Cuando el 25 de agosto de 1987 el médico colombiano Héctor Abad Gómez muere asesinado por paramilitares en el centro de Medellín, su hijo, el escritor Héctor Abad Faciolince, encuentra, en uno de sus bolsillos, este soneto copiado a mano por el doctor y firmado JLB. El poema se convirtió en epitafio de la tumba del padre, y en noviembre de ese mismo año, el escritor lo publicó en el dominical de 'El Espectador', atribuyéndolo a Borges*.
Veinte años más tarde, Héctor Abad Faciolince escribe un libro sobre su padre titulado El olvido que seremos, en el que incluye el soneto. Y con el éxito comercial de la obra, surge la polémica en torno al soneto: la insinuación de que se trata de un apócrifo, e incluso de que el escritor ha inventado lo del hallazgo en el bolsillo de su padre. Entonces, Abad decide rastrear el origen de los versos -no incluidos ni en la Obra poética ni en las Obras completas de Borges-, bien para confirmar que son de Borges o para atribuirlos a un autor distinto. Comienza así un largo proceso de investigación que lo lleva desde Francia hasta Argentina y que termina por confirmar la autoría de Borges, algo en lo que el escritor colombiano siempre había creído, y descubrir cinco poemas inéditos del autor argentino.
Fundamental para el avance de la investigación fue el artículo aparecido en un diario de Medellín en el que la estudiante contratada para ayudarle en la investigación solicitaba información sobre el poema. Una mujer llamada Tita Botero respondió a la petición y entregó al escritor un recorte de la revista 'Semana' (a la que estaba suscrito el doctor), de 26 de mayo de 1987, en el que se lee lo siguiente:
Acaba de aparecer en Argentina un "librito", hecho a mano, de 300 copias para distribuir entre amigos. El cuaderno fue publicado por Ediciones Anónimas y en él hay cinco poemas de Jorge Luis Borges, inéditos todos, y, posiblemente, los últimos que escribió en vida. Casi un año después de la muerte de Borges, se publica este cuaderno por un grupo de estudiantes de Mendoza, Argentina, que tiene toda la credibilidad y el respeto para obligarse a decir la verdad. Aquí reproducimos dos de esos cinco últimos poemas de Borges.
Uno de los dos poemas era el soneto que nos ocupa, una meditación sobre la muerte que el doctor Abad había leído en su programa de radio semanal. Más tarde, Jaime Correas -uno de los estudiantes mendocinos- le confirmará la historia y le explicará cómo llegaron a sus manos los poemas, que habían sido traducidos al francés y publicados en Francia por el poeta Jean-Dominique Rey. El relato pormenorizado de sus pesquisas ha sido narrado por el autor: http://www.letraslibres.com/revista/convivio/un-poema-en-el-bolsillo
Sobre el olvido que sucede a la muerte, escribe Abad Faciolince en el capítulo 42 del libro:
Todos estamos condenados al polvo y al olvido [...]. Sobrevivimos por unos frágiles años, todavía, después de muertos, en la memoria de otros, pero también esa memoria personal, con cada instante que pasa, está siempre más cerca de desaparecer. Los libros son un simulacro de recuerdo, una prótesis para recordar, un intento desesperado por hacer un poco más perdurable lo que es irremediablemente finito. Todas esas personas con las que está tejida la trama más entrañable de mi memoria, todas esas presencias que fueron mi infancia y mi juventud, o ya desaparecieron y son solo fantasmas, o vamos camino de desaparecer, y somos proyectos de espectros que todavía se mueven por el mundo. En breve todas estas personas de carne y hueso, todos estos amigos y parientes a quienes tanto quiero, todos esos enemigos que devotamente me odian, no serán más reales que cualquier personaje de ficción, y tendrán su misma consistencia fantasmal de evocaciones y espectros, y eso en el mejor de los casos, pues de la mayoría de ellos no quedará sino un puñado de polvo y la inscripción de una lápida cuyas letras se irán borrando en el cementerio. Visto en perspectiva, como el tiempo del recuerdo vivido es tan corto, si juzgamos sabiamente, "ya somos el olvido que seremos", como decía Borges. Para él este olvido y ese polvo elemental en el que nos convertiremos eran un consuelo "bajo el indiferente azul del Cielo". Si el cielo, como parece, es indiferente a todas nuestras alegrías y a todas nuestras desgracias, si al universo le tiene sin cuidado que existan hombres o no, volver a integrarnos a la nada de la que vinimos es, sí, la peor desgracia, pero al mismo tiempo, también, el mayor alivio y el único descanso, pues ya no sufriremos con la tragedia, que es la conciencia del dolor y de la muerte de las personas que amamos.
