Foto: Josefina López
XI
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero,
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—.
En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón.
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada.
(Antonio Machado, Soledades. Galerías. Otros Poemas)
[Selección de Carmen
Gonzalo, presidenta del APA]
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...en cambio, al contrario que Lorca, Machado siempre asequible y emocionante. Es que los surrealistas deberían publicar un manual de interpretación adjunto.
ResponderEliminarCarlos San Miguel