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lunes, 20 de febrero de 2023

'¡Abajo las armas!', de Bertha von Suttner

 

Grupo de lectura “Leer juntos” del IES Goya

Sesión del 16 de enero de 2023

Autora: Bertha von Suttner

Obra comentada: ¡Abajo las armas! Edición de Olga García García. Ed. Cátedra, Letras Universales, 2014.


El lunes 16 de enero de 2023 dedicamos nuestra sesión de lectura a la novela ¡Abajo las armas!, de la escritora austriaca Bertha von Suttner (nacida Condesa Kinsky von Wchinitz und Tettau), publicada en 1889.

Pronto surgieron las primeras preguntas: ¿Quién es esta, para muchos, desconocida mujer? ¿Por qué leemos una obra publicada hace 130 años, de una escritora de no excesivo renombre literario?

Pero la novela despertó interés por su contenido y su actualidad y también, conforme la hemos ido conociendo, por la trascendencia de la autora en otros ámbitos y en otros lugares.

Bertha Sophia Felicita Kinsny von Wchinitiz und Tettau (Praga, 1843-Viena, 1914), baronesa von Suttner por su matrimonio con Arthur Gundaccar von Suttner, fue la primera mujer que recibió el Premio Nobel de la Paz en 1905, "por su audacia para oponerse a los horrores de la guerra" [1]. Por este hecho, consecuencia de su intenso trabajo a favor de la Paz en la época de "la Paz Armada", y por la relación de amistad con Alfred Nobel (hay un consenso general en la idea de que fue ella quien inspiró a Nobel la inclusión de este ámbito entre sus cinco premios) es mundialmente conocida y reconocida. También mereció un lugar destacado en el ámbito literario en lengua alemana por sus numerosas obras: novelas, ensayos y centenares de artículos publicados en distintos medios sobre el tema de la Paz y otras cuestiones de actualidad.

Tomo prestados de Francisca Soria los comentarios literarios sobre la obra:

Conviene aquí recordar que ¡Abajo las armas! es, ante todo, una novela y que su autora –hija póstuma de Franz Kinsky von Wchinitz und Tettau– nació condesa y, por ello, recibió  una esmerada educación que le permitió dedicarse a la escritura. Hoy es reconocida como escritora y pacifista, en este orden.

Fue novelista profesional, hecho característico del siglo XIX europeo, cuando se profesionalizaron los autores, gracias a la enorme difusión y popularidad de la novela.  

Bertha von Suttner apareció en el panorama literario en 1889 y se inscribe en un romanticismo tardío con claras influencias ya del realismo europeo.

¡Abajo las armas! es inequívocamente romántica por su impulsiva y temeraria heroína, por los amores apasionados, por su complacencia en describir lo tétrico y por la minuciosidad en el detalle de la enfermedad y de la muerte.

Pero, ya lo apuntábamos, la novela no se sustrae a los usos realistas del género e incluye en su relato documentos reales, artículos de prensa, descripción documentada del cólera, etc. Aporta multitud de datos sobre la Cruz Roja, la Convención de Ginebra o el establecimiento del servicio militar obligatorio, que ponen hitos reales en la estructura temporal de la novela. Destaca, además, la decidida voluntad de hacer un fiel retrato de la sociedad en la que en cada momento se desenvuelve la historia. 

De ahí que hoy sea reestudiada esta obra por su alto interés sociológico, convertida en lo que se conoce como “literatura para historiadores”, porque a lo largo de sus cuatrocientas cuarenta páginas desfilan las costumbres domésticas, la moda y la intensa actividad social –conciertos, ópera, bailes, tertulias– e intelectual de su tiempo. 

No abandona en ningún momento el elogio de la lectura como forma de enriquecimiento personal.  Y así, Martha, la protagonista, por recomendación de su librero, lee History of Civilization in England de Henry Thomas Buckle, recién editada[2]. Su amplia curiosidad intelectual y su avidez lectora la llevaban también a frecuentar  La Revue des Deux Mondes  y otras publicaciones que no especifica. Por sus páginas desfilan, además de su muy respetado Charles Darwin, todos los autores franceses que leía: Flaubert, Zola, Gounod, –a quien admiró como autor de libretos– (p. 440) o el poeta alemán Christoph August Tiedge, de quien incorpora una Elegía de indudable sabor romántico[3].