Héctor Abad Faciolince, El olvido que seremos, Seix Barral, Booket, 2010, pp. 272-273
Encontré este otro poema de Inés García Éxija
ResponderEliminarCUANDO SEAMOS OLVIDO
Y en el mañana, cuando ya no estemos,
seremos humo de pensamiento muerto,
seremos tierra agrietada en el desierto.
Y en el mañana, cuando nos hayamos ido,
recogerán nuestros versos
como flores en el camino.
Inés García Écija
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EliminarA mí también me ha gustado
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EliminarHermosas palabras*,me re uerdan también juan ramón Jimėnez
EliminarMuchas gracias, Juan, por compartir tu hallazgo con nosotros.
ResponderEliminarSí, pero es todo muy paradójico, porque tengo muy claro que mientras exista la especie humana la obra de Borges, y en ese sentido, el propio Borges, permanecerá vivo.
ResponderEliminarBorges, Neruda o Cervantes, pero el común de los mortales, como tú y yo, caeremos muy pronto en el olvido...
EliminarCuando mueran todos los que me han conocido, es como si nunca hubier existido...
Hola: Según esa premisa ¿Cervantes, Lorca, Tupac Amaru están ya olvidados? Interesante debate.
EliminarDe qué mortales podemos decir que la humanidad toda los recordarán por los siglos de los siglos ?
EliminarMarina, nunca sabremos hasta dónde llegará el eco de nuestro paso por la vida. Los descendientes de todos nuestros conocidos pueden perpetuar la más pequeña anécdota sobre nosotros, hasta que se diluya quizá en un aforismo apócrifo que pertenecerá ya a todos.
EliminarTodo lo que se compone, se descompone, dice un dicho tibetano. Todo. Incluida nuestra galaxia. Nuestro sol tiene los días contado, puede que en cifras millonarias, pero contados al fin. Asumir esa idea descarga a nuestro ego de la pesadumbre de la trascendencia.
ResponderEliminarExcelente tu reflexión. Gracias!
EliminarEl olvido que seremos..... uno de los libros más hermosos que he leído en mi vida!!!!Ese entrañable amor de un hijo hacia su padre, que muchas veces,la cobarde e inesperada muerte,no permite demostrar.
ResponderEliminarUn hermoso libro, en efecto, del que se habla también en otra entrada de este blog. Gracias por su comentario.
ResponderEliminarEl olvido que seremos, la influencia de un padre sobre su hijo. Que libro tan hermoso. Gracias a Héctor A. F. por enseñarnos quien fue su padre en ésta obra tan maravillosa.
ResponderEliminarPura verdad y por lo tanto hermoso que bien refleja la ausencia amada y que no quiere caer en el olvido Dr o...gracias
ResponderEliminarYo también soy víctima de la violencia de esa maldita violencia que parece de animal salvaje que no tiene corazón y menos alma que llevó la tragedia una familia tan linda como la de el doctor Héctor Abad Gómez pero también una pérdida invaluable para el país
ResponderEliminarHermoso poema, me encanta recordarlo
ResponderEliminarGran poema
ResponderEliminarLa vida es un viaje corto y sin retorno a veces pasamos desapercibidos por la vida, con La muerte ni siquiera seremos un recuerdo, la ausencia es causa del Olvido
ResponderEliminarPor eso la expresion cultural como la literatura, la pintura etc son formas de dilatar ese olvido y palear el sufrimienro psiquico
ResponderEliminar¡Jooo ¡Qué gran poema y qué magnífico miniartículo has escrito. Apasionante todo lo que has contado sobre la atribución a Borges del poemita y un bravo a la actitud de Abad para acallar a los escépticos.
ResponderEliminarY muy de acuerdo con sus consoladoras últimas palabras.
Carlos San Miguel
Gracias Marina Martín Velasco por ponerle palabras al profundo pensamiento que muchos sufrimos. La angustia elemental. Por eso creo que no debemos preocuparnos tanto por el futuro. Debemos vivir cada día de lo mucho o poco que nos quede como si fuera el último.
ResponderEliminarUn buen libro es una cita íntima en la que nunca te dejarán plantado y a la que podrás renunciar sin herir a nadie
ResponderEliminarMuy buena definición.
EliminarHe aquí una de las funciones tan importantes de la escritura,el poder transportarse al pasado y proyectarse hacia el futuro... el Dr Abad Gomez siempre estará en mi recuerdo gracias a la novela,hermosamente humana, de su hijo. Gracias, porque el escribir es siempre un regalo del autor.
ResponderEliminarMe voy de la página con el alivio de confirmarme efímero, de reconciliarme con la intrascendencia como objetivo, y con el estímulo de invertir todo ese esfuerzo ahorrado a cada segundo del presente,antes que se escape hacia el olvido.
