EL BLOG DE LA BIBLIOTECA DEL IES "GOYA" DE ZARAGOZA


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domingo, 30 de enero de 2011

"La sonrisa perdida de Paolo Malatesta", de Ana Alcolea



Ana Alcolea, La sonrisa perdida de Paolo Malatesta, Ed. Oxford, Madrid, 2010, 293 páginas.



    En esta nueva novela juvenil, Ana Alcolea sigue fiel a su estilo y consigue captar y enganchar al lector desde el inicio. Trata sobre el descubrimiento, por parte de dos chicos, de una misteriosa cabeza de bronce en las profundidades de un lago en Zurich. Desde ese momento los dos protagonistas, Carolina y Valentín, se sumergen en una aventura que les hace viajar por Suiza, llegando a visitar los montañosos Alpes. Como en las demás novelas suyas, la autora nos presenta a varios personajes intrigantes como Frau Manon, una vieja actriz retirada que esconde más secretos de los que aparenta, o el misterioso inspector Schroeder.

    A mí, personalmente, me ha encantado la historia y me ha recordado bastante a sus novelas anteriores, que también giran alrededor de una trama misteriosa y una pareja de enamorados que se dedican a resolverla. En definitiva, creo que La sonrisa perdida… es una obra muy agradable para un público de mi edad.


                                                     Víctor Ballarín Aguarón, 4º ESO B

"Invictus", de William E. Henley



INVICTUS

Fuera de la noche que me cubre
negra como el abismo de polo a polo,
doy las gracias a cualquier dios que pueda existir
por mi alma inconquistable.
En las feroces garras de las circunstancias
ni me he lamentado ni he dado gritos.
Bajo los golpes del azar
mi cabeza sangra, pero no se inclina.
Más allá de este lugar de ira y lágrimas
es inminente el Horror de la sombra,
y, sin embargo, la amenaza de los años
me encuentra y me encontrará sin temor.
No importa cuán estrecha sea la puerta,
cuán cargada de castigos la sentencia.
Soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.


Versión original:


INVICTUS


Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.
In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.
Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.

      (William Ernest Henley, “Invictus” [1875], 

        en A Book of Verses [1888])

[Selección de la profesora Esther Ortas Durand]


William Ernest Henley (1849-1903) fue un poeta inglés. A consecuencia de la tuberculosis que padeció de niño, le fue amputada una pierna. A lo largo de los doce meses que pasó en el hospital recuperándose de las secuelas de la enfermedad, escribió poemas que fueron incluidos en A Book of Verses (1888), entre los que se incluye “Invictus” ('invicto, invencible'), compuesto en 1875. Pero el poema carecía de título hasta que le fue añadido por Arthur Quiller-Couch cuando lo incluyó en Oxford Book of English Verse (1900). Nelson Mandela tenía una copia del poema, que releía con frecuencia durante su estancia en prisión y le ayudó a sobrellevar el encarcelamiento. Por este motivo, el poema dio título a la película homónima dirigida por Clint Eastwood en 2009, basada en la vida de Mandela.
Henley fue amigo del escritor Robert Louis Stevenson, quien se inspiró en él para componer el personaje de Jonh Silver el Largo, el inolvidable pirata con pata de palo de su novela La isla del tesoro.

martes, 25 de enero de 2011

"Sadako y las mil grullas de papel", de Eleanor Coerr


Eleanor Coerr, Sadako y las mil grullas de papel, Ed. Everest, León, 2003, 82 páginas.

      Recomendado para lectores a partir de diez años, este libro —que, no obstante, tiene interés para personas de todas las edades— ha gozado del favor del público juvenil desde su aparición en 2003, como demuestra el hecho de que ha alcanzado ya su séptima edición.

