Mª Ángeles Pérez López./MANUEL LAYA (elnortedecastilla.es) |
Ha publicado los libros de poesía Tratado sobre la geografía del desastre (1997), La sola materia (Premio Tardor, 1998), Carnalidad del frío (Premio Ciudad de Badajoz 2000), La ausente (2004), Atavío y puñal (2012), Fiebre y compasión de los metales (2016), Diecisiete alfiles (2019), Interferencias (2019) e Incendio mineral (2021, Premio de la Crítica 2022). Catorce vidas (Poesía 1995-2009), 2010, recoge todos sus libros hasta esa fecha.
Antologías de sus obras han sido editadas en Caracas, Ciudad de México, Quito, Nueva York, Monterrey y Bogotá. También, en modo bilingüe, en Italia y Portugal. Poemas suyos han sido recopilados en antologías colectivas, y traducidos al gallego, portugués, inglés, francés, italiano, neerlandés, rumano, húngaro, armenio, árabe, polaco y chino. Ha sido incluida en el prestigioso dosier monográfico "Voix d'Espagne (XXe-XXIe siècles). Résonances contemporaines de la poésie espagnole: Poèmes, poétiques et critiques" en HispanismeS. Revue de la Société des Hispanistes Français 13 (2020). Ha sido jurado, entre otros, del Premio Cervantes, del Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y del José Donoso.
Balcells Doménech* señala como singularidad de la poesía de María Ángeles Pérez López que su poética de las cosas, desde las más cotidianas y domésticas (la cuchara, el hilo, el vestido, el armario) hasta las tecnológicas, como la lavadora, "las tamice un prisma en el que se proyecta [...] su vertiente misteriosa", así como su inocencia, cuando se trata de instrumentos dañinos (filosos, cortantes...), como en los versos de Fiebre y compasión de los metales. Para Balcells, uno de los vectores de la poesía de la autora cabría entenderlo como "una poética de la mujer en medio de las cosas y sumergiéndose en el interior de ellas".
Entre los asuntos más representativos, destaca Balcells, el de la escritura del cuerpo femenino, "como si esa escritura brotase a veces de ese mismo cuerpo":
Merced a esa vertiente lo corpóreo se siente vibrar, se atestiguan su pálpito y su piel, se sufre, es violentado, se criminaliza, se goza eróticamente, ensalza, se ritualiza, se reivindica y, a través de la palabra poética, el cuerpo se dice como vida y se dice en el verso. Incluso llega por momentos a plantearse una ontología corporal y un saber atesorado por el cuerpo de la mujer a lo largo de la historia. Este saber de algún modo perviviría latente, acaso de una manera intra-histórica en cada una y en su contexto, al margen del grado de conciencia de ese legado genérico interno que pueda percibirse y manifestarse en personas determinadas.
Los poemas de La ausente "completan una ambiciosa poética corporal, una aventura interrogativa y telúrica, poblada de imágenes potentes que son a la vez el instrumento para iluminar la oscuridad y la materialización de ese proceso de conocimiento propio y de lo ajeno en que se convierte el poema, siempre en busca del centro y sus alrededores"(Santos Domínguez).
En Fiebre y compasión de los metales parte del motivo de los metales de los instrumentos y herramientas de trabajo para acercarnos a una realidad cotidiana tan áspera como enigmática. Una poesía barroca y a la vez indignada, inconformista, tan capaz de hablar de las cuchillas en las vallas de Melilla como del bisturí del cirujano o la hoz del campesino.
Incendio mineral, su último libro, es una reflexión sobre el tiempo y el fundirse de la poeta en él para abrazar lo individual y lo universal, lo cotidiano que es sustancia entre pasado y presente. Sus poemas nos formulan preguntas dolorosas: ¿qué hemos hecho por la dignidad del ser humano, la de los otros, la nuestra, con nuestro nombre, que lleva inscrita la propia identidad?: "¿Y si eres nadie?". "¿Y si nadie somos todos?".
*Balcells Domenech, José María, "La escritura de María Ángeles Pérez López: una escritura de las cosas y los cuerpos", en Lectura y Signo 13/2018. Recuperado en: https://www.researchgate.net/publication/329942531_Antologia_poetica_personal
[La foto de los segadores está tomada de Pinterest; la del páramo, de ecologiaverde.com]
¡Qué complejidad! Una bella complejidad, ojo...
ResponderEliminarPues es curioso eso de la simetría del cuerpo, aunque somos afortunados al contar sólo con un cerebro. Porque dos... ¡seguro que no pensarían mejor, que somos humanos y discutiríamos con nosotros mismos! Incluso llegaríamos al crimen en nuestro propio cuerpo... ¿y cómo cargar con medio cadáver?
Un poco anacrónico el segundo hermoso poema: ¿una atronadora y cómoda cosechadora se prestaría a lo poético como la humilde y siseante hoz? No creo.
Lamento no compartir las tan buenas intenciones del tercero. Al menos de esa forma ambigua en que se tratan estos temas de la solidaridad ya que el problema de la solidaridad es matemático: cuántas personas ajenas a una cultura podemos acoger sin trastocar la propia. Nunca lo plantean los bienintencionados intelectuales.
Y por cierto ¿por qué no puedo comentar desde el móvil
Carlos San Miguel
No sé por qué no puedes comentar desde el móvil. Esta respuesta está escrita desde mi móvil.
EliminarPues es curioso que una vez has contestado tú, sí que puedo acceder. Sin embargo, no puedo hacerlo en la anterior a ésta, donde todavía no hay comentarios...
ResponderEliminarPonlo en versión web, a ver si puedes.
Eliminar¡Sí! Así sí que puedo escribir comentarios en esas otras entradas. ¡Cuánto sabes jajaja
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