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lunes, 1 de noviembre de 2010

"Antes del odio", de Miguel Hernández

Logo del Centenario del nacimiento de Miguel Hernández


        Antes del odio

Beso soy, sombra con sombra.
Beso, dolor con dolor,
por haberme enamorado,
corazón sin corazón,
de las cosas, del aliento
sin sombra de la creación.
Sed con agua en la distancia,
pero sed alrededor.

Corazón en una copa
donde me lo bebo yo,
y no se lo bebe nadie,
nadie sabe su sabor.
Odio, vida: ¡cuánto odio
sólo por amor!

No es posible acariciarte
con las manos que me dio
el fuego de más deseo,
el ansia de más ardor.
Varias alas, varios vuelos
abaten en ellas hoy
hierros que cercan las venas
y las muerden con rencor.
Por amor, vida, abatido,
pájaro sin remisión.
Sólo por amor odiado,
sólo por amor.

Amor, tu bóveda arriba
y yo abajo siempre, amor,
sin otra luz que estas ansias,
sin otra iluminación.
Mírame aquí encadenado,
escupido, sin calor
a los pies de la tiniebla
más súbita, más feroz,
comiendo pan y cuchillo
como buen trabajador
y a veces cuchillo sólo,
sólo por amor.

Todo lo que significa
golondrinas, ascensión,
claridad, anchura, aire,
decidido espacio, sol,
horizonte aleteante,
sepultado en un rincón.
Espesura, mar, desierto,
sangre, monte rodador,
libertades de mi alma
clamorosas de pasión,
desfilando por mi cuerpo,
donde no se quedan, no,
pero donde se despliegan,
sólo por amor.

Porque dentro de la triste
guirnalda del eslabón,
del sabor a carcelero
constante y a paredón,
y a precipicio en acecho,
alto, alegre, libre soy.
Alto, alegre, libre, libre,
sólo por amor.

No, no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme, no.
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa?
¿Quién amuralla una voz?
A lo lejos tú, más sola
que la muerte, la una y yo.
A lo lejos tú, sintiendo
en tus brazos mi prisión,
en tus brazos donde late
la libertad de los dos.
Libre soy, siénteme libre.
Sólo por amor.

(Miguel Hernandez, de Cancionero y romancero de ausencias)

Miguel HERNÁNDEZ (Orihuela, Alicante, 30 de octubre de 1910-Alicante, 28 de marzo de 1942). De familia modesta, abandonó pronto el colegio para cuidar los rebaños familiares. Continúa su formación de forma autodidacta con la lectura de poesía, animado por amigos como Ramón Sijé (nombre que ha pasado a la historia por la famosa elegía que Miguel Hernández le dedicará a su muerte). El deseo de abrirse camino en el mundo literario lo llevó a Madrid en los años treinta. Allí se convirtió en noticia por su precocidad y talento, y trató a los poetas del 27, sobre todo a Aleixandre, con quien lo unió una gran amistad, y a Pablo Neruda, cuya influencia pudo ser decisiva en su evolución ideológica. Colaboró con la Misiones pedagógicas de la República y se afilió al Partido Comunista en 1936. Durante la Guerra Civil participó activamente en la lucha a favor de la República: se alistó como voluntario y recorrió los frentes organizando actividades culturales y recitando poemas. Como comisario de Cultura participó en 1937 en el II Congreso internacional de intelectuales en defensa de la cultura y viajó a la URSS para participar en el V Festival de teatro soviético. En marzo de ese mismo año contrajo matrimonio con Josefina Manresa y en diciembre nace su primer hijo (muerto a los pocos meses), a quien dedica, entre otros, el poema “Hijo de la luz y de la sombra”. En 1939 nace su segundo hijo, para el que escribe “Nanas de la cebolla”. Terminada la guerra, es detenido y condenado a muerte, pena conmutada después por treinta años de cárcel. En la prisión madrileña Conde de Toreno compartirá celda con el dramaturgo Buero Vallejo, autor de un conocido retrato del poeta. Tras recorrer diversos penales, en 1941 es trasladado a la cárcel de Alicante, en cuya enfermería muere a la edad de 31 años a causa de la tuberculosis contraída durante su estancia en prisión.

En 1933 publica su primer libro de poemas, Perito en lunas, de clara influencia gongorina. Tres años después aparece El rayo que no cesa, obra compuesta fundamentalmente de sonetos, en la que expresa un amor vital y desgarrado. Viento del pueblo (1937) muestra su compromiso social en un lenguaje sencillo. En El hombre acecha (1939) refleja los problemas de la guerra y el presentimiento de la derrota. Su último libro, Cancionero y romancero de ausencias, reúne más de un centenar de composiciones escritas entre 1938 y 1941, la mayor parte en prisión. En ellos expresa la angustia existencial del poeta, cuyo único consuelo es el recuerdo de los seres queridos y de los árboles y flores evocados.

-Puedes leer "Notas sobre un poema de Miguel: Antes del odio", un lúcido comentario de Carlos Bousoño: AQUÍ.

Otros poemas del autor en este blog:

-"Me llamo barro aunque Miguel me llame": AQUÍ.
-"Vientos del pueblo me llevan": AQUÍ.
-"Las abarcas desiertas": AQUÍ.
-"Nanas de la cebolla": AQUÍ.

También puedes leer el documento titulado "En recuerdo de Miguel Hernández, el poeta que quiso ser viento del pueblo": AQUÍ.

2 comentarios:

  1. Excelente, gracias por compartir. Este año, pese a la pandemia, volveremos a homenajear al entrañable Miguel Hernández.En Buenos Aires, en forma virtual. Un cordial saludo.

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  2. ¿No era en otras poesías carcelero el amor? Jeje
    Carlos San Miguel

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