      Sadako y las mil grullas de papel está basado en una historia real, la vida de una niña que vivió en Japón entre 1943 y 1955. En el prólogo del libro se cuenta que Sadako vivía en Hiroshima cuando la Fuerza Aérea de Estados Unidos dejó caer en aquella ciudad una bomba atómica, con el propósito de acelerar el final de la Segunda Guerra Mundial. Diez años más tarde, Sadako falleció a consecuencia de la radiación producida por esa bomba. Tras su muerte, sus compañeros de colegio publicaron un libro con sus cartas. Sadako se convirtió en una heroína para los niños y niñas de su país, quienes recaudaron fondos para erigir un monumento a Sadako y a todos los niños muertos a consecuencia de la bomba atómica. En 1956 se inauguró una estatua en el parque de la Paz de Hiroshima. En la base está grabado el siguiente mensaje: “Este es nuestro grito, / es nuestra plegaria: / que haya paz en el mundo”.

    El libro muestra, con delicadeza no exenta de realismo, los efectos de la guerra en las personas, que van más allá de las víctimas mortales producidas durante las contiendas, y despierta la ternura de los lectores porque, en este caso, las víctimas de esos daños que los políticos han dado en llamar “colaterales” son los más inocentes, los niños. Niños como Sadako, alegre, vitalista, con toda la vida por delante, que a una edad muy temprana se hacen conscientes de la proximidad de su propia muerte. Sadako resulta admirable por la serenidad con que se enfrenta a su final y por el coraje con que lucha por la vida, simbolizado en esas grullas de papel a que hace referencia el título. Todo ello, narrado en un tono contenido, sin caer nunca en la sensiblería. Sadako y las mil grullas de papel nos acerca también a una cultura distinta a la nuestra: las relaciones familiares, las creencias religiosas, los ritos. En definitiva, un buen punto de partida para la reflexión en el Día Escolar por la Paz y la No Violencia.

                                                Grupo de biblioteca del IES Goya

      A la entrada del Parque de la Paz, la gente desfilaba en silencio ante el monumento. En las paredes se podían ver fotografías de personas muertas, o moribundas, en una ciudad en ruinas. La bomba atómica —la bola de fuego— había convertido Hiroshima en un desierto.
    Sadako no quería contemplar tan horrendas fotografías. Tiró de la mano de su amiga Chizuko y recorrieron el edificio apresuradamente.
    —Yo me acuerdo de la bola de fuego —susurró Sadako—. Era como los rayos de un millón de soles. Y luego un calor que me pinchaba los ojos como si fuesen cientos de agujas…
     — ¿Cómo puedes acordarte? —replicó Chizuko— Eras solo un bebé.
     — ¡Pues me acuerdo! —reafirmó Sadako, tajante.
   Una vez concluidos los discursos de los sacerdotes budistas y del alcalde, cientos de palomas blancas fueron puestas en libertad. Estas sobrevolaron la Cúpula Atómica y Sadako pensó que se asemejaban a los espíritus de los muertos que volaban hacia el cielo en busca de libertad.
[…]
    El día transcurría demasiado rápido. Lo mejor, pensó Sadako, era ver tantas cosas a la venta, junto con el rico olor de la comida. […] Lo peor, sin duda, era ver aquellos rostros con aquellas horribles cicatrices. La bomba atómica los había desfigurado de tal manera que no parecían seres humanos. Si alguna de aquellas personas se le aproximaba, ella se alejaba rápidamente.
    El entusiasmo aumentó con la puesta del sol. Y una vez que los últimos fuegos artificiales desaparecieron del cielo, la multitud se encaminó, con linternas de papel, hasta la orilla del río Otha.
    El señor Sasaki encendió, con sumo cuidado, seis velas, una por cada miembro de la familia. Las linternas estaban marcadas con los nombres de los familiares que habían perecido a causa de la bola de fuego. Sadako había escrito el nombre de “Oba chan” en su linterna. Tan pronto como las velas adquirían una llama viva, las linternas eran depositadas en el río Otha y se iban flotando hacia el mar como un enjambre de luciérnagas en la inmensa oscuridad del agua.
    Sadako no quería contemplar tan horrendas fotografías. Tiró de la mano de su amiga Chizuko y recorrieron el edificio apresuradamente.   
—Yo me acuerdo de la bola de fuego —susurró Sadako—. Era como los rayos de un millón de soles. Y luego un calor que me pinchaba los ojos como si fuesen cientos de agujas…     
—¿Cómo puedes acordarte? —replicó Chizuko— Eras solo un bebé.      
— ¡Pues me acuerdo! —reafirmó Sadako, tajante.    
Una vez concluidos los discursos de los sacerdotes budistas y del alcalde, cientos de palomas blancas fueron puestas en libertad. Estas sobrevolaron la Cúpula Atómica y Sadako pensó que se asemejaban a los espíritus de los muertos que volaban hacia el cielo en busca de libertad.[…]    El día transcurría demasiado rápido. Lo mejor, pensó Sadako, era ver tantas cosas a la venta, junto con el rico olor de la comida. […] Lo peor, sin duda, era ver aquellos rostros con aquellas horribles cicatrices. La bomba atómica los había desfigurado de tal manera que no parecían seres humanos. Si alguna de aquellas personas se le aproximaba, ella se alejaba rápidamente.    El entusiasmo aumentó con la puesta del sol. Y una vez que los últimos fuegos artificiales desaparecieron del cielo, la multitud se encaminó, con linternas de papel, hasta la orilla del río Otha.    El señor Sasaki encendió, con sumo cuidado, seis velas, una por cada miembro de la familia. Las linternas estaban marcadas con los nombres de los familiares que habían perecido a causa de la bola de fuego. Sadako había escrito el nombre de “Oba chan” en su linterna. Tan pronto como las velas adquirían una llama viva, las linternas eran depositadas en el río Otha y se iban flotando hacia el mar como un enjambre de luciérnagas en la inmensa oscuridad del agua.                                            
                                      (Sadako y las mil grullas de papel, pp. 20-23)


