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domingo, 9 de octubre de 2016

"A la inmensa mayoría", de Blas de Otero



            A la inmensa mayoría

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos sus versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad.  Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.
                                               BLAS DE OTERO

De Pido la paz y la palabra, 1955

En el año del centenario de su nacimiento, recordamos a Blas de Otero (1916-1979) con una de sus composiciones más conocidas. Se trata del poema inicial  de Pido la paz y la palabra, libro que representa la ruptura con la poesía existencial  y el inicio de una nueva etapa, la de la poesía social; en palabras de  Alarcos, "el paso del yo al nosotros".

En la entrevista concedida a Manuel Michel ("Blas de Otero cuenta algo de su vida"*) para México de la Cultura, suplemento del periódico Novedades (12 de abril de 1959), Blas de Otero  explicaba así su evolución:
Me siento terriblemente solidario de la realidad social, lo que me impide sentirme solitario. Vea usted mi dedicatoria de Pido la paz y la palabra. Es la antítesis de la famosa frase de dedicación de Juan Ramón Jiménez -a quien admiro mucho- "A la minoría siempre, a la inmensa minoría...".Yo lo dedico a la inmensa mayoría. Y creo que no tenemos otro camino los poetas, o los escritores en general. Hay que hacer el camino inverso, romper las pequeñas capillas literarias, aumentar el número de los escogidos. Yo recojo de la "inmensa mayoría" mis inquietudes y mis temas y también mis palabras, y lo devuelvo todo. El subjetivismo es poco provechoso aun cuando tiene una función de base. En un momento dado, antes de Pido la paz y la palabra, mi inspiración provenía de los temas llamados "eternos", metafísicos, el hombre entre la vida y la muerte. Pero encontré mi centro de gravedad, como he dicho, y en él me apoyo. Es la España concreta, actual. Y la vuelta al Romancero y a Machado en el uso del lenguaje que entiende el pueblo.
El poema, una declaración de principios en cuartetos asonantados,  poetiza su trayectoria poética y adquiere forma de testamento ("mi última voluntad") al estar datado y firmado. El poeta, absorto hasta entonces en su mundo interior, dirige su mirada hacia los otros y ve   un mundo dominado por el odio y la violencia, destrozado por la guerra (representada aquí por aviones de combate y barcos de guerra: "ángeles atroces" y "horribles peces de metal"). Su poesía anterior le parece entonces tremendamente insolidaria, por eso "rompió todos sus versos" y, dando un giro radical a su poesía,  bajó a la calle con los brazos abiertos  para, en unión de sus semejantes, clamar contra ese horror y buscar la paz y la justicia.

*En  Obra completa (1935-1977). Edición de Sabina de la Cruz con la colaboración de Mario Hernández. Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2016, pp. 1119-1123.

Puedes escuchar otro poema del autor en este enlace:

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1 comentario:

  1. Gracias por la explicación sobre las intenciones del poema, ya que sin ellas, sería muy críptico y para nada habría adivinado qué quiere contar Blas de Otero (es que era de esos autores al final del libro al que no se solía llegar en los cursos escolares).
    Lo que pasa es que la mayoría social no nos merecemos las buenas intenciones de estos idealistas y pasamos de la solidaridad que muchas veces es impostada. Supongo que por eso ese movimiento poético fue breve y quedó circunscrito a la oposición ante la dictadura...y el intimismo es lo que perdura.
    Carlos San Miguel

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