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jueves, 10 de noviembre de 2022

En recuerdo de Miguel Hernández, el poeta que quiso ser viento del pueblo


El hacedor de sueños recuerda al poeta Miguel Hernández en el 80 aniversario de su muerte, acaecida en el Reformatorio de Adultos de Alicante el 28 de marzo de 1942, con la publicación de un número extraordinario de sus 'Cuadernos de biblioteca' que reúne los carteles de la exposición celebrada en el IES "Goya" de Zaragoza en diciembre de 2010, con motivo del centenario del nacimiento del poeta. Con diseño de Pilar López Pérez, los carteles aquí recogidos trazan un breve recorrido por la vida y la obra del autor de Orihuela, desaparecido a los 31 años, en plena madurez creativa.

Vicente Hernánez, hermano del poeta, detalló en una carta cedida a la SER el
abandono que su hermano sufrió en la cárcel de Alicante./ Francisco Escudero

Y puesto que recordar a Miguel Hernández es un deber de España, según Pablo Neruda, queremos reproducir también la carta que Vicente Hernández, hermano del poeta, dirigió en 1975 al médico Vicente Escudero para darle a conocer el abandono que Miguel sufrió en la cárcel de Alicante. Francisco Escudero, hijo del citado médico, ha entregado esta carta manuscrita, publicada por la SER el pasado 24 de octubre,  al Museo Miguel Hernández-Josefina Manresa de Quesada (Jaén). La carta se ha publicado en respuesta a las  falsas informaciones sobre la muerte del poeta que tratan de suavizar la desatención sufrida por Miguel Hernández y liberar de responsabilidad a algunas personalidades de la España franquista, entre ellas el obispo Almarcha.
En la misiva cuenta Vicente Hernández sus reuniones con Almarcha para pedirle que intercediera por Miguel y lo enviara al sanatorio para tuberculosos de Valencia y la negativa del obispo: "Me dijo que no podía hacer nada porque él no le quiso hacer caso cuando le propuso que rectificara de sus ideas y de sus escritos".
Elvira y Vicente, sus hermanos, fueron los que con más frecuencia visitaron a Miguel en la cárcel, ya que Josefina Manresa, su mujer, no era considerada familiar directo  porque el matrimonio civil no era reconocido por las autoridades franquistas. Por ello, el testimonio más directo sobre la salud de Miguel y las condiciones de su lugar de encierro es el de su hermano Vicente, quien recuerda con horror: 
Cuando mi hermano estaba ya con un pulmón quitado por don Antonio Barbero, estando tan malo en aquella enfermería donde había 90 o 100 hombres tendidos quitándose las puses los unos a los otros con trapos sucios, pues allí no entraba un médico o un practicante en siete u ocho días, aquello era inhumano.

Miguel Hernández podría haberse evitado todo este sufrimiento si hubiera renunciado a sus ideas, cosa que no hizo a pesar de ser consciente de que se estaba muriendo, dando ejemplo de honestidad e integridad. Su única concesión, por amor a su esposa y a su hijo,  fue la de contraer matrimonio religioso para que este fuese reconocido legalmente. 

Miguel Hernández, a la salida del Ayuntamiento  al finalizar la sesión de apertura
del congreso de intelectuales antifascistas celebrado en Valencia en 1937.
©Walter Reuter. Fondo Guillermo Fernández Zúñiga


domingo, 10 de abril de 2022

"Nanas de la cebolla", de Miguel Hernández

 


NANAS DE LA CEBOLLA

[Dedicadas a su hijo, a raíz de recibir una carta de su mujer,
en la que le decía que no comía más que pan y cebolla.]