domingo, 23 de enero de 2011

"Sólo ante el hombre", de Ángela Figuera Aymerich


Lirios silvestres. Foto: Josefina López


Sólo ante el hombre

Sí, yo me inclinaría
ante el definitivo contorno de los lirios.

Sí, yo me extasiaría
con el trino del pájaro.

Sí, yo dilataría
mis ojos sobre el mar y la montaña.

Sí, yo suspendería
el soplo de mi pecho ante un arcángel.

Sí, yo me inclinaría
ante la faz de Dios, tocando el polvo,
si con su mano convocara el trueno.

Pero sólo ante el hombre, hijo del hombre,
reo de origen, ciego, maniatado,
los pies clavados y la espalda herida,
sucio de llanto y de sudor, impuro,
comiéndose, gastándose, pecando
setenta veces siete cada día,
sólo ante el hombre me comprendo y mido
mi altura por su altura y reconozco
su sangre por mis venas y le entrego
mi vaso de esperanza, y le bendigo,
y junto a él me pongo y le acompaño.


 De Belleza cruel, 1958


Ángela (de la) Figuera Aymerich (Bilbao, 1902-Madrid, 1984) fue una poeta española perteneciente a la primera generación de posguerra. Hija mayor de una familia numerosa, comenzó los estudios de Filosofía y Letras en Valladolid y los acabó en Madrid, adonde se trasladó su familia en 1930. En 1932 contrajo matrimonio con Julio Figueroa y en 1933 obtuvo una plaza como catedrática de instituto. Tras la Guerra Civil, perdió el trabajo y el título universitario por sus afinidades con la República. A partir de 1952 trabajó en la Biblioteca Nacional. 

