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lunes, 22 de enero de 2024

'Tiempo de prodigios', de Simeón Martín Rubio

Grupo de lectura "Leer juntos" del IES Goya
Sesión del 18 de diciembre de 2023
Autor: Simeón Martín Rubio
Obra comentada: Tiempo de prodigios. Comuniter, 2023.








Algunos apuntes con mirada histórica sobre la obra  
Tiempo de prodigios de Simeón Martín Rubio

 

 La novela, o la historia de vida o el estudio socio-histórico sobre la minoría morisca en el s. XVI de Simeón Martín Rubio, Tiempo de prodigios, me ha gustado mucho, porque contiene los elementos esenciales que, desde mi punto de vista, la literatura puede aportar a la historia, sin entrometerse ni interferirse, incluyendo aquellos aspectos que componen la historia total, que, muchas veces, no se abordan en los libros de Historia, en los que predomina lo político. Y empiezo por aquí porque precisamente son  esos elementos los que yo voy a tratar de analizar.

No me referiré a la obra en sí ni a los aspectos literarios; para ello hay otras voces con más autoridad. Sólo dos detalles sobre el libro:

-     El título, Tiempo de prodigios, hace referencia, por una parte, a su tiempo y a su realidad. Por otra, este título está lleno de simbolismos, sugerencias y emotividad.

-      La imagen de la portada, una reproducción de una de las miniaturas del libro Las muy ricas horas del Duque de Berry (ca. 1410), representa una típica escena feudal en la Edad Media tardía, una realidad social prolongada hasta tiempos no tan lejanos. Menos lejanas son las dificultades sociales de las que habla la novela.

En primer lugar, quiero destacar el rigor histórico de la novela, lo que conlleva un  exhaustivo trabajo de investigación y documentación histórica en archivos y bibliografía y un gran conocimiento de la historia. Las explicaciones del autor sobre el descubrimiento del documento y la historicidad de los personajes son muy esclarecedoras. Yo las incorporaría al texto, junto con el documento final.

La obra muestra, además, un absoluto respeto por la historia. Los hechos históricos no se abordan, no se entra en ellos, no se deforman. Son el bastidor, el escenario donde se desarrolla la acción. Se citan, a modo de pinceladas, para proporcionar la localización cronológica, geográfica y política. No es un libro de historia, sino un libro con historia.

      ¿Qué aporta Tiempo de prodigios a la Historia?

1.       Una visión realista de la sociedad del Antiguo Régimen

La famosa pirámide de la sociedad feudal nos ha creado una imagen mental  de estricta separación de clases y los “malos usos”, con el cinematográfico ius prima noctis, que, seguramente, nunca existió, una  idea equívoca de la convivencia cotidiana en otros tiempos.

La novela cuenta el día a día y muestra estas relaciones de forma muy diferente. La sociedad feudal, por ser una sociedad atomizada y ruralizada, mantiene unas relaciones de proximidad y cercanía y de convivencia, sin que ello signifique que no existan las diferencias de clase, discrepancias, conflictos y enfrentamientos entre diferentes grupos y estamentos.  Está muy claro que no es lo mismo el estatus de un capataz que el de un pechero, aunque el primero también deba pagar sus impuestos al señor. Y que hay formas de alcanzar un cierto estatus, aunque eso provoque las envidias de los otros.

La cercanía posible del señor con sus súbditos, al menos con algunos, las relaciones entre las gentes distintas, vecinos, amigos y transeúntes, los corrillos callejeros en los que se conocían las noticias o se producían interesantes conversaciones, la difusión de los chascarrillos….

La novela se centra en un grupo social determinado, los hispano-musulmanes, grupo de gran trascendencia en el espacio peninsular bajomedieval: los mudéjares (el término no implica conversión al cristianismo) y los musulmanes conversos. Los moriscos o “cristianos de moro”, como se los denominaba en la época, entre el 20 y 30 % de la población en la Corona de Aragón. Una minoría social que ha pasado de la condición de dominadora a dominada y más adelante, por razones de política interior y política exterior, ha sido obligada a perder uno de los elementos más importantes de su identidad, la religión. Finalmente, en 1609, a pesar de tratarse de población hispana, fue obligada a partir al exilio.