Desde el punto de vista narrativo, la novela lleva al lector del presente al pasado y vuelta al presente, en largos vaivenes, puesto que se basa en los apuntes de sus antiguos Cuadernos rojos –diarios personales que existen realmente–, contrapuestos a las vivencias del presente con un ágil uso técnico del flash-back.

Destaca, para el lector curioso, la afinada percepción de la lengua de Bertha von Suttner que, sin duda influenciada por la corriente comparatista tan en boga en la época, se fija en la lengua alemana del Norte (Prusia), más culta que la hablada en Austria y no duda en señalar “las violaciones gramaticales” de sus compatriotas, que confundían el dativo y el acusativo, incluso entre las gentes de clase superior[4].  

La novela es, además, un constante alegato a favor de la Paz y en contra de la Guerra vista de forma descarnada, sin un ápice de heroísmo. Y la consecuencia de todo ello es la súplica desgarrada de la protagonista: “¡Abajo las armas!”[5].

Lamentablemente, ¡Abajo las armas! ha eclipsado el resto de la amplia obra de su autora. Una novela que en su época fue traducida a más de veinte idiomas y alcanzó el millón de ejemplares, por la que Tolstoi la denominó "la Harriet Beecher Stowe", autora de La cabaña del Tío Tom, “de la paz” y sobre la que A. Nobel le escribió: “Acabo de terminar la lectura de su admirable obra maestra. Se dice que hay 2000 lenguas –sobrarían 1999–, pero ciertamente no hay ni una en la que su deliciosa obra no debiera ser traducida, leída y meditada”. En el prólogo de la primera edición española de la novela, 1906, firmado por EME (quizá un seudónimo de Emilia Pardo Bazán), se dice: “…si sus novelas no sobresalen junto a Die Wafen nieder es por la misma causa que los diamantes no brillan ante las espléndidas luces de un solitario”.

La decisión de escribir la novela la tomó en el momento que tuvo conocimiento de la existencia de un movimiento pacifista (amigos de la paz, apóstoles de la paz, se les llamaba en aquella época). “Qué mejor que escribir un libro para difundir sus ideas” se planteó. Y para ello se preparó intensamente con lecturas, documentos, narraciones y descripciones, prensa, entrevistas a médicos y veteranos de guerra, experiencias.

Su publicación no fue fácil en el ambiente militarista austriaco de la época.  Ni siquiera su editor habitual, E. Pierson, estaba dispuesto a hacerlo. Le pidió, al menos, un cambio en el título. Ella lo rechazó determinantemente: no se cambiaría ni una letra de las tres palabras del título. El editor no tuvo que lamentarlo, comentaría ella misma más adelante con cierta ironía. 

La novela relata en primera persona, de modo autobiográfico, la vida de Martha Althaus, una joven aristócrata austriaca, desde su presentación en sociedad hasta su madurez y los cambios que su mentalidad va experimentando, hasta convertir su vida en un firme compromiso radical por la causa de la Paz.

¿Una novela autobiográfica? La vida de Bertha von Suttner fue muy diferente a la vida de la protagonista de ¡Abajo las armas![6], pero la autora hace recorrer a Martha el mismo “itinerario formativo” que ella recorrió para trasformar una mentalidad aristocrática y militarista en un pensamiento socio-liberal comprometido con la desaparición de una vieja sociedad en decadencia y la creación de un mundo nuevo, dominado por el deseo de la Paz.

La protagonista recurre a un diario escrito desde su juventud, para recordar cada momento de su vida[7]. Y esos momentos son, esencialmente, los grandes acontecimientos de la historia de Austria en la época central del s. XIX: una historia militar y de guerras que convirtieron al Imperio austro-húngaro, la gran potencia centro-europea, en un pequeño país y las consecuencias y efectos que para ella tuvieron estos sucesos. Una época de decadencia, cambio y el nacimiento de un mundo nuevo.

La novela está dividida en seis capítulos (libros) y un epílogo. Parte de la juventud de la protagonista, su temprana boda con un noble militar, el conde Arno Dotzky, y las primeras derrotas austriacas frente a Italia (1859). Los gloriosos acontecimientos de Custozza (1848) y Novara (1849), las glorias del “gran Radetzky”, son recordados reiteradamente por el viejo militar, el conde Althaus (Libro 1).

La viudedad y un periodo de paz proporcionan a la condesa Dotzky una época de calma y reflexión, alejada de la mundana vida social que, a pesar de las derrotas, seguía girando a su alrededor. Los libros que les envía su librero la introducen en un mundo nuevo, el mundo de los cambios y transformaciones materiales e intelectuales del s. XIX. Thomas Buckle, Charles Darwin, Cuvier, H. Spencer, los autores franceses, los poetas alemanes, etc.[8] Su nuevo esposo, también militar, comparte sus inquietudes (Libro 2).

