Te leo dulces versos de un antiguo,
y las palabras nacidas entre las viñas,
las tiendas, a la orilla de ríos de las tierras
del este, cómo caen ahora lúgubres
y desoladas en esta profundísima
noche de guerra, en la cual nadie atraviesa
el cielo de los ángeles de muerte
y se oye el viento con zumbido de ruina
cuando sacude las láminas que aquí arriba
dividen los pórticos, y la melancolía
asciende de los perros que aúllan desde los huertos
tras las descargas de las rondas
por las calles desiertas. Alguien vive.
Acaso alguien vive. Pero nosotros, aquí,
encerrados en la escucha de la antigua voz,
buscamos un signo que supere la vida,
el oscuro sortilegio de la tierra,
donde hasta entre las tumbas de ruinas
la hierba maligna alza su flor.
De Día a día [1942- 1946]. Versión de
Alejandra Pizarnik y María Cristina Giambelluca,
en Salvatore Quasimodo, Obra completa, Editorial
Sur, Buenos Aires, 1959
Versión original en italiano:
19 Gennaio 1944
Ti leggo dolci versi d'un antico,
e le parole nate fra le vigne,
le tende, in riva ai fuimi delle terre
dell'est, come ora ricadono lugubri
e desolate in questa profondissima
notte di guerra, en cui nessuno corre
il cielo degli angeli di morte,
e s'ode il vento con rombo di crollo
se scuote le lamiere que cui in alto
dividono le logge, e la malinconia
sale dei cani che urlano dagli orti
ai colpi di moschetto delle ronde
per le vie deserte. Qualcuno vive.
Forse qualcuno vive. Ma noi, cui,
chiusi in ascolto nell'antica voce,
cerchiamo un segno che supere la vita,
l'oscuro sortilegio della terra,
dove anche fra le tombe di macerie
l'erba maligna solleva il suo fiore.
Da Giorno dopo Giorno, 1946
Ufff pretender consolarse con El Poesía en semejante situación...¡difícil,eh
ResponderEliminarCarlos San Miguel