La escritora italiana Ada Negri (Lodi, 1870-Milán, 1945) nació en el seno de una familia muy pobre. Su padre murió cuando ella tenía un año, y su madre trabajó en una fábrica como tejedora. Junto a su abuela, Ada vivió una infancia solitaria, en la portería de una casa aristocrática desde donde observaba a la gente que pasaba por la calle. Gracias a los sacrificios de su madre, en 1887 pudo graduarse como maestra de primaria, y al año siguiente empezó a enseñar en la escuela de Motta Viscontti, un pueblo próximo a Milán.
En esta época empieza a componer sus primeros poemas, recogidos en el volumen Fatalidad (1892), en los que denuncia las míseras condiciones de vida de las clases bajas italianas. El éxito de su libro hizo que se le concediera el título de docente ad honorem por el que pudo ejercer como profesora en un centro de secundaria de Milán. En esta ciudad entró en contacto con miembros del partido socialista italiano, del que formaba parte Benito Mussolini. El tono de denuncia y los temas sociales continúan en su segundo libro, Tempestad (1894), lo que le valió el sobrenombre de "poetisa del Cuarto Estado", es decir, del proletariado.
En 1896 contrajo matrimonio con el empresario Federico Garlanda, con quien tuvo dos hijas, Bianca y Vittoria, que sobrevivió apenas un mes. A partir de entonces su poesía se hace más introspectiva, centrada fundamentalmente en la temática de la mujer y en los problemas existenciales, especialmente en la soledad humana: Maternidad (1904) y De lo profundo (1910). Separada de su marido, marchó a Suiza donde permaneció hasta la entrada de Italia en la Primera Guerra Mundial y donde publicó Exilio (1914).
Instalada de nuevo en Milán, sus siguientes poemarios, influidos por la estética preciosista de Gabriele D'Anunzzio, se inspiran en su propia peripecia vital. Así ocurre en El libro de Mara (1919), largo poema basado en una turbulenta relación amorosa, escrito con una sinceridad inusual en una sociedad tan conservadora como la italiana; Ventanas altas (1923) y Los cantos de la isla (1924). Sus últimos libros (Vespertina, 1930, y El don, 1936), escritos en un estilo más depurado, expresan su concepción cristiana de la vida.
Entre sus obras en prosa destacan Las solitarias (1917), Estrella matutina (1921) y Hermanas (1929), en las que evoca sus años de infancia.
En 1931 recibió el Premio Mussolini, lo que la consagró como una intelectual del régimen, y en 1940 se convierte en la primera mujer miembro de la Academia de Italia.
La imagen superior pertenece a la película Hiroshima, mon amour (Alain Resnais, 1959).
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