La Guerra de los Ducados (1864), la Guerra Austro-Prusiana (1866), París, una esperanza para la Paz, la Guerra Franco-Prusiana (1870-71) y un terrible final determinado por el nacionalismo (Libros 3, 4, 5 y 6) [9]. Y un epílogo (1889): por un lado, Austria, amparada por la protección de la Triple Alianza con sus antiguos enemigos, Alemania e Italia, no renuncia a su ambición expansionista en los Balcanes; por otro, algo cambia, eppur si muove: voces diferentes, propuestas de desarme, el arbitraje como forma de resolución de conflictos, confederación de estados, el Congreso Universal por la Paz de París... Mientras que el bárbaro mundo anterior muestra su decadencia, un mundo nuevo, civilizado, en Paz, se perfila en el horizonte.

El militarismo y el nacionalismo, ejes centrales de la historia del s. XIX en Europa, están en el centro de la novela. Pero la novela introduce otros temas nuevos, esencialmente el feminismo y el pacifismo.

Desde las primeras líneas se denuncia la “inferioridad irritante de las mujeres” con la que la sociedad decimonónica las trata y considera. Sólo ellos alcanzan las glorias y honores guerreros y, aunque educadas en los mismos valores patrióticos, como esposas y madres deberán esperar, ansiosamente, que sus hombres vuelvan de la guerra cargados de condecoraciones o envueltos en un sudario. Ese es su papel, compartir su orgullo o llorar en silencio. Vemos a la protagonista alejarse, en numerosas ocasiones, de una interesante conversación política porque “no es tema de mujeres”. Otras veces, es recriminada por su padre, un veterano militar, por sus quiebros sensibleros de mujer, frente al cumplimiento del deber para con la patria que representan los hombres.

Bertha von Suttner no participó directamente en el origen del movimiento de mujeres del s. XIX, pero estuvo en estrecho contacto con él. A Auguste Fickert, una de las fundadoras de la Asociación General Austriaca de Mujeres, le contestó, cuando pidió su colaboración,  que su mucho trabajo por el tema de la Paz le impedía dedicarse a otras actividades. En el Congreso Internacional de las Mujeres de Berlín de 1904, le ofrecieron la presidencia del Consejo Internacional de las Mujeres (ICW) y no la aceptó por el mismo motivo.

El primer rechazo a la guerra lo produce la respuesta afectiva ante la marcha de un ser querido. Los siguientes argumentos son esencialmente humanitarios. Sin paños calientes, la novela narra la guerra desde dentro, las destrucciones, los cuerpos mutilados, los heridos abandonados… La descripción parece una lectura de los grabados de Goya. Están surgiendo voces que denuncian los horrores de la guerra, voces pacifistas.

Pero no son sólo las vidas humanas, la guerra destroza todo a su alrededor. Nuevos argumentos económicos y sociales. El coste de la guerra es inmenso. No es tiempo para la cultura, los libreros se hunden. La banca, todavía con pocos instrumentos de protección, se arruina. Las familias, los seres humanos, sufren doblemente, por todos sus flancos.

El gasto en armamento es inmenso, las nuevas armas altamente mortíferas, la locura del servicio militar obligatorio[10]. Ya no son los ejércitos, son los pueblos los que luchan. Después, el odio entre los pueblos es difícil y costoso de olvidar.  

Pero hay un final esperanzador, la fraternidad de los pueblos, el arbitraje, el desarme total y universal, la federación de estados.

En mayo de 1914, Bertha von Suttner estaba invitada en Berlín a la fundación de la Asociación de Mujeres de la Sociedad Alemana de la Paz. Su estado de salud no le permitió viajar y escribió una carta a sus “queridas hermanas”[11]. Entre otras cosas decía:

 

No es cierto, como afirman algunos que sólo ven en el movimiento pacifista un sentimentalismo poco masculino, que todas las mujeres, por naturaleza, estén contra la guerra. No. Sólo aquellas mujeres avanzadas que se han formado en el pensamiento social, las que tienen capacidad para liberarse de la influencia de instituciones milenarias y la fuerza para luchar contra ellas.

….

