Preludios a una noche total, accésit al Premio Adonáis en 1969, reeditado en 2015, es un poemario que Antonio Colinas, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2016, empezó a escribir con veintiún años. En él está, en opinión del autor, lo esencial de su estilo: "la emoción, la intensidad y la pureza formal" junto a los temas constantes en su poesía: la naturaleza, el amor y la búsqueda de la plenitud, de lo que el poema elegido es un magnífico ejemplo.
El libro es una oda a la naturaleza que se inspira en el espacio originario leonés, pero -como observan C. I. Martínez Cantón y A. Rodríguez Pérez, en "Un viaje a través de los poemas: acercamiento al tratamiento espacial en la poesía de A. Colinas", Tropelías, 30, (2018)- no posee un referente real concreto, pues el poeta evita la concreción espacial posiblemente por influencia romántica o por afán universalista.
A propósito de la influencia romántica a que se hace referencia en el estudio citado, el autor declaró en la entrevista concedida a Winston Manrique Sabogal (en WMagazín, 09/02/2017):
El libro es una oda a la naturaleza que se inspira en el espacio originario leonés, pero -como observan C. I. Martínez Cantón y A. Rodríguez Pérez, en "Un viaje a través de los poemas: acercamiento al tratamiento espacial en la poesía de A. Colinas", Tropelías, 30, (2018)- no posee un referente real concreto, pues el poeta evita la concreción espacial posiblemente por influencia romántica o por afán universalista.
A propósito de la influencia romántica a que se hace referencia en el estudio citado, el autor declaró en la entrevista concedida a Winston Manrique Sabogal (en WMagazín, 09/02/2017):
Cuando saqué Preludios se hablaba de neorromanticismo, en unos tiempos que sonaba a sentimentalismo... Ya se valoró su conexión con el romanticismo centroeuropeo y para mí ha sido muy valioso. No es el romanticismo nuestro español, que es un poco de cartón piedra, un poco lacrimógeno y dramático, sino que es un romanticismo de los ingleses, los alemanes, del mismo Leopardi.
Gracias, Josefina, por traer este bellísimo poema de Antonio Colinas, que con tanta maestría trata los temas clásicos en moldes nuevos. Estremecen las nuevas imágenes que dan vida a un tema romántico. Podemos visualizar a los amantes y a la naturaleza que los envuelve. Y, con esos dos cuerpos que saben de amor, volvemos a vivir nuestros amores.
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen, por este precioso comentario, una muestra más de tus muchos conocimientos y de tu extraordinaria sensibilidad. Un abrazo.
ResponderEliminarA mí me ha encantado esa salida al campo en el atardecer, tan vívidamente descrita y sentida.
ResponderEliminarSólo un verso no comprendo del todo: el de los cascos en la nave, que yo supongo se refiera a los de un caballo en una nave construida con materiales modernos de la época (tocho y uralita), a modo de corral. Esto chirría un poco respecto a la imagen prodigiosa del dios Pan encaramado a un árbol, donde nunca lo habría imaginado dado sus patas de cabra...
Carlos San Miguel
Yo entiendo que nave es una imagen para referirse a la arboleda que atraviesan, que es como la nave de un templo. Lo que cruje es la vegetación aplastada por los cascos del caballo.
EliminarAh, claro, claro...¡Si es que tienes una vista poética...jeje
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