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchaba de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma, al oírte,
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol,
porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
y el niño como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos 
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho;
él, triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes. 
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

(De Cancionero y romancero de ausencias, Buenos Aires, 1958.
En El hombre acecha; Cancionero y romancero de ausencias.
Ed. de Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia, Cátedra, Letras 
Hispánicas, 15ª edición, 2016)

Estas "Nanas de la cebolla", calificadas por Concha Zardoya como "las más trágicas canciones de cuna de toda la poesía española", fueron compuestas por Miguel Hernández el 9 de septiembre de 1939 en la cárcel de Torrijos (Madrid). Están motivadas por una carta de su esposa, Josefina Manresa, en la que le cuenta que a su segundo hijo, Manolillo,  nacido en enero de ese mismo año (el primero había muerto en octubre de 1938), lo seguía amamantando a pesar de que le habían salido los primeros dientes, y que ella solo tenía para comer pan y cebolla, como se indica en el ladillo.  En una carta del poeta a su mujer, fechada el 12 de septiembre de 1939, alude así a este poema:
Estos días me los he pasado cavilando sobre tu situación cada día más difícil. El olor de la cebolla que comes me llega hasta aquí y mi niño se sentirá indignado de mamar y sacar zumo de cebolla en vez de leche. Para que lo consueles, te mando esas coplillas que le he hecho, ya que para mí no hay otro quehacer que escribiros a vosotros o desesperarme.
Es este el último de los 74 poemas anotados por el poeta, entre marzo y septiembre de 1939, en una pequeña libreta que entregó a Josefina cuando, el 17 de septiembre de 1939, salió de la prisión de Torrijos y fue a Cox y a Orihuela para encontrarse con su familia. Algunos de estos poemas habían sido compuestos con anterioridad a su recopilación en el cuadernito. 

Suele incluirse en el grupo de Poemas últimos; sin embargo, Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia lo consideran perteneciente a Cancionero..., porque, además de figurar en la libreta citada, se relaciona, temática y métricamente, con los restantes poemas del libro, inacabado debido a la temprana  muerte del poeta el 28 de marzo de 1942, a los 31 años. Josefina Manresa, la viuda del poeta, compartía esta opinión, según indican los editores. En el cuaderno, el poema aparecía sin título y sin ladillo (aquí, entre corchetes). Se publicó por primera vez en la revista Halcón, de Valladolid, en el número 9, correspondiente a mayo de 1946, con el título "Nana a mi niño" y con  el ladillo. 

