EL BLOG DE LA BIBLIOTECA DEL IES "GOYA" DE ZARAGOZA


biblioteca.ies.goya@gmail.com


domingo, 15 de septiembre de 2019

"El Lingüista", de Diego Jesús Jiménez

Vista de la ciudad de Cuenca


                            EL LINGÜISTA

     Es ambición hermosa someter las palabras.
Reclamaba el lingüista
la precisión del tiempo para nombrar las cosas.
Conocer los arroyos, las escondidas sendas de los sabios, y las
     noches
abrasadas de flores; donde el lenguaje abre sus palabras más
     justas.
Juan de Valdés sabía
que las palabras pueden penetrar la materia
y, con su luz más diáfana, establecer un orden en su universo
     helado.
Trabajó con las sombras, vivió oculto en la niebla
de su taller obscuro; en fríos alambiques de vidrio, acontecieron
los más bellos vocablos. Destilaba la razón en matraces,
     calentaba sus pétalos
en busca del aroma que las palabras dejan en el aire al
     nombrarlas.
Atravesó la noche donde el silencio habita
los perfumes más cálidos. Ese resol perdido
incendiando la tarde por las hoces de Cuenca
iluminó su frente. Y acaso viera al cielo, con su escritura pálida
     en las aguas,
transcribir la belleza, la exactitud de toda su penumbra infinita.

Que la palabra nombre con sabiduría, llene de sonidos
     exactos y de luces precisas
nuestro conocimiento. Si es en los ríos donde se detiene
sea fría su música, transparentes y frescas sus dormidas imágenes;
transcurran las palabras reflejando el silencio
o queden derrotadas recorriendo sus bóvedas, entre polvo, a la
     sombra
de sus casas en ruinas, si acuden a las plazas vacías de la Historia.
Someter la palabra, Juan de Valdés, es ambición hermosa,
pues que así se da nombre y destino a la vida, la materia ilumina
su corazón cerrado.
        
De Itinerario para náufragos, 1996

Diego Jesús Jiménez, por Julián Garu
 Santos, 1961
Diego Jesús Jiménez Galindo (Madrid, 1942-2009) fue escritor, periodista y pintor español. Pasó su infancia en Priego (Cuenca), donde su padre ejerció la medicina,  y la adolescencia, en la capital conquense, ciudad en la que conoció a su futura esposa, Társila Peñarrubia. A comienzos de los años 60 se trasladó a Madrid para estudiar Periodismo. En la capital frecuentó las tertulias literarias del Café Comercial y del Gijón y entabló amistad con Ignacio Aldecoa, José Hierro, Francisco Brines, Félix Grande y Francisco Umbral. En la década de los 70 dirigió la colección de poesía 'Alfa' de la Editora Nacional, de la que fue expulsado por su compromiso político. El poeta fue militante del PCE y director de 'Mundo Obrero'. A partir de 1982 se dedicó, en exclusiva, a la pintura y a la literatura, si bien se sentía más pintor que poeta.

Aunque pertenece por edad a la Generación del 68 o de los 70, en la que se integran también los Novísimos, su línea poética se encuentra más próxima a la de autores de la generación anterior. Algunos críticos lo incluyen en la Promoción de los 60, que constituye una especie de paréntesis entre la Generación de los 50 y los Novísimos. Publicó su primer libro de poemas, Grito con carne y lluvia, con el que obtuvo el Premio del Club Internacional de Poesía de Jerez. A partir de ahí, se sucedieron los galardones, entre los que destacan el Adonáis por La ciudad, en 1964; el Premio Nacional de Literatura 1968 con Coro de ánimas; el Premio de Poesía Bienal de Zamora 1976 con Fiesta en la oscuridad;  el Premio Juan Ramón Jiménez 1990 con Bajorrelieve, y con Itinerario para náufragos, punto culminante de su trayectoria poética,  obtuvo el Premio Jaime Gil de Biedma 1996, el Premio Nacional de la Crítica 1996 y el Premio Nacional de Literatura 1997. Su obra no goza, sin embargo, del reconocimiento merecido por su extraordinaria calidad, y actualmente no está recogida en muchas antologías.

El crítico Luis García Jambrina  ha escrito (en ABC, 13/10/1998) sobre la obra de este peculiar y extraordinario poeta:
Diego Jesús Jiménez  nos ofrece una visión del mundo centrada en el perpetuo misterio de la vida. [...] Y es que la labor del poeta no es conocer la verdad -tarea imposible-, sino soñarla. De hecho, la verdad del poema no es otra cosa que esa inmersión en lo desconocido, en lo misterioso, en lo oscuro de la vida. Todo esto, en fin, ha dado como resultado una poesía hondamente reflexiva y desmitificadora y una estética esencialmente barroca.
El autor define  Itinerario para náufragos como "un canto a los desheredados, los fracasados, las víctimas de la Historia o de cualquier historia". Por su parte, Manuel Rico (en "El jinete de las raras palabras", en Revista de Libros, 01/10/1997) observa sobre este libro que, en un panorama poético donde predomina la poesía realista, este poemario "surge como una saludable invitación a la heterodoxia" cuyos poemas "indagan e iluminan otras zonas de la experiencia: el espacio del sueño, el azaroso trayecto de la historia, la memoria íntima y colectiva, el poder revelador del lenguaje". Y añade que "no estamos ante una poesía 'descargada de realidad', sino ante un modo muy peculiar de enfrentarse a ella desde el lenguaje".

El poeta Diego Jesús Jiménez. ABC
En el poema seleccionado, el autor reflexiona sobre la labor del lingüista, representado por el conquense Juan de Valdés (Cuenca, 1509-Nápoles, 1541), humanista, erasmista y escritor protestante autor de Diálogo de la lengua, obra compuesta en 1535, pero que no vio la luz hasta 1736. Se trata de una obra clave para entender el ideal literario y lingüístico erasmista: verosimilitud en la narración, sencillez y precisión en el estilo e imitación de la lengua hablada.

Sobre ello explica  Marta Sanz Pastor (en Metalingüísticos y sentimentales, Biblioteca Nueva, 2007):
El símbolo del lingüista, del humanista Juan de Valdés, ilumina una concepción de la poesía, en que la búsqueda de la precisión, la exactitud y la capacidad evocativa de las palabras, en función del referente nombrado -hay referentes concretos y otros intangibles- se alía con la sabiduría referencial y con el conocimiento dimanante de ese proceso de búsqueda de lo exacto, de lo preciso, de lo bello, de esa "ambición hermosa" que consiste en "someter la palabra" " pues que así se da nombre y destino a la vida, la materia ilumina su corazón cerrado".
El pasado 13 de septiembre se cumplieron diez años del  fallecimiento de Diego Jesús Jiménez.

[Imagen principal: sitiosdeespana.es]

No hay comentarios:

Publicar un comentario