El próximo día 11 de febrero, dentro de las actividades del programa
Leer Juntos, comentaremos la novela Alexis Zorba el griego, del escritor Nikos
Kazantzakis. Contaremos en esta ocasión
con la presencia del profesor de griego moderno de la Universidad de Zaragoza,
Manuel Giatsidis, que nos ilustrará
sobre el autor del libro y el contexto histórico que vivió el autor y sus
personajes.
Mar, dulzura del otoño, islas bañadas en luz, diáfano velo de garúa que cubre la inmortal desnudez de Grecia. Dichoso del hombre, iba yo pensando, al que antes de morirse le haya sido dado navegar por las egeas aguas.
Muchos son los goces de este mundo: mujeres, frutas, ideas. Pero hender las aguas de este mar, en el tierno otoño, murmurando el nombre de cada isla, supera a toda otra alegría y abre en el corazón del hombre un paraíso. En ninguna otra región pasa uno tan serena, tan fácilmente, de la realidad al ensueño. Todo límite se sutiliza y en los mástiles de la más vetusta embarcación brotan ramilletes y racimos. Dijérase que aquí, en Grecia, el milagro es la flor de la necesidad.
(Kazantzakis, Nikos: Alexis Zorba el griego. Traducción de Roberto Guibourg. Madrid, Alianza, 1985, pág. 21)
Sinopsis del libro:
Se trata de una delicada novela que transcurre fluida, llena de metáforas, poesía y lecciones de vida. En ella un hombre letrado se ve envuelto en el mundo de un nómada como Zorba y se da cuenta de la errada vida que llevaba dejándola atrás para vivir en carne propia la hermosura de estar vivo.
Dispuesto a rescatar una mina de su propiedad en la isla de Creta, este joven amante de los libros emprende el viaje, en el trayecto un singular personaje le propone embarcarse con él y trabajar en su mina.
La belleza de la novela empieza cuando, lenta y sutilmente, Kazantzakis describe sus vivencias en la isla y la manera en la que Zorba cautiva a su joven jefe.
Encerrado en sus libros, con un horizonte preconcebido y cerrado, el joven descubre que la verdadera vida se encuentra afuera y hay que vivirla para poder maravillarse de ella, no leerla.
Al final no consiguieron nada material,
se acabó el dinero, no explotaron la mina, pero una huella indeleble quedó en
el alma de los dos.
Su espíritu de niño, su inmensamente tierna capacidad de asombro y sobre todo su amor a la naturaleza y a la raza hembra hacen de Alexis un personaje inolvidable capaz de marcar a cualquiera.
En esta maravillosa e inolvidable novela, Nikos Kazantzakis expone, más que en ninguna otra, su visión del mundo y del hombre inquieto que trata siempre de aprehenderlo y entenderlo; es un grito, una llamada a la libertad, y Zorba (como lo es el superhombre a Nietzsche, o el hombre absurdo para Camus) es el vivo ejemplo de lo que debería ser, por encima de cualquier otra cosa, un Ser Humano.
Su espíritu de niño, su inmensamente tierna capacidad de asombro y sobre todo su amor a la naturaleza y a la raza hembra hacen de Alexis un personaje inolvidable capaz de marcar a cualquiera.
En esta maravillosa e inolvidable novela, Nikos Kazantzakis expone, más que en ninguna otra, su visión del mundo y del hombre inquieto que trata siempre de aprehenderlo y entenderlo; es un grito, una llamada a la libertad, y Zorba (como lo es el superhombre a Nietzsche, o el hombre absurdo para Camus) es el vivo ejemplo de lo que debería ser, por encima de cualquier otra cosa, un Ser Humano.
El autor:
Sus más famosas novelas incluyen Alexis Zorba (1946); Cristo de nuevo crucificado (1948); Libertad y Muerte (1950); La última tentación de Cristo (1951), incluida por la Iglesia Católica en el Índice de Libros Prohibidos; El pobre de Asís (1956); e Informe al Greco (1961), que contiene tanto elementos autobiográficos como ficticios, y resume su filosofía como «una mirada cretense».
Huy, esta entrada es incompatible con el blog; eso de "la vida hay que vivirla y no leerla" le hace flaco favor...jajaja
ResponderEliminarPues que dan ganas de leerlo, aunque sólo sea por sumergirse en esos colores de los paisajes que la peli en blanco y negro no puede transmitir (aunque, y precisamente más motivado por ello) no la he visto.
Increíble lo prolífico que fue el autor; eso de los 33333 versos de su continuación de La Odisea es una proeza digna de los dioses y héroes clásicos de su tierra.
Carlos San Miguel