Miguel Hernández compuso los poemas de Cancionero y romancero de ausencias entre el 19 de octubre de 1938, fecha de la muerte de su primer hijo, y el 17 de septiembre de 1939, y el libro fue publicado póstumamente por la editorial Losada en Buenos Aires en 1958. Lo escribió, pues, cuando el poeta se sabía definitivamente derrotado (la mayoría de los poemas fueron compuestos en distintas cárceles), de ahí que los temas recurrentes sean la vida y la muerte, el hijo fallecido y el hijo vivo, además del amor como única esperanza. A ello se debe también que abandone el tono grandilocuente y épico de sus anteriores poemarios y escriba un libro de extraordinaria sencillez, en el que  "se plantea las interrogaciones recapituladoras de lo que percibe como el fin de sus días", como observa Dana Guisasola:
El Cancionero y romancero de ausencias construye a lo largo de sus páginas un ethos íntimo, melancólico. El lenguaje sencillo, preciso, de gran emotividad, la sintaxis simple, que no solo rehúye de las estructuras subordinadas sino que frecuentemente presenta construcciones unimembres, muy breves, configuran una voz directa, sin afectación ni grandilocuencia, cuya inmediatez la aproxima al lector. La temporalidad presente de muchos poemas contribuye a ese efecto de inmediatez, en el que el lector es interpelado directamente, a través de tonos bajos y una estructura retórica sencilla, de metros en arte menor y rimas asonantes. La conversación en voz baja entre autor y lector se despliega a lo largo de poemas breves que abundan en imágenes sensoriales y construyen una figura de autor perceptivo, enraizado en lo sensitivo, lo que posibilita una identificación franca con el lector.
Las "Nanas " son uno de los más logrados ejemplos de lo expuesto por Guisasola sobre el Cancionero. Sin embargo, como señaló Luis Felipe Vivanco*, reúnían todas las condiciones para ser un poema malo: un poema de circunstancias sobre un niño y una madre hambrientos mientras el padre está preso, en el que, además, el autor utiliza una estrofa popular, la seguidilla con bordón (7- 5a 7- 5a  5b 7- 5b). Para evitar que lo sea, le sirve de ayuda al autor, según Vivanco, su condición de expoeta conceptista barroco que no ha dejado de serlo del todo:
Hay un primer intento de convertir a la cebolla en metáfora pura y lograr así, de entrada, la validez de mundo poético. La cebolla va a ser escarcha, cerrada y pobre, o grande y redonda. De ser escarcha pasa a ser hielo negro y, más allá del planteamiento imaginista, hambre. Más adelante el niño mismo va a ser: alondra de mi casa, es decir, alondra de verdad, en sentido opuesto a la de Gerardo Diego. Y esta imagen de la alondra que aparece en la cuarta estrofa [...] le va a servir ya hasta el final, para pedirle que vuele, riéndose e ignorando, y hasta que le haga volar a él, el padre prisionero, con su risa. Más de las dos terceras partes del poema están construidas sobre esta metáfora del niño como alondra que se remonta, ajena a las circunstancias adversas que le rodean. Pero hay otras muchas, como en la seguidilla décima, donde los dientecillos recién brotados, que son cinco, van a ser azahares, diminutas ferocidades y jazmines adolescentes.
Estas imágenes le dan al poema calidad poética, pero lo que le da grandeza y trascendencia,  es "la fidelidad de la imaginación creadora a esa circunstancia", en opinión de Vivanco, para quien "lo que manda en la imaginación es la temperatura o vibración cordial de la voz " y así logra vencer el doble peligro de "lo sentimental disminuido"  o de "lo  preciosista afectado":
Nadie menos sentimental o preciosista que Miguel Hernández en su exigencia de forma. El verso es breve, pero el aliento largo. La estrofa es tal vez graciosa, pero la arquitectura, trágica. Estos contrastes voluntarios y necesarios a un tiempo -así como la superposición de tecnicismo barroco y desnudez última expresiva- le sirven para referirlo todo, con angustia enmascarada de luz, a lo único que le interesa, que es [...] su necesidad de alegría en el hijo, o, más entrañablemente aún, su necesidad del hijo mismo como alegría. El poema, desesperado y pesimista, es también un gran canto de alegría, aunque no de esperanza. 

EL PASADO 28 DE MARZO SE CUMPLIERON 80 AÑOS DE LA MUERTE DE MIGUEL HERNÁNDEZ. 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

-GUISASOLA, Dana: Cancionero y romancero de ausencias, de Miguel Hernández: la voz y el lector. IX Congreso Internacional Orbis Tertius de Teoría y Crítica Literaria, 3 al 5 de junio de 2015, Ensenada, Argentina. Lectores y lectura. Homenaje a Susana Zanetti. En Memoria Académica. Disponible en: https: //memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.8660/ev.8660.pdf

-VIVANCO, Luis Felipe: "Las nanas de le cebolla". En Cuadernos de Ágora, Números 49-50, Noviembre-diciembre 1960, pp. 36-40. Recuperado en: https://cvc.cervantes.es/literatura/cuadernos_de_agora/pdf/49_50/49_50_completo.pdf.

-AQUÍ puedes escuchar el poema cantado por Joan Manuel Serrat.
-AQUÍ, en la voz de Enrique Morente.

Puedes leer otros poemas del autor en este blog:
-"Antes del odio": AQUÍ.
-"Me llamo barro aunque Miguel me llame": AQUÍ.
-"Vientos del pueblo me llevan": AQUÍ.
-"Las abarcas desiertas": AQUÍ.

domingo, 7 de enero de 2018

"Las abarcas desiertas", de Miguel Hernández




LAS ABARCAS DESIERTAS

   Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.

   Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.

   Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos, 
siempre penas y cabras.

   Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.

   Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.

   Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.

   Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.

   Toda gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.

   Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y unos hombres de miel.

   Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.

   Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.

