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domingo, 20 de noviembre de 2022

Dos poemas de 'La belleza del marido', de Anne Carson


     
La escritora Anne Carson. (rtve.es)


II. PERO UNA DEDICATORIA SOLO ES
AFORTUNADA SI SE REALIZA EN PRESENCIA
DE TESTIGOS. ES ESENCIALMENTE UNA
PÚBLICA RENDICIÓN COMO LA DE
 ESTANDARTES EN UNA BATALLA


Sabes que hace años estuve casada y cuando se fue mi marido 
    se llevó mis libretas.
Libretas con espiral.
Ya sabes ese frío y ladino verbo escribir. Le gustaba 
     escribir, no le gustaba tener que empezar
él mismo cada pensamiento.
Utilizaba mis comienzos con varios propósitos, por 
    ejemplo en un bolsillo encontré una carta que había
    empezado
(a su amante de aquel momento)
que contenía una frase que yo había copiado de Homero:
    ΄εντροπαλιζομένη, es como cuenta Homero 
que Andrómaca se fue
cuando se separó de Héctor: "mirando a menudo hacia
    atrás"
bajó
de la torre de Troya y se fue a través de la  calles 
    empedradas hasta la casa de su leal 
marido y ahí
con sus mujeres entonó un lamento por un hombre con 
    vida en su propia morada.
Leal a nada
mi marido. ¿Entonces por qué le amé desde la temprana 
    adolescencia hasta entrada la madurez
y la sentencia de divorcio llegó por correo?
La belleza. No tiene mucho secreto. No me da vergüenza 
    decir que le amé por su belleza.
Como volvería a hacerlo
si se acercara. La belleza convence. Ya sabes que la
    belleza hace posible el sexo.

La belleza hace el sexo sexo.
Tú lo entiendes mejor que nadie... silencio, pasemos

a las situaciones naturales.
Otras especies, que no son venenosas, a menudo tienen
    coloraciones y estampados
parecidos a las especies venenosas.
Esta imitación de una venenosa por otra especie que no
    lo es se llama mimetismo.
Mi marido no era mimético.
Hablarás sin duda de los juegos de guerra. Me oíste
    quejarme a menudo
cuando estaban aquí toda la noche 
con los tableros tirados y tapetes y lucecitas y cigarrillos
    como la tienda de Napoleón,
supongo, ¿quién podía dormir? Después de todo mi
    marido era un hombre que sabía más
acerca de la batalla de Borodino
que sobre el cuerpo de su propia mujer, mucho más. La
    tensión se derramaba por las paredes
y el techo,
a veces jugaban desde el viernes por la noche  hasta la 
    mañana del lunes sin parar,
él y sus pálidos  y furiosos amigos.
Sudaban mucho. Comían carne de los países en los que
    jugaban.
Los celos
no eran precisamente una pequeña parte  de mi relación 
     con la batalla de Borodino.
Lo odio.
¿Ah, sí?
Por qué jugar toda la noche.
Es en  tiempo real.
Es un juego
Es un juego real.
Es eso una cita.
Ven aquí.
No.
Necesito tocarte.
No.
Sí.

Aquella noche hicimos el amor "de manera real", cosa
    que no habíamos intentado
aunque lleváramos seis meses casados.
Gran misterio. Ninguno de los dos sabía dónde poner la 
    pierna y hasta hoy aún no sé
si lo hicimos bien.
Parecía feliz. Eres como Venecia dijo encantador.
A la mañana siguiente temprano
escribí  una breve conferencia ("Sobre la desfloración")  
    que me robó y publicó
en una pequeña revista trimestral.
Por encima de todo esa era una característica  interacción
    entre nosotros.
O debería decir ideal.
Ninguno de los dos había estado nunca en Venecia.


