Carmen Pallarés, escritora, periodista y pintora española, nació en 1950 en Madrid, ciudad donde reside. Estudió Filosofía, Periodismo y Artes Plásticas para dedicarse profesionalmente al periodismo cultural y la crítica de arte, a la pintura y a la creación poética.
En 1979 publicó su primer poemario, Del lado de la ausencia, al que han seguido Molino de agua, 1980; La llave de grafito, 1984 (accésit al premio Adonáis 1983); Caravanserei, 1987 (premio Esquío 1986), Antología (1979-1986), 1987; Luces de travesía, 1989; Abba, 1989; Esgrima, 2005; Cardiá (1969-2009), 2010; Camino de mi palacio, 2012, y Partitura adelante, 2013. Ha sido incluida en varias antologías.
Su producción poética, en la que se percibe la influencia de los clásicos conceptuales españoles (los poetas de cancionero, Garcilaso y Quevedo) junto a la de las poesías china y árabe, rechaza la grandilocuencia y tiende a la concentración expresiva. Se advierte, asimismo, una faceta culturalista pues en sus versos se dan cita motivos referidos a culturas, geografías, objetos, escritores, a menudo preferidos por su exoticidad y rareza. Sus temas esenciales son el misterio, la pintura, las artes en general, el mar, el aire, el tiempo y la infancia.
En Abba, como señala Pablo Luque Pinilla, "revela la certidumbre de un misterio, como fuente y origen de todo", hasta el punto de que "sin este conocimiento hay que resignarse a lo incompleto, a lo engañoso, a lo insuficiente". El título, un término del arameo que significa 'padre' y una de las últimas palabras pronunciadas por Jesucristo antes de morir, hace referencia de alguna forma a la muerte del padre de la autora, acaecida en fechas próximas a la publicación del libro. Pero "el grito abba", en un libro que "responde a la llamada de la escritura como evidencia del origen de un destino", es también "el reclamo del conocimiento, la exploración de esa atmósfera onírica y desesperada que fundamenta la interrogación artística y personal", en opinión de José María Barreda, para quien "la imagen lírica del crucificado y su amargura se convierte en símbolo profano del proceso de creación, correlato de la lucha entre el esfuerzo y la pasión del artista y la realidad imposible, los límites del artista".
En 1979 publicó su primer poemario, Del lado de la ausencia, al que han seguido Molino de agua, 1980; La llave de grafito, 1984 (accésit al premio Adonáis 1983); Caravanserei, 1987 (premio Esquío 1986), Antología (1979-1986), 1987; Luces de travesía, 1989; Abba, 1989; Esgrima, 2005; Cardiá (1969-2009), 2010; Camino de mi palacio, 2012, y Partitura adelante, 2013. Ha sido incluida en varias antologías.
Su producción poética, en la que se percibe la influencia de los clásicos conceptuales españoles (los poetas de cancionero, Garcilaso y Quevedo) junto a la de las poesías china y árabe, rechaza la grandilocuencia y tiende a la concentración expresiva. Se advierte, asimismo, una faceta culturalista pues en sus versos se dan cita motivos referidos a culturas, geografías, objetos, escritores, a menudo preferidos por su exoticidad y rareza. Sus temas esenciales son el misterio, la pintura, las artes en general, el mar, el aire, el tiempo y la infancia.
En Abba, como señala Pablo Luque Pinilla, "revela la certidumbre de un misterio, como fuente y origen de todo", hasta el punto de que "sin este conocimiento hay que resignarse a lo incompleto, a lo engañoso, a lo insuficiente". El título, un término del arameo que significa 'padre' y una de las últimas palabras pronunciadas por Jesucristo antes de morir, hace referencia de alguna forma a la muerte del padre de la autora, acaecida en fechas próximas a la publicación del libro. Pero "el grito abba", en un libro que "responde a la llamada de la escritura como evidencia del origen de un destino", es también "el reclamo del conocimiento, la exploración de esa atmósfera onírica y desesperada que fundamenta la interrogación artística y personal", en opinión de José María Barreda, para quien "la imagen lírica del crucificado y su amargura se convierte en símbolo profano del proceso de creación, correlato de la lucha entre el esfuerzo y la pasión del artista y la realidad imposible, los límites del artista".
Jo, pues yo hablaría de,aún con lenguaje sencillo,
ResponderEliminarinfluencias gongorianas en el concepto, porque mira que es difícil de entender la última parte...¡Y qué manía la no poner comas ¿Por qué
Qué ignorancia la mía: no sabía que aquel grupo sueco tuviera un nombre con un significado tan bíblico...
Carlos San Miguel