         De Otros poemas del ciclo de
"Viento del pueblo". En Viento del pueblo.
Edición de Juan Cano Ballesta. Cátedra, 
Letras Hispánicas, Madrid, 1989


Este poema fue publicado por primera vez en Ayuda, Semanario de la solidaridad, núm. 36, Madrid,  el 2 de enero de 1937. Juan Cano Ballesta recuerda que se trata de un poema de circunstancias, "como prueba la reiteración insistente de la fecha". Se publica unos días antes de la festividad de los Reyes Magos para apoyar la campaña de Socorro Rojo Internacional  que tenía como objetivo recaudar donativos y juguetes en beneficio de la infancia necesitada.

Formado por once cuartetas heptasílabas, el texto reproducido es el de la versión original, en el que aparecen en cursiva las estrofas 1 y 2, 5 y 6, 10 y 11, lo que -según Cano Ballesta- acentúa su carácter de canción que, tras la variación de unas estrofas, viene a desembocar en el motivo principal del estribillo.

Añade Cano Ballesta que "Como en otros poemas de guerra ("El niño yuntero" y "Aceituneros") la experiencia de la pobreza y la miseria, suya y de los suyos, frente a la opulencia de otros, provoca la cólera o rabia del poeta (v. 33), que es personal, pero que al sentirla  en común con todos los desposeídos, se transforma en un sentimiento político rebelde y revolucionario".

Respecto a su clara estructura,  Serge Salaün (citado por Cano Ballesta) expone  ("Pages retrouvées", 371):
El poema se desenvuelve siguiendo una temática simple, pero perfectamente orquestada en torno a unas palabras clave y sus variantes léxicas: cinco de enero (seis), abarca (zapato, calzado, botas), cabra (cabrero, pasto, regato, majada), ventana (puerta). Cada estrofa, que contiene uno o dos elementos de esta temática, remite a la precedente o a la siguiente, siguiendo la estructura tradicional de las canciones populares.


Puedes leer otros poemas del autor en este blog:
-"Antes del odio": AQUÍ.
-"Me llamo barro aunque Miguel me llame": AQUÍ.
-"Vientos del pueblo me llevan": AQUÍ.
-"Nanas de la cebolla": AQUÍ.

domingo, 2 de abril de 2017

"Vientos del pueblo me llevan", de Miguel Hernández


Ortiz  Echagüe, Remero vasco


VIENTOS DEL PUEBLO ME LLEVAN

Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.

No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.

¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpago,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.

Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.

Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra;
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.

Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.

            De Viento del pueblo, 1937

El pasado 28 de marzo se cumplieron 75 años de la muerte del poeta Miguel Hernández (1910-1942).

M. Hernández, ante soldados del ejército republicano
(T.I.F. Fotos)
En los años treinta se produce una rehumanización de la poesía de Miguel Hernández, especialmente en la poesía compuesta durante la Guerra Civil. La de estos años es una poesía abiertamente comprometida, en la que se pasa de la intimidad lírica, del yo, al nosotros de la colectividad de la que precisamente surge el poeta, como expresa Miguel Hernández en la dedicatoria a Vicente Aleixandre de su libro Viento del pueblo (1937):
Vicente: a nosotros, que hemos nacido poetas entre todos los hombres, nos ha hecho poetas la vida junto a todos los hombres. Nosotros venimos brotando del manantial de las guitarras acogidas por el pueblo, y cada poeta que muere deja en manos de otro, como una herencia, un instrumento que viene rodando desde la eternidad de la nada a nuestro corazón esparcido.
El poeta, comprometido con la causa republicana, se alista como voluntario y recorre los frentes organizando actividades culturales y recitando versos. Así nace Viento del pueblo, en cuyos poemas el poeta quiere ser la voz de todos los hombres, pues para Miguel Hernández la poesía nace del pueblo y es el poeta quien convierte la voz del pueblo en materia poética, como se desprende de estas palabras del prólogo: "Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplando a través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas ".

Está compuesto por veinticinco poemas que surgen al hilo de los acontecimientos y se
publican en diferentes revistas antes de ser reunidos en el libro. Escritos en los primeros meses de la contienda, en ellos predomina el entusiasmo, el optimismo, la confianza en la victoria. El libro se abre con "Elegía primera", dedicada a Federico García Lorca, y continúa con un conjunto de composiciones en las que abundan las de tono épico y combativo, pero no faltan intensos poemas de amor como la "Canción del esposo soldado". Alternan las composiciones en versos octosílabos (sobre todo romances), tan abundantes en la poesía popular, con las composiciones en versos largos, de ritmo lento e incluso solemne, preferentemente alejandrinos. El lenguaje es sencillo y directo, pero conserva expresivas imágenes, así como diversos recursos característicos de su poesía.

