Juana de Ibarbourou (Melo, Uruguay, 1895 - Montevideo, 1979), nombre por el que se conoce a la poeta uruguaya Juana Fernández Morales, que adoptó el apellido de su marido, el capitán Lucas Ibarbourou. Hija de gallego y uruguaya, está considerada una de las voces más personales y figura clave de la lírica hispanoamericana de principios del siglo XX. Sus poemarios Lenguas de diamante (1919), El cántaro fresco (1920) y Raíz salvaje (1922), de estilo apasionado y sensual, tienen una clara influencia modernista. Más tarde evolucionó hacia el vanguardismo (La rosa de los vientos, 1930). Tras un silencio de veinte años reaparece con obras en las que profundiza en el abandono, la soledad y la cercanía de la muerte, entre las que destacan Romance del destino (1955), Canto rodado (1956) y Elegía (1968). El éxito de sus primeros poemarios hizo que en 1929 un grupo de artistas y diplomáticos de distintos países la proclamara “Juana de América”. A partir de 1940 su popularidad traspasó las fronteras de América, y para 1953 ya se publicaban sus obras completas en España; en 1950 la nombraron presidenta de la Sociedad Uruguaya de Escritores, y en 1955, su obra fue premiada por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid. Cuatro años más tarde, recibió por primera vez el Premio Nacional de Literatura de Uruguay.
Entradas relacionadas:
Entradas relacionadas:
¡Bonito de verdad! ¡Y sensual sin estridencias, que el aspirar un perfume también lo es! No me cuesta imaginar a la poeta como protagonista del poema porque su belleza, si la foto coloreada es cierta, es abrumadora.
ResponderEliminarJuana de Ibarborou es otra poetisa con aroma de lecturas infantiles en el libro de texto; eso me trae a la cabeza.
Mucho mejor con ese apellido más exótico (aunque parece vasco, de aquí al lado) y tan definitorio.
Aunque a mí se me antojaba que sería una figura del siglo XIX, mira por dónde...
¿Y qué le ocurriría para que se silenciara durante veinte años? ¿el sometimiento a las obligaciones domésticas? ¿pérdida de ilusión por la escritura? ¿miedo a defraudar tras alcanzar el éxito?
Carlos San Miguel