Siglos de convivencia, habitualmente pacífica por las necesidades políticas y económicas, no lograron la homogeneización social y la integración, como muestran la pervivencia de numerosos rasgos culturales y la insistente búsqueda de la identidad.

Todo ello queda  muy bien reflejado en la novela.

2.      El urbanismo de la época

La obra se desarrolla en ambientes urbanos, pequeñas y medianas ciudades tardo-medievales hasta la renovada ciudad de la Corte. Burbáguena, Deza y Zaragoza, pero también Daroca, Valencia, Alcalá, Medinaceli y  Madrid. El estudio urbanístico explica la estructura, la función, el uso y, lo más difícil, el propio ambiente de las calles y plazas, sin olvidar el nomenclátor, con el significado  y razón del nombre de las calles.

3.      Los viajes

Los continuos desplazamientos de los protagonistas son aprovechados por el autor para construir un auténtico mapa de carreteras que dan idea de los recorridos, la articulación de los pueblos y ciudades y las dificultades de las comunicaciones. Y si seguimos los itinerarios sobre el mapa, podemos identificar los accidentes geográficos e imaginar los relieves y paisajes, no exhaustivamente descritos en la novela, pero cuando lo hace, como en el caso del  Moncayo, es con gran detalle y verismo (cf. Pilar Cancer).

4.      Profesiones y ocio, dos aspectos de la vida cotidiana

El catálogo de actividades laborales, artesanales y comerciales es muy largo y ello da una interesante imagen de la vida económica de lo que hoy llamamos pueblos, mientras las actividades meramente agrícolas tienen menor protagonismo.

Dos “oficios”, las profesiones de los protagonistas, destacan sobre las demás: la profesión de sanador y la profesión de narrador, “cuentacuentos”, memorioso  o como se le quiera llamar (aquí se aúnan, casual y oportunamente, la documentación histórica y los gustos del autor), pero podemos seguir el rastro de muchas más, con buena información de los tipos de trabajos que se realizan, las formas de intervenir, los instrumentos de trabajo, etc.

El tratamiento de la profesión de sanador es amplio y profundo. Enfermedades, formas de sanar, remedios sanadores, plantas y minerales… y la creciente polémica entre las prácticas tradicionales y las nuevas instituciones que desembocaron en la intransigencia inquisitorial.

La segunda profesión, la de narrador, da acceso a otro importante aspecto social, el ocio. Ferias, fiestas, celebraciones religiosas y sociales, veladas en las casas privadas, pudientes o no, tabernas… dan pie al autor a introducir un tema bien conocido por el autor, el ambiente literario de la época. Una excelente lección de historia de la literatura y un buen repertorio de editores, literatos, incluidas las literatas, en la época renacentista.

En los dos casos se plantea también la forma del acceso al conocimiento. Y, otra vez, un acercamiento cercano y personal del autor: la educación, con otras formas de docencia y discencia.

5.      La vivienda, el vestido, los objetos de la vida cotidiana

La descripción de todo el escenario material en el que se desarrolla la vida social es  extenso, preciso y meticuloso. Y enormemente pictórico, evocador de la pintura del Barroco.

6.      La Inquisición

Como el autor en su novela, he querido dejar este aspecto para el final.

Es verdad que se está anticipando desde el comienzo, “se masca la tragedia”.  Pero también es verdad que los procesos inquisitoriales han sido abundantemente tratados por la historia y la literatura y este, con gran acierto, no es el tema de la novela. Un morisco sabio, sanador y con éxito social sólo puede acabar en la hoguera, afortunadamente para él, “en efigie”.

7. El vocabulario y el estilo narrativo (“cervantino”, cf. Carmen Romeo, 2023, “Tiempo de prodigios”. MOCADE) son, sencillamente, deliciosos. La precisión en las muy exhaustivas enumeraciones es excelente, tal vez excesiva. Aunque creo que aquí existe una clara intención del autor, para acercarnos, quizá, a una literatura más oral, más homérica.

7.      A la editorial COMUNITER

Me atrevo a pedirle a la editorial una nueva revisión del texto para eliminar algunas erratas en una próxima reedición.

