EL BLOG DE LA BIBLIOTECA "IRENE VALLEJO" DEL IES GOYA DE ZARAGOZA


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lunes, 5 de mayo de 2025

'Léxico familiar', de Natalia Ginzburg

 

Grupo de lectura "Leer juntos" del IES Goya

Sesión del 24 de marzo de 2025

Autora: Natalia Ginzburg

Obra comentada: Léxico familiar. Barcelona, Penguin/ Random Hause, Lumen, 2024, 256 páginas.



¿QUIÉN ES NATALIA GINZBURG?

Natalia Ginzburg (Palermo, Italia, 1916 – Roma, 1991) fue hija de Giuseppe Levi, judío, y de Lidia Tanzi, católica, ambos no practicantes. Su padre, profesor de Anatomía, fue un reconocido investigador en la Italia de Benito Mussolini, quien persiguió a casi todos los componentes de esta familia. Natalia contrajo matrimonio con Leone Ginzburg, judío de origen ruso, Lector de Literatura eslava de la Universidad de Turín y reconocido antifascista, que murió encarcelado en Roma en 1944. Aunque volvió a contraer matrimonio –con el escritor Gabriele Baudini–, conservó siempre el apellido Ginzburg. Trabajó durante muchos años en la Editorial Einaudi, de la que fue redactora hasta el final.

Natalia Ginzburg en 1983 (foto de wikipedia)

Dejó una ingente obra de la que destacamos la que ha sido traducida al español:

Novelas y relatos

Camino a la ciudad (1942)

Así fue (1947)

Nuestros ayeres (1952)

Las palabras de la noche (1961)

Léxico familiar (1963)

La ciudad y la casa (1984)

Teatro

Me casé por alegría (1965)

Ensayo

Las pequeñas virtudes (1962)

Nunca me preguntes (1970)

Serena Cruz o la verdadera justicia (1990)

Cine

A todo lo anterior se añade una nada despreciable incursión en el guion de cine, de la que únicamente ha llegado a nosotros Las voces de la noche, llevada a la pantalla grande en España por el director Salvador García Ruiz en 2003.


¿QUÉ ES LÉXICO FAMILIAR?

Es la segunda novela de Natalia Ginzburg, que obtuvo el prestigioso Premio Strega [1] en 1963 y aún sigue gozando de gran popularidad, difusión y profundos estudios en todos los idiomas. 

Con Léxico familiar, inaugura la autora una serie de narraciones centradas en el estrecho mundo de la familia: Querido Miguel (1973), Familia (1977), La ciudad y la casa (1984) e, incluso, La familia Manzoni (1983) sobre el famoso escritor italiano.

Natalia Gingzburg en una previa Nota de la autora apremia al lector con unas breves afirmaciones que se perciben necesarias como guía de lectura. No desea que este libro sea interpretado como una novela más y es que: “Todos los lugares, hechos y personas que aparecen en este libro son reales. Nada es ficticio. Siempre que, debido a mi costumbre de novelista, inventaba algo, me sentía obligada a destruirlo. Hasta los nombres son reales”.

Pero avisa también de que no se trata de una crónica, es decir, de un relato exhaustivo de todo lo ocurrido en un tiempo, sino de lo que ella recuerda de ese tiempo. “La memoria es débil” y, por lo tanto, la historia tiene lagunas.  El lector debe leer este libro como una novela, “sin pedir más, ni tampoco menos de lo que una novela puede ofrecer”.

Y así se lee y se entiende que su intención, desde el principio, fue compartir el mundo de su excepcional familia, porque sintió desde niña el deseo de escribir un libro sobre su gente y esta novela es ese libro.

De madre católica y padre judío, siempre fue y se sintió hija de una familia judía. Formó la suya propia también con un judío de origen ruso y padeció por ambos motivos todas las persecuciones y sucesos trágicos que este pueblo tuvo que soportar en Italia.

La historia abarca unos treinta y cinco años de su vida, porque todo comienza en los veinte años de gobierno de Mussolini y termina poco después de la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de ese tiempo la vida de los miembros de la familia Levi, de sus amigos y de su círculo de relaciones, encarnan el relato de la vida política italiana. Y es que sus padres, sus hermanos y sus amigos fueron parte activa en los movimientos antifascistas.

Durante la sesión del grupo de lectura fue unánime la opinión acerca de esta novela, que en ocasiones parece más una escueta y fría enumeración de acontecimientos que una íntima biografía. Y es que Natalia Ginzburg utiliza con moderación los recursos narrativos. Trae a sus páginas una gran cantidad de personajes –cuyas vidas son tratadas de forma bastante extensa– y que enlaza con extrema sencillez y eficacia. Ello contribuye a la sensación de economía de recursos que ofrece la lectura, que sugiere influencia de la narración cinematográfica.

