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jueves, 3 de septiembre de 2015

Javier Rodríguez Marcos: sobre la continuación de 'Millenium'

Portadas de los tres libros de la serie Millenium escritos por Stieg Larsson

El pasado 27 de agosto se produjo el lanzamiento mundial de la cuarta entrega de la serie Millenium, cuyos tres primeros títulos son obra  del escritor y periodista sueco Stieg Larsson, fallecido repentinamente  a la edad de cincuenta años en noviembre de 2004, poco después de entregar a su editor el tercer volumen de la serie y meses antes de la publicación del primero de los tres volúmenes que le han dado fama mundial: Los hombres que no amaban a las mujeres (2005), La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (2006) y La reina en el palacio de las corrientes de aire (2007).

La trilogía, protagonizada por la hacker punki Lisbeth Salander y el periodista de investigación Mikael Blomkvist, publicada en cincuenta países y con más de ochenta millones de ejemplares vendidos, constituye uno de los mayores fenómenos editoriales de los últimos tiempos y, sin duda, un jugoso negocio cuyos derechos le disputaron el padre y el hermano del escritor  a la arquitecta Eva Gabrielsson, pareja de Larsson durante sus últimos treinta años. Según  Gabrielson, Larsson dejó escritas unas doscientas páginas del cuarto volumen y el plan de toda la obra que sumaría un total de diez entregas. Sin embargo, tras resolverse el conflicto legal  a favor del padre y el hermano debido a que Larsson -que no estaba casado con Eva- murió sin testar, los herederos  y la editorial  encargaron la continuación de la serie al periodista  David Lagercrantz, quien firma el nuevo volumen: Lo que no te mata te hace más fuerte (2015), protagonizado por los personajes creados por  Larsson.

El poeta y crítico literario Javier Rodríguez Marcos reflexiona en un reciente artículo publicado en El País sobre la legitimidad de un autor para continuar la obra de otro, y recuerda otros muchos casos similares en la creación literaria, para cuya valoración -opina- no  sirven los criterios aplicados en otras artes de creación más colectiva, como el cine o la arquitectura. Rodríguez Marcos se formula al respecto preguntas, que tal vez se hayan planteado también algunos de sus lectores, para las que no es fácil hallar una única  respuesta. Siendo evidente para el autor que, en el caso de Millenium, la motivación es fundamentalmente  económica y que se trata de la explotación de la marca creada por Larsson,  el lector-consumidor  debe exigir que el producto  se corresponda con lo indicado en la "etiqueta". Pero, en cualquier caso, y a pesar de que no todas las secuelas se rigen por criterios de calidad,  siempre existe  la posibilidad  y la esperanza de que la obra del continuador alcance una superior calidad literaria.

Lee el artículo de Javier Rodríguez Marcos ('Millenium', marca registrada) en este enlace:

Stieg Larsson, creador de Millenium

3 comentarios:

  1. Decepcionante, en mi opinión, esta cuarta entrega. Mikael Blomkvist no tiene demasiado protagonismo y, en cuanto a esta Lisbeth, tiene poco que ver con la creada por Larsson, se parece más a otro tipo de heroínas popularizadas por el cómic y/o el cine.

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    1. Interesante opinión, A. Gracias.
      Respecto al caso 'Millenium' y otros similares, dice Antonio Lozano (Librújula, nº 4) que "algunos escritores negrocriminales de hoy se dedican a colonizar el nombre de sus compañeros más célebres, cuyos universos literarios se apropian previo acuerdo con los herederos -auténticos partners in crime-. El autor comete un doble "crimen": sobre el difunto -poniéndose su traje- y sobre sí mismo -matando su originalidad-".

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  2. Pero, poniéndose uno en el lugar del nuevo autor...¡es que debe de ser muy duro ejercer de "suplantador", sin libertad para aportar parte de su identidad. Así que será inevitable ceder a la tentación. Supongo que los traductores deben de pasar por la misma tensión creativa.
    Carlos San Miguel

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