Y también una mayor proyección y promoción de esta obra, que yo considero una de las mejores novelas históricas que he leído desde hace mucho tiempo.

 

Concha Gaudó Gaudó



Tres breves apuntes a Tiempo de prodigios de  Simeón Martín Rubio

Género

Tiempo de prodigios es una obra inequívocamente literaria, pero de muy difícil adscripción a un género. ¿Novela histórica? ¿Historia novelada? Todo el libro es Historia e “Intrahistoria” con toda la documentación necesaria y su correspondiente erudición, recabadas durante más de veinte años de investigación. Hay también Historia de la Literatura y del ocio ligado a la misma, tratados con documentación y rigor.

Desde 1868 en España se inicia una tendencia literaria encarnada por Benito Pérez Galdós, que propugna que las obras de tema histórico estén fundamentadas en documentación “positiva.” Esta narración cumple con el requisito muy por encima de lo exigible a una obra de ficción, lo que la convierte en “literatura para historiadores”.

 Y precisamente la proporción de información histórica que contiene y su especial tratamiento estilístico hacen de ella un ensayo histórico y literario al mismo tiempo, es decir, una narración compleja de muy difícil inscripción por género.

La literatura

Tiempo de prodigios es la obra de un filólogo y por todas partes aparece su pasión por el libro, cuya presencia es constante: enumeraciones de libros de medicina natural y artes curativas, alguno especialísimo, como el Liber pantegni; la nómina exhaustiva de las novelas de caballería; la precisa cita de los principales editores; la mención de los principales autores, incluido Cervantes, que forma parte del argumento y de la propia estructura de esta novela, etc.

Y, además, la “huella lectora”. El rastro es de tales dimensiones que, a veces, funde obras muy distantes en el tiempo: La Celestina, la abundante literatura erótica de los siglos XVI y XVII, y Yerma se unen en el episodio del “exorcismo” de Ana Sanz, aquejada de un extraño mal que resulta ser “mal de madre”, para el que se le da la solución lorquiana: “Son muchas las romerías que hay a las que puedes ir con tu marido y con el pretexto de rezar a la Virgen buscar el remedio donde esté, ya sabes en qué consiste”. (p. 230)

Narración, Descripción y Diálogo

Tiempo de prodigios es una obra narrada, con extensas descripciones y una gran proporción de diálogo.

Merecen especial mención las enumeraciones, en las que destaca el completo vocabulario perteneciente a las plantas medicinales y a los remedios naturales para combatir la enfermedad, que el autor usa con prolijidad y una certera voluntad de estilo. En esas descripciones exhaustivas radica en tantas ocasiones el tono lírico de la novela, que llega a su punto máximo, la enumeración caótica, ante la presencia de un buhonero. (p.156)

El diálogo es abundantísimo y va cobrando un ritmo más vivo e intenso a partir de la segunda mitad del texto, lo que se debe, según explicación del propio Martín Rubio, a un fallo informático que le borró la segunda parte y hubo de reconstruirla. En este caso, se cumple el refrán “No hay mal que por bien no venga”.

Tiempo de prodigios, a lo largo de sus 375 páginas, pide una lectura larga y siempre atenta, y lo logra por el interés de todos los temas, sometidos a su probada habilidad literaria.   

Francisca Soria


Simeón Martín Rubio (Burbáguena, Teruel, 1946)

Reproducimos a continuación la semblanza biográfica escrita por Carmen Romeo Pemán y publicada en el blog Letras desde Mocade con ocasión de la presentación de la novela Tiempo de prodigios, que tuvo lugar el 27 de abril de 2023 en el Museo de Zaragoza. Recomendamos la lectura de la entrevista que le hizo nuestra compañera de tertulia Carmen al autor y que se recoge en el mismo artículo.

Tengo el placer de presentaros a Simeón Martín Rubio. Y tengo tantas cosas que decir, que no sé por dónde empezar.

