Carlos Murciano. ELOÍSA BENÍTEZ (El Norte de Castilla) |
Carlos Murciano (Arcos de la Frontera, Cádiz, 1931) es un escritor español, que ha destacado como poeta, narrador y ensayista. Es, además, musicólogo, traductor, crítico de arte y crítico literario. Hermano del poeta Antonio Murciano (1929), con quien fundó la revista Alcaraván, es padre del también poeta Jorge del Arco. Desde 1956 reside en Madrid. Trabajó de intendente mercantil desde 1956 hasta 1987, cuando abandonó su cargo para dedicarse en exclusiva a la literatura.
Miembro destacado de la Generación de los 50, está considerado el mejor sonetista en castellano de la época actual. En 1970 obtuvo el Premio Nacional de Poesía con Este claro silencio. Otros poemarios suyos son Un día más o menos (1963, Premio Ciudad de Barcelona 1962), Los años y las sombras (1966, Premio Ausias March), Libro de epitafios (1967, Premio Boscán, 1966), Clave (1972, Premio Ciudad de Palma), El revés del espejo (1973, Premio Ciudad de Zamora), Yerba y olvido (1977, Premio González de Lama), Del tiempo y soledad (1978, Premio Francisco de Quevedo), Historias de otra edad (1984, Premio Leonor), Quizá mis lentos ojos (1988, Premio Ibn Zaydun y Premio Prometeo de Poesía), Sonetos de la otra casa (1996, Premio Feria del Libro de Madrid), Diminuto jardín como una araña (1998, Premio San Juan de la Cruz), Concierto de cámara (2001, Premio Antonio Machado, de Collioure) y Algo tiembla (2011, Premio Ángaro 2010). En 2000 un jurado internacional constituido por poetas de cinco países le concedió el Premio Internacional Atlántida por el conjunto de su obra poética, de la que se ha destacado el dominio formal, la variedad de temas y registros y el estilo depurado.
En 1982 se le otorgó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por su libro El mar sigue esperando, y La niña calendulera (1989) fue seleccionada por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez como una de las cien mejores obras de la literatura infantil española del siglo XX. Es Hijo Adoptivo de Fontiveros, cuna de San Juan de la Cruz, e Hijo Predilecto y Medalla de Oro de su ciudad natal. Como traductor destacan sus versiones de obras de poetas anglosajones como Mary Madeleva, Richard Eberhart, Langston Hughes, John Berrynan, Anne Sexton o Mary Wilson.
Huy, éstos deben de ser los Reyes Magos más tristes y fúnebres del imaginario navideño... Unos Magos que no buscan despertar la alegría... ¡si casi parece que te topes con la Santa Compaña esa. Sin embargo, me gusta la imagen espectral que ha creado al hacerlos "de niebla", como una ilusión fantasmagórica.
ResponderEliminarCarlos San Miguel
Quizá no quieren despertar a los niños, que son la alegría. Pero lo que consiguen es cambiar el estado de ánimo del hablante, que recobra la ilusión de cuando era niño.
ResponderEliminarYa... pero viendo algo casi fantasmal que no pueden ser los Magos que todos amamos, vamos a mí queda esa impresión.
ResponderEliminarCarlos