Pero hay algo más que podemos hacer, algo a lo que la mayoría de los hombres se resisten, porque no quieren mostrarse débiles y sentimentales: dejemos hablar a nuestro corazón. En nombre del amor, el más sagrado de los sentimientos, lo que consideramos dominio propio del género femenino, en nombre de la bondad, que nos hace humanos, en nombre del concepto de Dios a quien reverenciamos, queremos luchar contra la guerra; no sólo porque ya no es rentable y es una locura, sino porque es terrible y es un crimen. No hay que olvidar esto en todas las argumentaciones políticas y económicas. Si la inteligencia se alza contra la guerra, mejor, pero por ello no tenemos que reprimir la rebelión de nuestro corazón. No sólo pensar, conocer, contar y concluir representan nuestras fuerzas espirituales, también el sentir. Nuestro pensamiento tiene que ser claro y nítido, pero es mejor que nuestros cálidos y nobles sentimientos nos apasionen sólo entonces alcanzamos la plena dignidad humana. Es bueno sacar conclusiones correctas necesitamos pasión para trabajar y actuar sólo la pasión entusiasma.

¡Abajo las armas!

 

Concha Gaudó Gaudó,

con la colaboración de Francisca Soria Andreu e Inocencia Torres Martínez

 P.S.

- Carmen Romeo Pemán localizó en la hemeroteca histórica el primer texto de B. von Suttner publicado en castellano. Es un cuento titulado “Horrores de la guerra”, publicado en 1894 en el periódico madrileño La Época. Podéis leerlo aquí.

- Hace un par de años preparamos Inocencia Torres y yo un artículo para la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF), titulado “Para leer a Bertha von Suttner”, con más información sobre el  trabajo por la Paz de la autora. 

- ¡Abajo las armas!, 2014, Ed. Cátedra. Versión pdf:

                              

 


(imágenes obtenidas en: https://de.wikipedia.org/wiki/Bertha_von_Suttner)

 



[1] En la página web del Premio Nobel se puede encontrar todo lo referente  al proceso de nominación y concesión del Premio y el discurso de recepción de la laureada.

[2] Se entiende que es la primera entrega de 1857, pues dice que el libro aún no está completo. Efectivamente el autor lo terminó en 1861. Esta obra aparece mencionada  y comentada en varias ocasiones en las páginas 147, 148 y 337.

[3] Fue escritor de poesía: Urania  (1801), Elegien und  vermischte Gedichte, (1803-1807),  y de  otros libros como Die Eisamkeit, obra de filosofía (1792) y  varias biografías.

[4] Páginas 219 y 220.

[5] Elocuente título que el lector encuentra justificado hacia la mitad del relato, en la página 255 de la presente edición.

[6]  La propia Bertha von Suttner comentó, divertida, la confusión provocada, cuando en alguna conferencia o encuentro alguna señora lamentaba su viudedad  o le preguntaba por su hijo y ella tenía que aclarar que su marido estaba allí presente y que Rudolf Dotzky sólo era producto de su imaginación, pues ella no tenía hijos.    

[7] Bertha von Suttner también anotó en numerosos cuadernos, los principales sucesos de su vida.  Los Diarios de Bertha von Suttner se conservan, junto a gran parte de su legado, en los Archivos de las Naciones Unidas en Ginebra. Con ellos publicó en 1908 sus Memorias para “informar, libremente, sobre la época de mi vida”, pues era consciente de la excepcionalidad de los personajes y los acontecimientos que, debido a su trabajo por la Paz, había podido conocer de primera mano.

[8] Esta transformación intelectual la llevó a cabo von Suttner durante su estancia en el Cáucaso (1876-1885), época en la que tuvo que trabajar duramente para ganarse la vida, comenzó a escribir y leyó, leyó mucho. Años de gran felicidad, confesaría ella misma.

[9] La vida de Bertha von Suttner también atravesó todos estos acontecimientos históricos, pero no parece que dejaran en ella una huella profunda. Su vida, según cuenta en sus Memorias, continuaba de balneario en balneario, la guerra era un acontecimiento inevitable que sucedía al margen de la frívola vida social de la aristocracia que tan bien describió, de forma crítica, en sus novelas.

[10] Bertha von Suttner escribió sobre la carrera armamentística y la aplicación de los descubrimientos científicos y técnicos en el armamento dos interesantes libritos: Armas y más armas (1909) y La barbarización del aire (1912), donde denuncia la utilización del “espacio indivisible e inapropiable” para matar y las armas de destrucción masiva.

[11] La carta fue publicada íntegramente en el periódico Berliner Tageblatt unos días después de su muerte.

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