El poema elegido, que da título al libro, fue publicado por primera vez el 2 de octubre de 1936 en la revista El  Mono Azul. Se trata de una arenga, una llamada a los diferentes pueblos de España (citados en una larga enumeración) en respuesta a aquellos que "quieren echar un yugo sobre el cuello de esta raza". El toro, símbolo recurrente en la poesía hernandiana, se convierte aquí, junto al águila y el león, en símbolo del valor y de la rebeldía contra el opresor, y se opone al buey, representación de quienes se conforman con vivir bajo el yugo de la dominación.
   El poema gozó de enorme popularidad en nuestro país durante los años setenta del pasado siglo, a lo que contribuyeron las versiones de algunos grupos musicales como 'Los lobos' o 'La bullonera'. 



Puedes leer otros poemas del autor en este blog:

-"Antes del odio": AQUÍ.
-"Me llamo barro aunque Miguel me llame": AQUÍ.
-"Las abarcas desiertas": AQUÍ.
-"Las nanas de la cebolla: AQUÍ.

martes, 4 de enero de 2011

Homenaje a Miguel Hernández

El IES Goya no podía dejar de rendir homenaje al poeta Miguel Hernández con motivo del centenario de su nacimiento, con este fin se llevaron a cabo una serie de actividades:
- Se colocaron carteles conmemorativos por todo el Instituto.
- A partir de ese momento se proponía cada semana un poema de Miguel Hernández para leer y comentar en clase. Para ello se ponía el primer verso del poema junto a los carteles conmemorativos; los alumnos debían buscar el resto del poema, para comentarlo posteriormente en clase.

Enlace para ver la presentación que acompañó el recital:






- Se celebró una exposición sobre Miguel Hernández en la Sala de Usos Múltiples del 10 al 22 de diciembre. Dicha exposición constaba de carteles explicativos sobre la vida y la obra de Miguel Hernández y de la proyección de una presentación en power point. Así mismo se elaboró un cuestionario guía y unas papeletas mediantes las que los visitantes a la exposición elegían el poema que más les había gustado. El poema más votado fue "Me llamo barro, aunque Miguel me llame..."(en otra entrada del blog lo podéis ver el poema entero).







-Los alumnos de 1º de ESO, dirigidos por la profesora Julia Domingo, realizaron unos carteles sobre la vida de Miguel Hernández y expusieron sus conocimientos sobre el poeta ante sus compañeros de 3º de ESO (Haciendo click en el icono podéis ver los carteles en versión issuu).





- Finalmente el día 21 se celebró un recital de poemas de Miguel Hernández, acompañado de la proyección de una presentación en power point sobre dichos poemas.
Este recital fue realizado por los alumnos de 3º y 4º de Diversificación Curricular y acudieron a él todos los alumnos de ESO. (Podéis ver el enlace de la presentación del recital más abajo)





Descargar el Power Point

Si no podéis escuchar las canciones, aquí están los enlaces de descarga:
"Hoy Converso Con Miguel" - Nach Scratch (FORMATO: .WMW)
"El Niño Yuntero" - Mocedades (FORMATO: .MP3)
"Vuelo" - Inés Fonseca (FORMATO: .WMW)
"Nanas de la Cebolla" - Juan Manuel Serrat (FORMATO: .MP3)
"Vientos del Pueblo Me Llevan" - Víctor Manuel y Ana Belén (FORMATO: .WMW)


viernes, 31 de diciembre de 2010

"Me llamo barro aunque Miguel me llame", de Miguel Hernández

Cerramos el año del Centenario del nacimiento de Miguel Hernández con el poema más votado por los visitantes de la exposición sobre el poeta, celebrada en el IES Goya del 10 al 22 de diciembre.