La descripción, en cambio, es dilatada, se detiene con mimo en los interiores de la casa (de sus diferentes casas) como centro de su vida de niña y de adulta. Ofrece a lo largo de toda la novela una típica visión femenina de los detalles, que cobran, a sus ojos y a los nuestros, una insospechada importancia.

Percibió la potencia de ese mundo y sintió que había que contarlo. Cuando todo se hunde encarcelan a tu padre, tus hermanos, tu marido, tus amigos es necesario hincar los pies hasta hundirlos en los cimientos de tu casa (sometida a múltiples cambios, como nómadas) para no dejarse llevar de la corriente voraz que arrastra y hace posible el olvido. De todo eso, un miembro de una familia judía sabe mucho desde hace siglos.

Y la escritura se le reveló como la manera de no desaparecer por alguno de esos azares. Hay que suponer una profunda observación y reflexión para concluir que las peculiaridades comunicativas en el seno de la familia, el llamado con acierto léxico familiar, constituyen en realidad su misma esencia.

Merece la pena desentrañar el sentido del título, Léxico familiar. ¿Qué es un léxico? El DRAE ofrece varios significados y dos podrían cuadrar a esta obra. El nº 4. “Vocabulario, conjunto de palabras de un idioma, o de las que pertenecen al uso de una región, a una actividad determinada, a un campo semántico dado, etc.” Y el nº 5. “Caudal de voces, modismos y giros de un autor”.

Natalia comprendió que el idiolecto de sus padres, es decir, el léxico de la familia Levi, permanecería igual que su herencia genética, si la familia se viera obligada a dispersarse. La forma de hablar de Beppino y Lidia, sus progenitores, había marcado la vida de sus hermanos Paola, Gino, Alberto, Marioy la suya propia y les había traspasado para siempre su visión del mundo.

Ginzburg muestra que el frágil mundo de su familia se asienta, paradójicamente, sobre la sólida base de las palabras y expresiones que se repetían en la vida diaria y que adquirían en ella y, sólo en ella, un sentido que no compartía el resto de la sociedad. Y eleva el conjunto de sustantivos, adjetivos y expresiones de su casa a la categoría de léxico de autor, pues reconoce en ellos singularidad y repetición. Al transcribirlo todo en esta obra, lo inmortaliza y lo consagra definitivamente como un “léxico”.

Su padre, un prestigioso científico ensimismado, que “valoraba el socialismo, Inglaterra, las novelas de Zola, la Fundación Rockefeller y los guías de montaña del valle de Aosta” y carecía de sentido del humor, usaba constantemente adjetivos y expresiones que adquieren a ojos del lector la forma de un modo absolutamente peculiar de entender la vida doméstica y social. Su concepto estricto de la educación y de la vida cuaja en expresiones que muestran generalmente su desagrado ante hechos y conductas habituales. Y así tachaba de: “vaniloquio, megalómano, borrico, palurdo” a algún hijo, pero daba órdenes delegando en su esposa las prohibiciones “dile que no haga…; dile que prohíbo que se case”.

La madre, Lidia, de natural más vitalista, un poco estrambótica, amante de las relaciones sociales, esparce constantemente esas características en el vocabulario que usa. Su ámbito de influencia es muy grande pues irradia a toda la vida doméstica de sus hijos y aun de sus nietos: “alguien le da cordel o no le da cordel” (un modo de clasificación social propio). Y utiliza con frecuencia los “Me aburro o Esta ciudad es aburrida”, “¡Qué nombre tan feo!”. “¡Tengo alquitranacia!”, en realidad, “una mezcla de melancolía y sensación de soledad, unida generalmente a una indigestión” (p.146). Siempre ansía la diversión y ama, sobre todo, la evasión que proporciona el cine.

Es una novela de un relato seguido, sin capítulos, en secuencias separadas por un espacio doble de párrafo. A lo largo de sus más de doscientas páginas salta de un personaje a otro con extraordinaria maestría, mediante hábiles y sencillas transiciones, que logran que se lea con la misma facilidad y con la misma velocidad de quien ve una película.

Francisca Soria Andreu


 [1] Premio creado en 1947, otorgado por la Fundación María y Godofredo Bellonci, que premia al mejor libro de poesía, novela o ensayo, publicado durante el año.


Ilustración de Inmaculada Martín para este trabajo


Sobre Léxico familiar de Natalia Ginzburg. Unas reflexiones desde la Historia.