Conocí a Simeón cuando yo llevaba uniforme y calcetines blancos. Luego coincidimos en la Facultad, en esa época que tan bien refleja en su primera novela, Pintan Bastos. Profesionalmente nos fuimos pisando los talones. Yo llegué al Instituto Goya el mismo año que él se fue destinado a Borja, adonde también habían destinado a mi marido. Y la araña del destino nos fue envolviendo, fuimos haciendo amigos comunes, que llegan hasta hoy.

Simeón, Chimeneo en la Facultad y Chime para los amigos, nació y vivió su infancia en Burbáguena. Cuatro siglos antes había nacido allí Bartolomé de Palau, un importante autor de teatro de la escuela prelopista, y la familia del médico Juan de Luna: su mujer, partera y su hijo, Román Ramírez, un memorioso recitador de novelas de caballería. En el mismo siglo XVI, pasó su infancia el nieto de Juan de Luna, Ramón Ramírez junior, otro morisco sanador como su abuelo y recitador memorioso como su padre. Precisamente esta familia de cristianos de moro nos convoca hoy para que oigamos las confesiones del proceso inquisitorial de Ramón Ramírez. Y estas raíces, tan largas y tan hondas, han condicionado la vida y las aficiones de nuestro Chime, habitante del barrio del Moral, como la familia de Juan de Luna.

Simeón es catedrático de Lengua y literatura, escritor de poemas y novelas, autor, adaptador y director teatral. Ha ejercido de profesor en el Instituto Goya de Zaragoza (1972-1977), en el Juan de Lanuza de Borja (1977-1983) y el Avempace de Zaragoza (1985-2011), donde fue uno de los impulsores de la REM; creador y mantenedor del grupo de teatro del instituto y un profesor de referencia.

Con la escritura nos ha dado tempranas y constantes alegrías. A su primera novela, Pintan bastos (1980, Ámbito Literario), le siguieron Aire de un momento (Bóveda de Borja, 1981) y los escritos nacidos al calor del buen yantar en el Instituto Avempace: Silva de varia cocción. (Cuadernos 1 y 2. 1996-1997), Cocer y contar. (Cuadernos del 3 al 8. 2005). Y, finalmente, Comer y contar (Cuadernos del 9 al 23, 2006-2021). En ello sigue cada viernes durante el curso, hasta hoy.

Pero su gran vocación es el teatro, como habréis notado en las páginas de Tiempo de Prodigios. Ha sido, y es, director, autor, adaptador y actor en varios grupos teatrales. En 1978 fundó el grupo de teatro del Instituto de Borja que representó sus obras en los pueblos de la comarca, dentro de las actividades culturales. Los alumnos de Borja, dirigidos por Simeón, fueron los primeros que representaron en España Proceso por la sombra de un burro de Friedrich Durrenmatt. A esta le siguieron otras. Con Yerma de Federico García Lorca obtuvieron el Primer Premio de Teatro Rural en Alfajarín. También representaron Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciaca, de José Martín Recuerda, escrita en 1970, inicialmente, prohibida por la censura.

En su etapa del Avempace (1985-2011), y como profesor jubilado (2011-2023) ha dirigido tres tipos de grupos teatrales: Sólo con alumnos. Con profesores y padres. Y, finalmente, solo con profesores, en lo que siguen hasta hoy, dentro de la Red de la Experiencia. Han representado en Institutos y Centros Cívicos de todo Aragón. Muchas obras adaptadas por el propio Simeón y El derecho de la mujer al voto, de la que es autor. Una pieza única en su género que se representa cada año en varios centros y que ya es un clásico para la celebración del 8 de marzo.

Pero, por encima de los actos académicos, Chime es nuestro bardo de cabecera. Es el poeta que inmortaliza las hazañas de un grupo de amigos nacido al calor del instituto de Borja. Nosotros, sus amigos, hemos recogido esos poemas espontáneos, de gran frescura y calidad, en dos publicaciones; Cutorrimas, escritas en medio de las faenas de la matanza de unos cerdos en Maleján,  Zaragoza. Y Pateando en las alturas, escrito en Espierba, Huesca, entre hígados y muslos de patos, salpimentados con abundantes partidas de guiñote.

Carmen Romeo Pemán

 

Carmen Romeo y Simeón Martín a la izquierda. 
Distintos momentos de la tertulia




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