Me llamo barro aunque Miguel me llame.
Barro es mi profesión y mi destino
que mancha con su lengua cuanto lame.


Soy un triste instrumento del camino.
Soy una lengua dulcemente infame
a los pies que idolatro desplegada.


Como un nocturno buey de agua y barbecho
que quiere ser criatura idolatrada,
embisto a tus zapatos y a sus alrededores,
y hecho de alfombras y de besos hecho
tu talón que me injuria beso y siembro de flores.


Coloco relicarios de mi especie
a tu talón mordiente, a tu pisada,
y siempre a tu pisada me adelanto
para que tu impasible pie desprecie
todo el amor que hacia tu pie levanto.


Más mojado que el rostro de mi llanto,
cuando el vidrio lanar del hielo bala,
cuando el invierno tu ventana cierra
bajo a tus pies un gavilán de ala,
de ala manchada y corazón de tierra.
Bajo a tus pies un ramo derretido
de humilde miel pataleada y sola,
un despreciado corazón caído
en forma de alga y en figura de ola.


Barro en vano me invisto de amapola,
barro en vano vertiendo voy mis brazos,
barro en vano te muerdo los talones,
dándote a malheridos aletazos
sapos como convulsos corazones.


Apenas si me pisas, si me pones
la imagen de tu huella sobre encima,
se despedaza y rompe la armadura
de arrope bipartido que me ciñe la boca
en carne viva y pura,
pidiéndote a pedazos que la oprima
siempre tu pie de liebre libre y loca.


Su taciturna nata se arracima,
los sollozos agitan su arboleda
de lana cerebral bajo tu paso.
Y pasas, y se queda
incendiando su cera de invierno ante el ocaso,
mártir, alhaja y pasto de la rueda.


Harto de someterse a los puñales
circulantes del carro y la pezuña,
teme del barro un parto de animales
de corrosiva piel y vengativa uña.


Teme que el barro crezca en un momento,
teme que crezca y suba y cubra tierna,
tierna y celosamente
tu tobillo de junco, mi tormento,
teme que inunde el nardo de tu pierna
y crezca más y ascienda hasta tu frente.


Teme que se levante huracanado
del blando territorio del invierno
y estalle y truene y caiga diluviado
sobre tu sangre duramente tierno.


Teme un asalto de ofendida espuma
y teme un amoroso cataclismo.


Antes que la sequía lo consuma
el barro ha de volverte de lo mismo.


Miguel Hernández, de El rayo que no cesa (1933-1934)


Más sobre el  autor en el blog:

-"Antes del odio": AQUÍ.
-"Vientos del pueblo me llevan": AQUÍ.
-"Las abarcas desiertas": AQUÍ.
-"Las nanas de la cebolla": AQUÍ.

lunes, 1 de noviembre de 2010

"Antes del odio", de Miguel Hernández

Logo del Centenario del nacimiento de Miguel Hernández


        Antes del odio

Beso soy, sombra con sombra.
Beso, dolor con dolor,
por haberme enamorado,
corazón sin corazón,
de las cosas, del aliento
sin sombra de la creación.
Sed con agua en la distancia,
pero sed alrededor.

Corazón en una copa
donde me lo bebo yo,
y no se lo bebe nadie,
nadie sabe su sabor.
Odio, vida: ¡cuánto odio
sólo por amor!

No es posible acariciarte
con las manos que me dio
el fuego de más deseo,
el ansia de más ardor.
Varias alas, varios vuelos
abaten en ellas hoy
hierros que cercan las venas
y las muerden con rencor.
Por amor, vida, abatido,
pájaro sin remisión.
Sólo por amor odiado,
sólo por amor.

Amor, tu bóveda arriba
y yo abajo siempre, amor,
sin otra luz que estas ansias,
sin otra iluminación.
Mírame aquí encadenado,
escupido, sin calor
a los pies de la tiniebla
más súbita, más feroz,
comiendo pan y cuchillo
como buen trabajador
y a veces cuchillo sólo,
sólo por amor.

