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domingo, 30 de octubre de 2022

"Blues del cementerio", de Antonio Gamoneda



Foto: Josefina López


Blues del cementerio

 

Conozco un pueblo —no lo olvidaré—

que tiene un cementerio demasiado grande.

Hay en mi tierra un pueblo sin ventura

porque el cementerio es demasiado grande.

Sólo hay cuarenta almas en el pueblo.

No sé para qué tanto cementerio.

 

Cierto año la gente empezó a irse

y en muchas casas no quedaba nadie.

El año que la gente empezó a irse

en muchas casas no quedaba nadie.

Se llevaban los hijos y las camas.

Tenían que matar los animales.

 

El cementerio ya no tiene puertas

y allí entran y salen las gallinas.

El cementerio ya no tiene puertas

y salen al camino las ortigas.

Parece que saliera el cementerio

a los huertos y a las calles vacías.

 

Conozco un pueblo. No lo olvidaré.

Ay, en mi tierra sin ventura,

no olvidaré a mi pueblo.

 

¡Qué mala cosa es haber hecho

un cementerio demasiado grande!

(De Blues castellano, 1982)

 

Antonio Gamoneda compuso Blues castellano entre 1961 y 1966, pero no lo publicó inmediatamente a causa de la censura franquista, que tachó poemas enteros y desaconsejó su publicación, por lo que su aparición se retrasó hasta 1982. El poemario se divide en tres secciones que "trazan un recorrido por la memoria personal del poeta (su infancia durante la guerra civil) y la memoria social y colectiva, para lograr finalmente una síntesis entre lo individual y lo universal", observa Stefano Pradel*. El poeta confesó haber escrito este libro dominado por dos fuerzas: "el poeta turco Nazim Hikmet y las letras de los cantos negroamericanos fundacionales del jazz: el blues y el spiritual".  La presencia de Hikmet es más evidente en las secciones primera y tercera, mientras que el blues lo es en la segunda, formada por nueve poemas titulados todos Blues de... El poeta castellano encuentra en los cantos tristes de los negros norteamericanos que habían sido esclavos un modelo para expresar el dolor del periodo de posguerra española que le tocó vivir en plena juventud, y con ello se aleja de forma innovadora de la poesía escrita por sus coetáneos. En estas composiciones encontraremos las características que Ching-Yu (cit. por Pradel) atribuye al blues: la repetición sintáctica, la desaceleración rítmica y la narración fragmentaria.

"Blues del cementerio" es un poema que alude a la tragedia de la emigración y el despoblamiento rural, del que explica Stefano Pradel:

Repetición y variación constituyen el eje retórico central del poema, tanto a nivel de la elección léxica singular que de entero sintagmas: anáforas, epíforas, paralelismos, variaciones sintagmáticas (o sintácticas), pero no a nivel léxico-morfológico (como se daría, por ejemplo, en la paronomasia). Esto resulta especialmente acertado si se mira de cerca las conexiones que la repetición de sintagmas crea dentro del texto, que no solo garantizan su coherencia interna, sino que producen significado a través de las reiteraciones, los cambios y las omisiones.

*"El grito de la tierra: Blues castellano de Antonio Gamoneda". En Castilla. Estudios de Literatura, 10 (2019): 356-382.

1 comentario:

  1. Pues tiene su encanto... Me ha resultado simpático e incluso entrañable. Supongo que fue un pueblo con expectativas que resultaron equivocadas...jeje. O puede ser que lo interprete mal y, efectivamente, el cementerio fuera bien calculado, esté lleno a revisar y lo que falta es es pueblo vivo... Esto es más probable y más triste.
    Ha hecho bien el autor en darle ritmo bluesero porque sabido es que el blues tiene un fondo triste acorde al mensaje del texto.
    ¡Buena elección del poema para un día como hoy.
    Carlos San Miguel

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