Nadeem Aslam, La casa de los sentidos, Ed. Afaguara, Madrid, 2009, 438 páginas.
La casa de los sentidos es un remanso de paz en el caos reinante en Afganistán después de la invasión soviética, la guerra de los talibanes y las guerrillas internas. A la casa, donde vive el protagonista, un médico inglés, van llegando y encontrando refugio una joven soviética, un antiguo espía estadounidense, la maestra de escuela del pueblo, musulmana, y un joven extremista islámico. Si bien la casa comienza siendo un lugar sosegado para sus agitadas vidas, poco a poco se convertirá en una olla a presión dando lugar a un final trágico y demoledor.
Teniendo como fondo la historia reciente de Afganistán, el libro nos presenta a varios personajes a los que une la soledad, la tristeza por todo el dolor que han visto o sufrido ellos mismos. Tiene momentos muy bellos pero otros tan desgarradores que te abren los ojos a una realidad que sólo nos llega a retazos en las noticias de los telediarios.
Los personajes intentan mantener su humanidad, en medio del caos, de la violencia cotidiana. El autor no se “casa” con nadie y nos plantea que no hay buenos y malos sino que incluso en el bando de los buenos también hay injusticia, traición, violencia. Para equilibrar la balanza nos presenta a tres protagonistas que sólo buscan el amor, la verdad, aunque sea dolorosa y el perdón por lo que pudieron hacer.
La lectura es intensa y, aunque a veces se cierra el libro con un regusto de tristeza e impotencia, te das cuenta de la dura realidad que tanta gente está viviendo, y creo que nos conviene de vez en cuando este revulsivo desde nuestro cómodo sofá.
Patricia Raluy, madre de alumna
La casa de los sentidos es un remanso de paz en el caos reinante en Afganistán después de la invasión soviética, la guerra de los talibanes y las guerrillas internas. A la casa, donde vive el protagonista, un médico inglés, van llegando y encontrando refugio una joven soviética, un antiguo espía estadounidense, la maestra de escuela del pueblo, musulmana, y un joven extremista islámico. Si bien la casa comienza siendo un lugar sosegado para sus agitadas vidas, poco a poco se convertirá en una olla a presión dando lugar a un final trágico y demoledor.
Teniendo como fondo la historia reciente de Afganistán, el libro nos presenta a varios personajes a los que une la soledad, la tristeza por todo el dolor que han visto o sufrido ellos mismos. Tiene momentos muy bellos pero otros tan desgarradores que te abren los ojos a una realidad que sólo nos llega a retazos en las noticias de los telediarios.
Los personajes intentan mantener su humanidad, en medio del caos, de la violencia cotidiana. El autor no se “casa” con nadie y nos plantea que no hay buenos y malos sino que incluso en el bando de los buenos también hay injusticia, traición, violencia. Para equilibrar la balanza nos presenta a tres protagonistas que sólo buscan el amor, la verdad, aunque sea dolorosa y el perdón por lo que pudieron hacer.
La lectura es intensa y, aunque a veces se cierra el libro con un regusto de tristeza e impotencia, te das cuenta de la dura realidad que tanta gente está viviendo, y creo que nos conviene de vez en cuando este revulsivo desde nuestro cómodo sofá.
Patricia Raluy, madre de alumna
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