ResponderEliminarEn Colombia hay gente buena que el narcoestado quiere callar. Conocer la historia de Hector Abad es necesario en medio de una sociedad saturada de mucha información.
ResponderEliminarLa vida de Héctor Abad Gómez, es admirable. Quienes lo asesinaron sabían de su valor para nuestra sociedad.
ResponderEliminarFue el título que me atrapó... La película tan sentida tan reflejo de mí propia historia me emocionó y el análisis que hiciste del recorrido del autor me encantó gracias totales
ResponderEliminarLa lectura de la novela ha sido cómo un viaje entrañable en la memoria de un hijo, con momentos deliciosos y terribles episodios, que nunca olvidaré.
ResponderEliminarVi la película ayer, lagrimones y rabia. Me quedé con el poema narrado al final algo así como maravillado. Hoy lo busco, encuentro esto, me gusta, es como estar en una confortable estancia llena de gente agradable y sensata. Pero sólo una cosa más, seguro que seremos olvido de nuestro nombre, pero no de nuestro ser que circulará por las entrañas de los que nos precederán en forma de esencia mágica y profunda, genética y no sólo eso, formará parte del íntimo comportamiento de ellos. Esa será nuestra huella eterna.
ResponderEliminarEl ser que fue será más ser que el no ser.
EliminarHace muchos días, mi hijo hizo el comentario sobre está película, me dijo: Mamá no la has visto, tiene mucho de los años Ochenta, la ropa, los carros, la música, pero nunca me hablo de la historia. Que es la historia de una Colombia Actual. Y el poema al final es lo que me tiene aquí escribiendo mi sentir. Estamos en vísperas de unas elecciones muy peculiares, con unos líderes y aspirantes a la presidencia de la República que dejen mucho que desear, pues Todos han Sido responsables de muertes que ya olvidamos.
EliminarMuy certero tu comentario, y es una desgracia para nuestra colombia q vamos transitando por los abismos de la vida y como los Buendias no tenemos una segunda oportunidad sobre la tierra....lastimoso muy lastimoso..
EliminarEl ser es siempre eterno. Nunca será el ser menos ser que el ser que nunca fue.
ResponderEliminarEstamos condenados a desaparecer completamente. Con algunos genios, el tiempo (como medida creada por el hombre) será más piadoso, pero en el universo el tiempo del ser humano no cuenta, es inexistente porque prevale la eternidad. De modo que habrá un punto en el devenir de las cosas en el que ni Borges, ni Cervantes, ni Dante, ni nadie (solo Dios) habrán vencido a la intrascendencia.
ResponderEliminarHERMOSO LIBRO, ASÍ ES LA VIDA TODOS SEREMOS OLVIDADOS..
ResponderEliminarAcabo de ver la pelicula y corri a googlear el poema para conocer su autor. Una sorpresa mas de don Jorge qe ya habia escrito algo asi en el poema EVERNESS
ResponderEliminarExcelente aclaración, ilumina. El poema es hermoso. Vi la película y me tendió la mano para seguir a este poema. Felicitaciones por esta publicación
ResponderEliminarAdemás de agradecerte tu comentario, me gustaría animarte a que leyeras la novela. No te defraudará. Saludos
EliminarCon esto se confirma la inevitable levedad del ser, pero también la suerte de formar parte de ese todo cambiante en dondo somos y seremos amasados. El olvido sólo es eso, para la memoria, pero por suerte no será la nada...
ResponderEliminarEs mejor disfrutar del aquí y ahora
Me emociono la película,me atrapo su nombre y sentí en el poema “el olvido que seremos” la tristeza que sentí al perder a mi padre
ResponderEliminarRecuerdo cuando lei el libro, estábamos pasando el primer año del duelo de la dolorosa perdida de mi querido padre y me sentí tan identificada en ese profundo dolor en esa frase de Hector Abad Faciolince, que cuando una familia pierde un ser querido nunca vuelve a recuperar la Alegría. Y ahora que estamos pasando el duelo tan desgarrador de la partida de mi bella y tierna madre solo nos queda el consuelo pensar que están reunidos estos 2 maravillosos seres en la presencia del Señor unidos por ese inmenso amor traspasando la fronteras de esta vida terrenal.
ResponderEliminarNadie mejor que el poeta Borges por ser el autor original de este soneto que indudablemente es de mucha riqueza intelectual.hasta hoy creí que el autor era el Doctor Héctor Abad Faciolince.de todos modos estoy divagando como hay personas con tanta inspiración
ResponderEliminarMañana cuando me haya ido recojeran mis versos cómo se recogen las flores en el camino.
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