Javier Viguera y Francisca Soria en el acto de presentación del libro |
Javier Viguera Sancho, La chica de Quintana, Zaragoza, Mira
Editores, “Sueños de tinta”, 2012, 89 páginas.
El día 4 de
Junio de 2012 en el Salón de actos del Instituto “Goya”, del que fue un
brillante alumno, Javier Viguera Sancho presentó su primera novela, La chica de Quintana.
Se trata de
una “novela de triángulo”, el formado por Luis Montero, Quintana y su novia
Natalia, aprisionados todos en un futbolín. Es un triángulo, pero no amoroso:
dos hombres jóvenes enfrentados por el juego y una muchacha atolondrada y
hermosa que provoca el duelo entre ellos. Hasta ese momento ambos se habían
evitado como rivales, pues se sabían muy igualados en destreza. Y si, en
principio, podría parecer al lector que el reto no es peligroso, el autor se
encarga, ya desde el inicio, de ir ensombreciendo la atmósfera con todas las
amenazas posibles para que el envite resulte temible.
El
personaje femenino parece claramente inspirado en la realidad más actual y es
tratado en todo momento, a pesar de sus errores, con total benevolencia por
parte del autor. En la construcción de los personajes masculinos, sin embargo,
opera por un lado la realidad (se trata de hombres de nuestro tiempo con los que uno puede tropezarse si frecuenta
determinados ambientes de apuestas clandestinas), pero también la Literatura , especialmente la narrativa clásica
española con sus pícaros, jugadores, buscavidas y matasietes.
La fórmula de Viguera para
conjugar realidad y literatura es verdaderamente eficaz: en un escenario
contemporáneo de los bajos fondos, un bar de mala nota con futbolines, crea una novela con empaque narrativo gracias
a que el protagonista es un apasionado lector de la antigua Destreza española de la espada y dota a
su aventura de una grandeza de la que su vida mediocre y el ambiente en el que
se mueve la habrían privado.
El autor ennoblece el mundo
de Luis Montero, un mundo de rufianes que juegan al futbolín, porque en cada
partida junto al dinero de las apuestas se ventila un lance de honor. Y si por
ello tendría la novela un cierto toque calderoniano, en realidad, el relato en
general tiene un sesgo más bien cervantino por el ambiente rufianesco en el que
Montero acaba siendo un poco “quijote” _ por ayudar a la chica de Quintana
sufre el desafío, pero también logra salir vencedor
de sí mismo_ y, sobre todo, porque la mirada de Viguera sobre el ser humano
es benévola como lo era la de Cervantes
La chica de Quintana se lee fácilmente porque consigue crear una verdadera intriga que asalta al lector desde la primera página y ya no le deja parar hasta ver el desenlace argumental. La historia está contada de forma rápida y el autor no se demora en descripciones prolijas, aunque caracteriza eficazmente los espacios y las personas.
Y facilita
la lectura, además, el hecho de que en la novela predomina el lenguaje oral,
incluso en boca del narrador. La obra se presenta salpicada de coloquialismos
y vulgarismos contemporáneos. Pero la afición del protagonista por la esgrima
trae, además, a sus páginas las voces del siglo de Oro y el habla de germanías -la jerga de los
delincuentes de aquella época- aunque nunca dificultan la comprensión de la
obra. Bien se podría decir que hay en esta novela una aventura del léxico
paralela a la peripecia de los personajes.
Tras leer La chica de Quintana
nos damos cuenta de que lo que El DRAE define como “Cierto juego en que
figurillas accionadas mecánicamente, remedan un partido de fútbol”, puede
paradójicamente convertirse en el campo de batalla de las más hondas pasiones,
tal y como anticipa, en parte, su original
Portada.
La
novela incluye, al final, un excelente Glosario
de palabras del siglo de Oro que redondea y complementa esta cuidada edición.
FRANCISCA SORIA
Francisca Soria, que ha sido catedrática de Lengua y Literatura del IES Goya y profesora de Javier Viguera, realizó un brillante y ameno análisis de la novela en el acto de presentación de la misma.
EL AUTOR, Javier Viguera Sancho (Zaragoza, 1984), licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza, ejerce actualmente como profesor de Secundaria en la especialidad de Lengua y Literatura.Combina su labor docente con su afición por la escritura, que ya comenzó cuando, de adolescente, obtuvo un áccesit en la XII edición del Concurso Literario de Narraciones Cortas Luis Landero. Posteriormente consiguió un segundo premio en el Concurso de Relatos San Isidoro 2006 de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, en donde, además, colaboró con varios artículos en diversos números de la revista universitaria Eclipse. Ha intervenido, asimismo, en la antología de prosistas aragoneses El viento dormido con el relato "Retrato en el Freedom Club". La chica de Quintana es su primera incursión en el género de la novela corta.
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