 1964) es poeta, traductor y pintor español. Doctorado en Filología Clásica por la Universidad de  Salamanca, completó su formación en Florencia y París. Es profesor titular de Filología Latina y asesor de creación literaria en la Universidad de Salamanca. Ha sido profesor y visitante en universidades americanas y fue crítico literario en ABC y El País. Ha traducido libros de Ovidio, anónimos romanos, Horacio, Catulo, James Laughlin, Stendhal y Sebastiano Grasso. Ha publicado los poemarios La hermosura del héroe (1994, Premio Vicente Núñez), Esto es mi cuerpo (1997, Premio Jaime Gil de Biedma), Un ángulo me basta (2002, Premio Internacional Generación del 27), Olímpicas (2005), Eros es más (2007, Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe), Del lado del amor (Poesía reunida 1994-2009) (2010) y Confiado (2015, Premio Internacional de Poesía "Ciudad de Melilla"), entre otros. 
  Jesús Ponce Cárdenas -"Un rayo de luz clásica sobre todas las cosas: Juan Antonio González Iglesias o la poesía sin máscaras", en Antología poética personal. Lectura y Signo, 9 (2014)- señala que en la poesía de J. A. G. I. confluyen tradición (los autores clásicos junto a los del Siglo de Oro Español y  autores más recientes como Juan Gil-Albert o Pablo García Baena) y modernidad (la presencia del lenguaje publicitario, de las marcas y de la música pop o rock), a lo que habría que añadir el homo-erotismo y, sobre todo, "la continua aspiración a la armonía que el yo lírico plantea como síntesis de lo opuesto", de lo físico y lo espiritual. El autor es para Ponce Cárdenas "Compleja figura ática y espartana, cristiana y epicúrea, orgullosamente antigua y provocativamente post-morderna".  Para J. A. G. I., la suya es una poesía sin máscaras, que pide verdad y da verdad, pues un poeta es "alguien que dice verdades elementales. A veces es simplemente alguien que las recuerda o se las recuerda a los demás". 
     El primer poema expresa la idea de que el  texto es el cuerpo: "El poema es el cuerpo, el poema es la identidad y la piel de quien lo escribe", lo que hace de cada lectura "un acto de amor -de apropiación sin egoísmo- recíproco al impulso que llevó al autor a materializarse en el texto",  escribe Marta Sanz Pastor, en Metalingüísticos y sentimentales. Antología de la poesía española(1966-2000), 2007.
    El amor, clave en toda su obra, lo es también en Eros es más, como puede deducirse por el título: "En este libro, como en toda mi obra, los poemas fundamentales son los que dicen el amor de mi vida", manifiesta el autor. El título  procede de la respuesta del poeta Vicente Núñez en una entrevista que le hizo el autor para ABC Cultural para que eligiera: "¿Eros o logos? -Eros es más, me contestó.   Tenía razón. Eros es más que logos. Dicho en español, el amor es más que el lenguaje", escribe el autor en el prólogo. No obstante, el lenguaje y el amor vuelven a coincidir de nuevo porque "El único código humano que puede intentar dar cuenta de eros es el logos. Y más concretamente la forma plena del lenguaje: la poesía". Y añade: "Todos conocemos la verdad última que aquí se dice. Lo hemos oído o leído en muchos lugares. Eros es más que thánatos. El amor es más poderoso que la muerte".

domingo, 4 de junio de 2017

"El poeta es un fingidor" y otro poema de Fernando Pessoa



            Autopsicografía

El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente.

Y, en el dolor que han leído,
a leer sus lectores vienen,
no los dos que él ha tenido,
sino sólo el que no tienen.

Y así en la vida se mete,
distrayendo a la razón,
y gira, el  tren de juguete
que se llama corazón.

                       *   *   *   *

Llueve en silencio, que esta lluvia es muda
y no hace ruido sino con sosiego.
El cielo duerme. Cuando el alma es viuda
de algo que ignora, el sentimiento es ciego.
Llueve. De mí (de este que soy) reniego...

Tan dulce es esta lluvia de escuchar
(no parece de nubes) que parece
que no es lluvia, mas solo un susurrar
que así mismo se olvida cuando crece.
Llueve. Nada apetece...

No pasa el viento, cielo no hay que sienta.
Llueve lejana e indistintamente,
como una cosa cierta que nos mienta,
como un deseo grande que nos miente.
Llueve. Nada en mí siente...

     Fernando Pessoa, 42 poemas. Traducción
de Ángel Crespo, Mitos Poesía, Mondadori, 1998


El primer poema es uno de los más conocidos de Fernando Pessoa. Fue compuesto el 1 de abril de 1931 y publicado en la revista Presença (nº 36, noviembre de 1932), editada en Coimbra, bajo la autoría de su heterónimo Álvaro de Campos. El título es un neologismo formado por el sustantivo 'psicografía' ("descripción psicológica de una persona") y el prefijo 'auto' ("de o por sí mismo"). El poema es, por tanto,  una reflexión de Pessoa sobre la identidad de un poeta que no es otro que él mismo, es decir, una revelación sobre sí mismo, sobre su carácter como poeta y sobre su quehacer poético. Luego tiene también un carácter metapoético.

A este respecto, Mario Barrero Fajardo  ("El poeta es un fingidor": Pessoa y su heterónimos) recuerda que la primera estrofa del poema está considerada por la crítica el "principio regulador de su quehacer literario", y explica:
El poeta finge, el poeta simula. En otras palabras, el poeta siempre construye una ficción, que aunque se nutre del mundo vivido es diferente a este. El fingimiento no implica engaño, sino distanciamiento. Un distanciamiento que, al tiempo que puede sugerir una actitud evasiva, también puede contemplarse como una alternativa de abordar desde otra dimensión la llamada realidad. Es el reino de la metáfora, del símbolo, que, como bien señala Octavio Paz, choca profundamente a los lectores, a los espectadores del artificio literario: "Hay algo terriblemente soez en la mente moderna; la gente, que tolera toda suerte de mentiras indignas en la vida real, y toda suerte de realidades indignas, no soporta la existencia de la fábula. Y eso es la obra de Pessoa: una fábula, una ficción".

El fingimiento también puede contemplarse como parte esencial de un ejercicio lúdico, y por ende como una opción de conocer, tanto desde el sentimiento como desde la razón: "Fingir es para el artista o poeta que quiere expresar un sentimiento, dar un rodeo a través de la inteligencia para someterlo al espíritu crítico: es mezclar el intelecto con el río del alma".