            Otras literaturas, la francesa, la alemana o la rusa, por ejemplo, tienen en su vademécum abundantes obras sobre sagas familiares, historias propias y particulares que, desde el s. XIX [1], tratan de perpetuar, dar a conocer y dar valor a la vida de personas, profesionales, intelectuales, artesanos de clases medias, cuando el cambio político y económico promueve el auge de la burguesía. En la literatura española, este género literario es menos habitual o más tardío.

            Muchas, no todas, de estas familias historiadas son judías. ¿Tienen los judíos europeos especial necesidad de dejar registros escritos sobre su historia y sus vivencias? En realidad, la ciencia histórica, hasta la creación del estado de Israel, no se ha ocupado mucho de ellos. Mientras en la sociedad del Antiguo Régimen han tenido poca presencia social, su especial vinculación con la cultura y la ciencia y con la economía les han hecho adquirir un lugar predominante en el cambio de era. Es su momento y, quizá, una de las razones de su historia futura.

            La segunda razón de la relevancia de este estilo literario y de esta novela, está en la II Guerra Mundial y el muy trágico hecho que hemos denominado Holocausto. Probablemente, la necesidad de narrar este hecho en primera persona es más personal, psicológica, que colectiva [2].  Sea cual sea la causa, estas narraciones aportan una visión muy diferente de los acontecimientos y, sobre todo, muestran el auténtico horror y la criminalidad de las guerras. Como en el caso anterior, muchas de estas narraciones cuentan experiencias de personas judías, uno de los colectivos más afectados.

            Esta visión está, casi siempre, ausente en los libros de historia, en los que las víctimas pasan a ser una cifra estadística de las consecuencias y efectos colaterales. Sin esta literatura desconoceríamos la realidad de los hechos, la historia humana, la historia total. También en este punto nuestra literatura es más escasa y tardía.

            La vivencia de la autora de estas dos realidades es personal, directa y profunda. Llama enormemente la atención la capacidad y voluntad de la escritora de situarse en un plano alejado (?) de los acontecimientos. Con la misma sencillez y naturalidad que cuenta episodios anecdóticos de su familia, cuenta los grandes traumas soportados durante la guerra mundial, incluida la trágica muerte de su marido y otras desgracias familiares. ¿Por qué lo hace así?

            Finalmente, querría destacar el valor de esta literatura para dar a conocer hechos del pasado, sobre todo aquellos que han tenido consecuencias importantes en el presente colectivo. La historia tiene sus ritmos y sus momentos, también su propia audiencia. La literatura es más universal, puede llegar a otros niveles, otros lectores de muchas edades y condiciones, y puede perdurar en el tiempo. Un buen instrumento para lo que hoy llamamos “memoria histórica”.

 

Concha Gaudó



[1] Este género tiene profundas raíces, pero mis conocimientos no me permiten entrar en ese campo.

[2] Pienso en Paul Celan o Primo Levi, pero también en Victor Frankl o Jorge Semprún.


lunes, 28 de abril de 2025

Publicación de la XVI edición de los relatos de misterio y terror

 

 

El segundo acontecimiento de nuestras bibliotecas este jueves en el instituto Goya (ver reseña anterior para saber sobre el primero) ha tenido como protagonistas a los alumnos y alumnas que han participado en la “XVI edición de los relatos de misterio y terror”, cuya presentación se ha llevado a cabo por parte de las profesoras Marily Gómez y Gloria García en la biblioteca escolar “Irene Vallejo”.

 

        

Es la culminación de una actividad que comenzó con la convocatoria en octubre del concurso de relatos y que ha llevado un complejo trayecto con la selección de las mejores historias, la organización y ejecución de las ilustraciones, la maquetación, etc. Tanto los alumnos y alumnas autores de los relatos como quienes han ilustrado esas historias han demostrado una gran ilusión al ver finalmente el resultado de tanto trabajo. Los relatos seleccionados son:El huésped de las sombras”, de Ruy Cabello Pardo; “La sombra en el viejo roble”, de Miguel Ocejo Cecilia; “La orden”, de Javier Arruego Martínez; “La sombra de mi hijo”, de Sophia Bastidas Bernal; “El ritual”, de Giuliana Ghiotti Quintana e “Insomnio y ratas”, de Francesca Lalaguna Liberio.

 

        

 

Las ilustraciones las ha realizado el alumnado de 1º H de Artes dentro de la materia de Proyectos Artísticos bajo la tutela de la profesora Gloria García.

 

A todos los participantes se les han entregado dos copias de la publicación final, así como un obsequio que les permitirá continuar con su vocación artística. La publicación será registrada en el catálogo de la biblioteca para poder ser prestada.


                        

 

Como novedad, hemos preparado una exposición temporal en la biblioteca escolar “Irene Vallejo” con una selección de los dibujos que ilustran la publicación de este año.