Publicó, entre otras, las siguientes obras poéticas: Mujer de barro (1948), Vencida por el Ángel (1950), El grito inútil (1952), Los días duros ( 1953) y Belleza cruel (1958), con la que ganó el Premio de Poesía Nueva España, impulsado por la Unión de Intelectuales en el exilio. Su obra se adscribe a la llamada poesía desarraigada, aquella que muestra su disconformidad con el mundo circundante, su desasosiego existencial y los primeros indicios de protesta social y política.

Otro poema de la autora en este blog:

lunes, 17 de enero de 2011

"Blanco y Negro", de Malorie Blackman


Malorie Blackman, Blanco y Negro, Ed. Medialive, Barcelona, 2009, 384 páginas.

      Callum es un cero, un pálido, un don nadie; vive con su familia en La Praderas, en una casa casi en ruinas. Su familia dice que las cruces son todas egoístas y aprovechadas, pero Callum no cree lo mismo gracias a Sephy. Sephy es una cruz y, para su desgracia, su padre tiene un alto cargo entre las cruces. Callum cree que la familia de Sephy es feliz, y él daría todo por ser ella, pero Sephy tiene otro punto de vista: su padre odia a los ceros, le dan asco; su madre es una alcohólica, y su hermana es la persona que nadie querría tener a su lado. Callum y Sephy son amigos desde la infancia, pero todo cambia cuando a Callum y a otros ceros los admiten en la escuela de Sephy…

      Blanco y Negro es una apasionante novela sobre el valor, la amistad y la esperanza, en una historia que te enganchará desde la primera página hasta la última.


                                         Julia Longás, 2º ESO

domingo, 16 de enero de 2011

"Dicen que el ave divina", de Antonio Machado


                XXXIX

Dicen que el ave divina,

trocada en pobre gallina,

por obra de las tijeras

de aquel sabio profesor

(fue Kant un esquilador

de las aves altaneras;

toda su filosofía,

un sport de cetrería),

dicen que quiere saltar

las tapias del corralón,

y volar

otra vez, hacia Platón.

¡Hurra! ¡Sea!

¡Feliz será quien lo vea!


(Antonio Machado, de “Proverbios y cantares”, 
Campos de Castilla)

[Selección del profesor  José María Pellitero]


En esta composición, Machado, con su habitual ironía, critica a Kant que, con su sistematismo, “desplumó” a la filosofía. Como consecuencia de ello, la filosofía había caído a finales del siglo XIX en el positivismo. El poeta expresa su esperanza de que remonte el vuelo para volver a pensar en lo esencial.

lunes, 10 de enero de 2011

"La casa de los sentidos", de Nadeem Aslam

Nadeem Aslam, La casa de los sentidos, Ed. Afaguara, Madrid, 2009, 438 páginas.

   La casa de los sentidos es un remanso de paz en el caos reinante en Afganistán después de la invasión soviética, la guerra de los talibanes y las guerrillas internas. A la casa, donde vive el protagonista, un médico inglés, van llegando y encontrando refugio una joven soviética, un antiguo espía estadounidense, la maestra de escuela del pueblo, musulmana, y un joven extremista islámico. Si bien la casa comienza siendo un lugar sosegado para sus agitadas vidas, poco a poco se convertirá en una olla a presión dando lugar a un final trágico y demoledor.
   Teniendo como fondo la historia reciente de Afganistán, el libro nos presenta a varios personajes a los que une la soledad, la tristeza por todo el dolor que han visto o sufrido ellos mismos. Tiene momentos muy bellos pero otros tan desgarradores que te abren los ojos a una realidad que sólo nos llega a retazos en las noticias de los telediarios.
   Los personajes intentan mantener su humanidad, en medio del caos, de la violencia cotidiana. El autor no se “casa” con nadie y nos plantea que no hay buenos y malos sino que incluso en el bando de los buenos también hay injusticia, traición, violencia. Para equilibrar la balanza nos presenta a tres protagonistas que sólo buscan el amor, la verdad, aunque sea dolorosa y el perdón por lo que pudieron hacer.
   La lectura es intensa y, aunque a veces se cierra el libro con un regusto de tristeza e impotencia, te das cuenta de la dura realidad que tanta gente está viviendo, y creo que nos conviene de vez en cuando este revulsivo desde nuestro cómodo sofá.

