El retraído
La realidad y el deseo, Luis Cernuda
No soy capaz de abarcar sin un trabajo previo de mayor análisis y estudio
de la figura y trascendencia de Cernuda y de sus textos, todo el inmenso, por
no decir insondable, calado de verdad y autenticidad, como es propio de los
grandes creadores, que consigue prefigurar el autor a través de la expresión
tan trascendente de su verbo; quien se me antoja en este poema, como un mago
demiurgo dotado del conocimiento y la técnica necesarios para hacer refulgir,
quizá por un instante, en nuestras conciencias, verdades solamente reveladas a
unos pocos elegidos y cuya comprehensión se nos escurre entre
los dedos a quienes vivimos en estado de 'cuasiceguera' espiritual.
A la estela de otros cuyos ecos son,
a mi entender, signos rastreables en la arquitectura del poema elegido -Bécquer
estaría, por ejemplo, fuera de toda duda pues es conocida la afinidad del ideal
romántico, compartido por ambos poetas sevillanos-, Cernuda conecta aquí, tal y
como yo lo siento, con una de las fibras más esenciales de la naturaleza
humana, que movió en su momento algún resorte inaccesible de mi ser consciente;
pero que, a modo de revelación de proporciones tales que excedían los baremos
con que yo haya podido medir la vida misma -tal y como soy capaz de
concebirla-, me proporcionó una forma de interrogarme y de reunir todos mis yos
dispersos, de cada etapa vital y experiencia acumuladas, que quedó de alguna
forma flotando latente, en estado de semiconsciencia, hasta que gracias al
compromiso adquirido para este blog, ha emergido una vez más para recuperar un
diálogo inacabado que sigo manteniendo conmigo mismo y al que Cernuda consigue
darle voz mediante ese tú... que somos todos.