Nadia Anjuman. (elperiodico.com) |
En septiembre de 1995 los talibanes se apoderaron de la ciudad de Herat y destituyeron al gobernador de la provincia. Con los talibanes en el poder, las libertades de las mujeres se vieron muy restringidas y se les privó del acceso a la educación (cerraron las escuelas para niñas y se prohibió la instrucción privada de las mujeres). La costura y el bordado eran las únicas enseñanzas permitidas para ellas, por lo que en 1996 Anjuman se unió a otras jóvenes de su ciudad en los Círculos de Costura de Herat y comenzó a asistir a un círculo educativo clandestino llamado Escuela de Costura Aguja de Oro, dirigido por el profesor de universidad Muhammad Ali Rahyab, en el que estudiaban a autores prohibidos como Shakespeare o Dostoievski. Las mujeres del grupo se reunían tres veces por semana con el pretexto de aprender a coser, pero en realidad asistían a conferencias impartidas por profesores de la Universidad de Herat y participaban en debates sobre literatura. Todos los participantes se arriesgaban a sufrir terribles castigos e incluso a ser condenados a la horca, de haber sido descubiertos. Para evitarlo, hacían que sus hijos jugaran en las proximidades del edificio donde se reunían, de modo que les pudieran avisar de la presencia de la policía.
La caída del régimen talibán en 2001, tras la invasión de Estados Unidos en respuesta a los atentados del 11-S, permitió a Nadia estudiar Literatura persa en la universidad de su ciudad natal. En 2005, cuando aún era universitaria, publicó su primer libro de poesía, Gul-e-dodi (Flor roja oscura o Flor ahumada), que alcanzó cierta notoriedad no solo en su país sino también en Pakistán e incluso en Irán. La suya es una poesía testimonial en que la autora expresa sus ansias de libertad con un lenguaje actual, nada afectado, e introduce un punto de vista juvenil en la poesía dari.
Sobre su profundo compromiso con la poesía y sus temores e inseguridades en el ejercicio de la creación, confiesa la autora:
Desde que tengo memoria, he amado la poesía, y las cadenas con las que seis años de cautiverio bajo el régimen talibán me ataron los pies me llevaron a entrar vacilante en la arena de la poesía. El estímulo de amigos que pensaban como yo me dio la confianza para seguir este camino, pero incluso ahora, cuando doy el primer paso, la punta de mi pluma tiembla, como lo hago yo, porque no me siento a salvo de tropezar en este camino, cuando el camino por delante es difícil y mis pasos son inestables.
Algunos meses después de la aparición de su primer libro, 4 de noviembre de ese mismo año, la policía encontró el cuerpo sin vida de Nadia en su casa de Herat. La muerte fue causada por la paliza propinada por su marido (un graduado en literatura) y algunos familiares de este, que, al parecer, consideraban a Nadia una deshonra para su familia por escribir sobre amor y describir la opresión de las mujeres afganas. Le sobrevivió un hijo, que en el momento de su muerte tenía seis meses y quedó bajo la custodia del marido. Este apenas pasó un mes en la cárcel pues, oficialmente, su muerte se consideró suicidio. También dejó un segundo libro inédito: Yek sàbad délhore (Una abundancia de preocupaciones), con poemas que expresaban su aislamiento y la tristeza en su matrimonio. Su brutal asesinato inspiró a Atiq Rahimí (1962), escritor afgano residente en París, para escribir la novela Syngué sabour. Pierre de paciencia (La piedra de la paciencia), con la que ganó el premio Goncourt en 2008.
Los recientes sucesos en Afganistán, con la vuelta al poder de los talibanes, hacen más necesarios si cabe su poesía y el ejemplo de su lucha en defensa de los derechos de las mujeres.
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En el segundo poema, compuesto en 2001, quizá más difícil de comprender que el primero, utiliza un lenguaje directo para expresar su compasión por las mujeres más pobres de su país, que parecen casi espectros. El poema comienza y termina con una metáfora esperanzada en su promesa de vida en el desierto (www.universeofpoetry.org).
*La versión no poética en castellano de este poema se basa en la versión en inglés de Mahnaz Badihian y en la versión en italiano de Cristina Contilli.
La traducción del segundo poema es de María Germaná Matta, a partir de la versión inglesa de Suzanna Olszewska y Belgheis Alavi.
[Imagen inicial: guioteca.com]
¡Y que el resto del mundo permitamos esto ¡Y que haya naciones que no se hayan pronunciado en contra...(Ciertamente, es curiosa la Historia porque hace treinta y tantos años sí lo hacían frente a la oposición de Occidente pero ahora uno desearía una alianza universal y contundente contra estos fanáticos retrógrados! Bah, no se puede esperar nada bueno de los dirigentes de este mundo...
ResponderEliminarCarlos San Miguel
Podría escribir con rabia, debería. Ya es hora de decir BASTA A ESTA BARBARIE. Allí nace la guerra, en esas bestias sanguinarias de furor impío, sabiéndose derrotados los cobardes. Despechados infames, no podrán someterlas atando sus manos con cien nudos a la espalda, ni cerrando terribles puertas con hierro y apretados cerrojos. En nombre de NADIA ANJUMAN levantemos un clamor que en los cinco continentes sea un despertar que avive el respeto a las mujeres.
ResponderEliminarHONOR a NADIA ANJUMAN
J.A.Dorbecker (parafraseando a BARTOLOMEO PLÁTINA (1421-1481)
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