                                                  Patricia Raluy, madre de alumna

domingo, 9 de enero de 2011

"Cuando / del aire respiro", de José María Millares Sall

"... y en esa ola / me quedo..."



Cuando
del aire respiro
y no te siento y no te escucho y miro y me voy
y huyo hacia el mar y me pierdo
y no te devuelvo los ojos
y soy la luz que se tiende de la playa y no te vuelvo
a mirar y en esa ola
me quedo y en llanto que se ovilla
te llamo y si te miro
y no me pierdo es porque soy entonces
quien te llama
y te vive
hasta morir.

(José María Millares Sall, de Cuadernos 2000-2009

Calambur, 2009)

[Selección de Naima Calvo Sancho, 3º ESO A]



José María Millares Sall (1921-2009) nació en Las Palmas (Islas Canarias). Ha publicado Liverpool (1949, 2008), Ronda de luces (1950), Ritmos alucinantes (1973), Los espacios soñados (1989), Azotea marina (1995), Pájaros sin playa (1999), Cuartos (2007), Celdas (2007), Esa luz que nos quema (2009) y Cuadernos (2009), por el que recibió el Premio Nacional de Poesía 2010. Anarquía, esperpento, onirismo y surrealismo son algunas de las palabras que el propio Millares utilizó para definir su poesía, aunque, según él mismo, la más precisa era existencial.


martes, 4 de enero de 2011

Homenaje a Miguel Hernández

El IES Goya no podía dejar de rendir homenaje al poeta Miguel Hernández con motivo del centenario de su nacimiento, con este fin se llevaron a cabo una serie de actividades:
- Se colocaron carteles conmemorativos por todo el Instituto.
- A partir de ese momento se proponía cada semana un poema de Miguel Hernández para leer y comentar en clase. Para ello se ponía el primer verso del poema junto a los carteles conmemorativos; los alumnos debían buscar el resto del poema, para comentarlo posteriormente en clase.

Enlace para ver la presentación que acompañó el recital:






- Se celebró una exposición sobre Miguel Hernández en la Sala de Usos Múltiples del 10 al 22 de diciembre. Dicha exposición constaba de carteles explicativos sobre la vida y la obra de Miguel Hernández y de la proyección de una presentación en power point. Así mismo se elaboró un cuestionario guía y unas papeletas mediantes las que los visitantes a la exposición elegían el poema que más les había gustado. El poema más votado fue "Me llamo barro, aunque Miguel me llame..."(en otra entrada del blog lo podéis ver el poema entero).







-Los alumnos de 1º de ESO, dirigidos por la profesora Julia Domingo, realizaron unos carteles sobre la vida de Miguel Hernández y expusieron sus conocimientos sobre el poeta ante sus compañeros de 3º de ESO (Haciendo click en el icono podéis ver los carteles en versión issuu).





- Finalmente el día 21 se celebró un recital de poemas de Miguel Hernández, acompañado de la proyección de una presentación en power point sobre dichos poemas.
Este recital fue realizado por los alumnos de 3º y 4º de Diversificación Curricular y acudieron a él todos los alumnos de ESO. (Podéis ver el enlace de la presentación del recital más abajo)





Descargar el Power Point

Si no podéis escuchar las canciones, aquí están los enlaces de descarga:
"Hoy Converso Con Miguel" - Nach Scratch (FORMATO: .WMW)
"El Niño Yuntero" - Mocedades (FORMATO: .MP3)
"Vuelo" - Inés Fonseca (FORMATO: .WMW)
"Nanas de la Cebolla" - Juan Manuel Serrat (FORMATO: .MP3)
"Vientos del Pueblo Me Llevan" - Víctor Manuel y Ana Belén (FORMATO: .WMW)