Francisco de Goya, Autorretrato ante su caballete (1785)
A Goya
Poderoso visionario, raro ingenio temerario, por ti enciendo mi incensario.
Por ti, cuya gran paleta, caprichosa, brusca, inquieta, debe amar todo poeta;
por tus lóbregas visiones, tus blancas irradiaciones, tus negros y bermellones;
por tus colores dantescos, por tus majos pintorescos y la gloria de tus frescos.
Porque entra en tu gran tesoro el diestro que mata al toro, la niña de rizos de oro,
y con el bravo torero, el infante, el caballero, la mantilla y el pandero.
Tu loca mano dibuja la silueta de una bruja que en la sombra se arrebuja,
y aprende una abracadabra del diablo patas de cabra que hace una mueca macabra.
Musa soberbia y confusa, ángel, espectro, medusa. Tal aparece tu musa.
Tu pincel asombra, hechiza, ya en sus claros electriza, ya en sus sombras sinfoniza;
con las manolas amables, los reyes, los miserables, o los cristos lamentables.
En tu claroscuro brilla la luz muerta y amarilla de la horrenda pesadilla,
o hace encender tu pincel los rojos labios de miel o la sangre del clavel.
Tienen ojos asesinos en sus semblantes divinos tus ángeles femeninos.
Tu caprichosa alegría mezclaba la luz del día con la noche oscura y fría:
Así es de ver y admirar tu misteriosa y sin par pintura crepuscular.
De lo que da testimonio: por tus frescos, San Antonio; por tus brujas, el demonio.
(Rubén Darío, Cantos de vida y esperanza, 1905) |
¡Qué genial entrada! Me han gustado mucho estas visiones de la obra del artista aragonés por parte de Rubén y Alberti y que nunca habría sospechado.
ResponderEliminarCarlos San Miguel