INSURRECCIÓN
EN MAYO
A Ángel
Aguilar
Si vierais,
qué belleza,
la vida en
mayo, por las calles frescas,
con pequeñas
terrazas aún vacías,
aún vacías
pero que ya laten, ya están latiendo,
desplegando
las alas de sus vistosos parasoles,
a la espera
de esa ola de vibrante esplendor,
mientras
cantan, aquí y allá, a lo largo de la calle,
verdeando
balcones y ventanas, los pájaros
enjaulados:
jilgueros,
canarios,
periquitos... Cantan
en un
inesperado motín de dicha
y cantan
también otros pájaros libres
que el
desmedido resplandor oculta.
Y yo, que
tanta intimidad
tengo con
rejas y grilletes;
yo, que
camino cojeando hacia el lazo fatal,
hacia el
zarpazo súbito del gato callejero,
si vierais,
qué belleza,
siento la
insurrección de la alegría,
cabrillea la
luz en mi conciencia ciega,
y canto como
un pájaro cautivo,
canto,
canto, celebro este instante de mayo,
este
instante de vida,
fugaz,
irrepetible.
(Tiempo
de renuncia, Pre-Textos, 2004)
VIEJO POETA
He recibido
todo de vosotros:
premios,
honores, reconocimientos.
Se han
rendido a mis méritos, con unánime aplauso
las
difíciles puertas de la Academia.
Los jóvenes
me llaman maestro y procuran emularme.
Con la edad
he logrado domesticar al tigre
que llevo
dentro; ser cortés,
amable, agradecido.
Y,
orgulloso, en mi pecho ostento las medallas
de las más
altas distinciones.
Medallas...
¡Infantiles abalorios,
despiadados
cencerros de la gloria!
Cuánto,
cuánto daría por ser torpe, inexperto,
maravillado,
joven balbuceante
con todos
los poemas por delante.
(De la frontera, Pre-Textos,
2009)
Jajaja...casi se echa de menos al ballestero del romance El Prisionero.
ResponderEliminarContradictorio: se pasa uno la juventud esperando los reconocimientos y luego los desestimamos porque era mejor la lucha por conseguirlos...
Me parecen fabulosos esos versos de los "infantiles abalorios" y "cencerros de la gloria".
Carlos San Miguel