Todo lo que significa
golondrinas, ascensión,
claridad, anchura, aire,
decidido espacio, sol,
horizonte aleteante,
sepultado en un rincón.
Espesura, mar, desierto,
sangre, monte rodador,
libertades de mi alma
clamorosas de pasión,
desfilando por mi cuerpo,
donde no se quedan, no,
pero donde se despliegan,
sólo por amor.

Porque dentro de la triste
guirnalda del eslabón,
del sabor a carcelero
constante y a paredón,
y a precipicio en acecho,
alto, alegre, libre soy.
Alto, alegre, libre, libre,
sólo por amor.

No, no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme, no.
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa?
¿Quién amuralla una voz?
A lo lejos tú, más sola
que la muerte, la una y yo.
A lo lejos tú, sintiendo
en tus brazos mi prisión,
en tus brazos donde late
la libertad de los dos.
Libre soy, siénteme libre.
Sólo por amor.

(Miguel Hernandez, de Cancionero y romancero de ausencias)

Miguel HERNÁNDEZ (Orihuela, Alicante, 30 de octubre de 1910-Alicante, 28 de marzo de 1942). De familia modesta, abandonó pronto el colegio para cuidar los rebaños familiares. Continúa su formación de forma autodidacta con la lectura de poesía, animado por amigos como Ramón Sijé (nombre que ha pasado a la historia por la famosa elegía que Miguel Hernández le dedicará a su muerte). El deseo de abrirse camino en el mundo literario lo llevó a Madrid en los años treinta. Allí se convirtió en noticia por su precocidad y talento, y trató a los poetas del 27, sobre todo a Aleixandre, con quien lo unió una gran amistad, y a Pablo Neruda, cuya influencia pudo ser decisiva en su evolución ideológica. Colaboró con la Misiones pedagógicas de la República y se afilió al Partido Comunista en 1936. Durante la Guerra Civil participó activamente en la lucha a favor de la República: se alistó como voluntario y recorrió los frentes organizando actividades culturales y recitando poemas. Como comisario de Cultura participó en 1937 en el II Congreso internacional de intelectuales en defensa de la cultura y viajó a la URSS para participar en el V Festival de teatro soviético. En marzo de ese mismo año contrajo matrimonio con Josefina Manresa y en diciembre nace su primer hijo (muerto a los pocos meses), a quien dedica, entre otros, el poema “Hijo de la luz y de la sombra”. En 1939 nace su segundo hijo, para el que escribe “Nanas de la cebolla”. Terminada la guerra, es detenido y condenado a muerte, pena conmutada después por treinta años de cárcel. En la prisión madrileña Conde de Toreno compartirá celda con el dramaturgo Buero Vallejo, autor de un conocido retrato del poeta. Tras recorrer diversos penales, en 1941 es trasladado a la cárcel de Alicante, en cuya enfermería muere a la edad de 31 años a causa de la tuberculosis contraída durante su estancia en prisión.

En 1933 publica su primer libro de poemas, Perito en lunas, de clara influencia gongorina. Tres años después aparece El rayo que no cesa, obra compuesta fundamentalmente de sonetos, en la que expresa un amor vital y desgarrado. Viento del pueblo (1937) muestra su compromiso social en un lenguaje sencillo. En El hombre acecha (1939) refleja los problemas de la guerra y el presentimiento de la derrota. Su último libro, Cancionero y romancero de ausencias, reúne más de un centenar de composiciones escritas entre 1938 y 1941, la mayor parte en prisión. En ellos expresa la angustia existencial del poeta, cuyo único consuelo es el recuerdo de los seres queridos y de los árboles y flores evocados.

-Puedes leer "Notas sobre un poema de Miguel: Antes del odio", un lúcido comentario de Carlos Bousoño: AQUÍ.

Otros poemas del autor en este blog:

-"Me llamo barro aunque Miguel me llame": AQUÍ.
-"Vientos del pueblo me llevan": AQUÍ.
-"Las abarcas desiertas": AQUÍ.
-"Nanas de la cebolla": AQUÍ.

También puedes leer el documento titulado "En recuerdo de Miguel Hernández, el poeta que quiso ser viento del pueblo": AQUÍ.