Te lo digo siempre: no les prestas demasiada atención a los secundarios. Una novela tiene que parecerse a una calle llena de desconocidos por la que pasan no más de dos o tres personajes a los que se conoce a fondo. Mira a Proust y algunos otros que han sabido sacarles partido a los secundarios. Los utilizan para humillar, para empequeñecer a sus protagonistas. Nada más saludable en una novela que esa lección de humildad dada a los héroes. Recuerda Guerra y paz: las campesinas que cruzan la carretera riendo ante la carroza del príncipe André lo verán hablar primero para ellas, para sus oídos, y de pronto la visión del lector se eleva: ya no hay un solo rostro, una sola alma. Descubre la multiplicidad de moldes.Irène Némirovsky: Suite francesa
viernes, 21 de junio de 2013
Irène Némirovsky: de los personajes secundarios
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Como en el Cine Español, cuántas veces los secundarios aportan vida, simpatía y credibilidad a la historia.
ResponderEliminarCarlos San Miguel