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domingo, 19 de enero de 2020

Dos poemas de Inmaculada Mengíbar





ERA ESCUCHAR A BACH ...

Era escuchar a Bach
el café recién hecho
y las islas moradas del crepúsculo. A veces
salir de clase y cinco mil semáforos
guardias atascos niños
autocares y cláxones
señoras lentas bolsas escaparates coches
corriendo clandestina
un ascensor en vilo esperándome cómplice
y mi uniforme azul. Entonces era
tirar los libros la nostalgia el frío
mirar fotos antiguas léeme
otra vez el poema de la luna
y esa forma tan tuya de callar de decirme
que un día vas a llevarme
al mar cuando oscurezca
para ver las primeras gaviotas de la noche
esa forma
tan tuya de decirme y las islas y el rojo
de la tarde cayendo
y esa desolación de los tejados grises
y de los pantalones tendidos
balanceándose
las camisas sin nadie
sobre la alfombra
quietas y ya sólo las islas y ya sólo tu boca
y ya sólo la noche rompiendo en oleadas
de oscuridad azul. De aquel invierno
conservo sobre todo
el recuerdo de un frío casi irreal de pronto
al salir de tu casa
la sensación inmensa de abandono
que me envolvía en medio
de esas calles extrañas de la vuelta
aquellas calles donde
todo era silencioso  casi irreal
el irse cerrando de los bares
algún borracho hablando de amor a las farolas
la gente haciendo cola
en las paradas últimas de autobús
gente triste
cargando con abrigos pesados como ausencias.

Era escuchar a Bach
y el café recién hecho
y las islas moradas del crepúsculo haciéndose
y deshaciéndose eran
bahías inconstantes arias tristes.

Atardeceres malvas sobre las azoteas.

    De Los días laborables, Hiperión, 1988


BUENA DISPOSICIÓN

¿Para tres días tantas maletas?
Me pregunta.

Él viene con lo puesto. (No lo puedo creer.
¿Es que no va a cambiar
siquiera de chaqueta?)

Al instante me acuerdo de unos versos de Donne.
(Como un feliz reproche): Ea, pues,
¿qué más ropa necesitas que un hombre?

De Pantalones blancos de franela, Hiperión, 1994

Inmaculada Mengíbar
Inmaculada Mengíbar (Córdoba, España, 1962) es poeta española cuya obra se ha convertido en referencia del feminismo. Ha vivido en Granada, en cuya universidad se licenció en Filología hispánica y donde entró en contacto con los poetas de la denominada "otra sentimentalidad", grupo en el que se encuadra la autora. Después se trasladó a Tenerife y, más tarde, a Almería. Actualmente reside en Torremolinos. 

Define su obra, caracterizada por la sobriedad ornamental,  como poesía de la experiencia, de la cotidianeidad, especialmente  la que alude "al papel de la mujer en todos los ámbitos". En 1988 publicó Los días laborables, que toma su título de un verso de Gil de Biedma. Se trata de un conjunto de poemas de corte intimista y tema amoroso  con el que quedó finalista del Premio Hiperión de Poesía. Con Pantalones blancos de franela ganó en 1994 el Premio Jaén de Poesía. En él continúa con la línea iniciada en su anterior poemario, pero incluye también un grupo de poemas breves en los que reinterpreta los mitos desde una óptica feminista muy irónica. Completa su producción con la aparición de  Poemas, en el número 3 de la revista Reverso, Abril de 1996. Poemas suyos han sido incluidos en distintas antologías, entre otras: Ellas tienen la palabra: dos décadas de poesía española (eds. Noni Benegas y Jesús Munárriz; Madrid, Hiperión, 1997), Los cuarenta principales: antología general de la poesía andaluza contemporánea (1975-2002) (ed. Enrique Baltanás; Sevilla, Renacimiento, 2002) o La otra sentimentalidad: estudio y antología (ed. Francisco Díaz de Castro; Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2003).

1 comentario:

  1. Jo, en el primer poema, todas esas larguísimas sucesiones de actividades y contratiempos son aún más extenuantes al no estar separadas por comas, tan solo por algún punto que divide las series... qué recurso tan apropiado para el poema.
    Carlos San Miguel

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