Dionisia García. (laverdaddemurcia.es) |
Dionisia García (Fuente Álamo, Albacete, 1929) estudió Filología románica en la Universidad de Murcia, ciudad donde reside. La Universidad de Murcia otorga anualmente el Premio de Poesía Dionisia García. Ha cultivado diversos géneros literarios: el cuento (Antiguo y mate [1985] e Imaginaciones y olvidos [1995]), el aforismo (Ideario de otoño [1994], Voces detenidas [2004] y El caracol dorado [2011]), comentarios críticos sobre autores clásicos y contemporáneos recogidos en el libro Páginas dispersas (2008) y la autobiografía novelada Correo interior (2009). Es también autora de los poemarios El vaho en los espejos (1976), Antífonas (1978), Mnemosine (1981), Interludio (1987), Diario abierto (1989), Las palabras lo saben (1993), Lugares de paso (1999), Aún a oscuras (2001), El engaño de los días (2006), L'albero (2007), la antología Cordialmente suya (2008), Señales (2012), La apuesta (2016, Premio Barcarola), Atardece despacio. Poesía completa (1976-2017), 2017, y Mientras dure la luz (2021).
Con motivo de la publicación de su poesía completa, se han escrito estas palabras que definen certeramente la poesía de Dionisia García:
"Hablen de lo que hablen los poemas de nuestra autora, dicen o afirman siempre su personal forma de ver y entender el mundo y, sobre todo, la vida, por misteriosos que sean. Poesía por tanto de la experiencia, como la de los mejores de su generación. La del 50, reflexiva y elegíaca, pero a la vez serena y luminosa, traspasada o vivificada por un cálido vitalismo humanista, lejos de toda estridencia, de todo oropel. Poesía que cuando quiere ir más lejos, va más hondo. Sin hacerse notar". Abelardo Linares
[Imagen inician: Jardinaria On]
Las lilas seguirán floreciendo unos cuantos miles de años más mientras el meteorito letal o la actividad, intencionada o accidental, del hombre no lo impidan. Juan Ramón era más humilde en su poema El viaje definitivo porque asumía la indiferencia de la naturaleza ante nuestra muerte. Ahora que, muerto yo como espectador del mundo, el mundo muera conmigo, supongo que es una paradoja totalmente cierta e irrebatible para mí.
ResponderEliminarEn cambio, el segundo poema contradice al primero en cuanto que la poeta es consciente de que ese mundo continúa su marcha sin necesidad de ella; de momento, sin su padre y, mañana, sin ella.
Carlos San Miguel