XI. HAZ TUS DIVISIONES DE ACUERDO CON
LAS ARTICULACIONES NATURALES DE LA
FORMA LE DIJO SÓCRATES A FEDRO CUANDO
ESTABAN DISECCIONANDO UN DISCURSO
SOBRE EL AMOR


Por qué la naturaleza me entregó esta criatura; no digáis
    que lo elegí
sino que me aventuré:
por cierta pura gravedad de la propia existencia,
¡una conspiración del ser!
Éramos quince.
Era en clase de latín, primavera tardía, al final de la
    tarde, perifrástica pasiva,
por alguna razón me giré en mi sitio
y ahí estaba él.
Ya sabes dicen que un carnicero zen hace un solo corte
    preciso y el buey entero se derrumba
como un puzle. Sí un tópico
y no pido perdón porque como digo yo no tuve la culpa,
    estaba sin escudo
cara a cara con la existencia
y la existencia depende de la belleza.
Al final.
La existencia no parará
hasta que alcance la belleza y entonces ahí seguirá con
    todas las consecuencias hasta el final.
Inútil interponer análisis
o hacer sugerencias contrafácticas.
Quid enim futurum fuit si... Qué hubiera ocurrido si, etc.
La voz del profesor de latín
subía y bajaba en suaves oleadas. Una perifrástica pasiva

puede ocupar el lugar del imperfecto o del subjuntivo
    pluscuamperfecto
en una situación contraria a los hechos.
Adeo parata seditio fuit
ut Othonem rapturi fuerint, ni incerta noctis timuissent.
Tan avanzada estaba la conspiración
que hubieran podido capturar a Otón si no hubieran 
    temido los peligros de la noche.
¡Por qué conservo
esta frase en la memoria
como si hubieran pasado tres horas y no treinta años!
Sin escudo aún, de noche ya.
Cuánta razón tenían de temer sus peligros.

De La belleza del marido. Trad. de Andreu Jaume. 
Lumen, Barcelona, 2019

 La belleza del marido ('The Beauty of the Husband: A Fictional Essay in 29 Tangos', 2001), le valió a la escritora canadiense Anne Carson -Premio Princesa de Asturias de las Letras 2020- el Premio T.S. Eliot. Fue el primer libro de esta autora publicado en España, traducido por Ana Becciu y editado por Lumen, sello que en 2019 lo reeditó con una nueva traducción y un clarificador prólogo de Andreu Jaume. Subtitulado "un ensayo narrativo en 29 tangos",  este libro, en el que se aprecia la característica mezcla de géneros de Carson, resulta inclasificable pues, como  explica Andreu Jaume en el prólogo, "a la dimensión crítica se añade un elemento narrativo que se diluye en una alusión popular y musical como es el tango". Es un ensayo sobre la idea de Keats, procedente de la "Oda a una urna griega", de que la belleza es verdad y también  la historia de un matrimonio contada en 29 tangos ya que, según se indica en la contraportada, "Un tango (como el matrimonio) es algo que hay que bailar hasta el final". A lo largo de estos 29 tangos, otras tantas escenas con saltos en el tiempo, Anne Carson nos introduce en la historia íntima de un matrimonio que se desmorona, sobre la que observa Andreu Jaume:

Toda la historia se construye a través de un espacio de intimidad en la que la voz de ella resuena en la ausencia de él, pasando del detalle episódico a la meditación moral, apoyándose a menudo en referencias literarias y filosóficas, siempre muy precisas y perfectamente engastadas en la corriente de emoción que atraviesa los poemas. Pero más que el matrimonio, el asunto que se explora en el libro es el deseo, el deseo como movimiento, indeseable en sí mismo.

Respecto al tópico de Keats de que "La belleza es verdad y la verdad, belleza", observa Andreu Jaume que la rotundidad del mismo es puesta en duda por las citas del autor que Carson intercala al principio de cada poema, citas de obras menores, cartas o notas, y por el hecho de que el verso del tópico proceda de su "Oda a una urna griega", un objeto que representa un ideal perdido de perfección, con lo que parece decirnos que la verdad de esa belleza ha muerto.

1 comentario:

  1. ¡Caray, qué ironía, cuánto despecho y qué dardos tira a su ex...(bueno, imagino que algo tendrá de biográfico). Lo cierto es que todo esto lo hace divertido. Aunque da un poco de pena todo este desamor y decepción, por muy realista que sea.
    Una poeta muy sincera, diría yo.
    Ah, y lo que me ha gustado es la cita inicial sobre las dedicatorias; eso de " una pública rendición, como los de los estandartes tras una batalla"
    Carlos San Miguel

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