EL BLOG DE LA BIBLIOTECA DEL IES "GOYA" DE ZARAGOZA


biblioteca.ies.goya@gmail.com


domingo, 2 de enero de 2022

"Tacto", de Fernando Beltrán

©Neil Hall / Reuters (El País)

TACTO

Nada será como antes.

La lluvia no será ya la lluvia,
será celebración aún más gozosa,
mirarla cómo cae traerá un milagro
de panes y de peces llegando desde el cielo
para empujar la flor, el trigo, la memoria
de tu cuerpo y mi cuerpo aquella tarde
que fue todas las tardes.

Las cosas no serán la misma cosa,

los árboles 
no serán ya los árboles,
serán ahora un abrazo sin contagio
al alcance de todos, descubrirás
que su sombra es más sombra
y que incluso en invierno, ya sin hojas,
se ven todos los nidos con mayor nitidez,
vacíos, pero intactos.

Las cosas no serán la misma cosa,

las calles no serán ya las calles,
la alegre muchedumbre
será ahora una extraña pasajera
con su maleta a solas
aconteciendo a un mundo que no entiende,
y aunque la gente ocupe las aceras
tú las verás vacías, y hacia dentro
extraviadas quizás, preguntándote ellas
cómo se llega a ti.

Las cosas no serán la misma cosa,

las ventanas no serán ya ventanas,
las miradas no serán ya miradas,
no habrá aplausos sin lágrimas,
sin que llore mi cuerpo al recordar
con hiel agradecida
las manos que sin manos
se acercaban a mí,

no amaré ya jamás como allí amé
el tacto de aquel guante
con sus dedos de plástico.

Las cosas no serán la misma cosa,

la piel no será ya la piel
ni el desnudo el desnudo,
habrá que comenzar a desvestirse
por el botón del miedo, y al besarnos
quitada ya la ropa, aprender que había huecos
antes nunca tocados,

por fin seremos tacto,

recorrerá mi lengua muy despacio
la isla abandonada, estallaremos juntos
como si fuera un último deseo 
cumplido cuando ya no crees en nada.

Las cosas no serán la misma cosa,

nosotros no seremos los mismos,
los otros no serán ya los otros,
el amor no será ya el amor,
será solo el amar, y será más.

No habrá piel, habrá carne

jugándose la vida.

De La curación del mundo, Hiperión, 2020


Fernando Beltrán (biblioasturias.com)

Fernando Beltrán (Oviedo, 1956) es un poeta y experto en identidad corporativa. Reside en Madrid.

Es profesor del Instituto Europeo de Diseño y de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, y creador del estudio El Nombre de las Cosas -pionero en España en la creación de denominaciones para marcas-, fundador del Aula de las Metáforas, así como de una Biblioteca poética y espacio para la imaginación en la Casa de Cultura del Grado (Asturias).

Su obra poética abarca, entre otros, los títulos Aquelarre en Madrid (1983, 1998, 2005), Ojos de agua (1985), Cerrado por reformas (1988), Gran Vía (1990), El gallo de Bagdad (1991), Amor ciego (1995), Bar adentro (1997, 1998, 1999, 2000), La semana fantástica (1996), Trampas para perder (2003), El corazón no muere (2006), el libro de prosas poéticas Mujeres encontradas (2008) y La curación del mundo (2020), Premio Francisco de Quevedo 2021. Su obra ha sido recogida en la antología El hombre de la calle (2001), traducida al francés con el título L'Homme de la Rue,  en la antología de temática amorosa La amada invencible (2006) y en Donde nadie me llama (2011). Es autor de los manifiestos "Perdimos la palabra" (1987) y "Hacia una Poesía Entrometida" (1989). Sus artículos y ensayos han sido publicados por la Universidad de Valladolid bajo el título de La vida en ello (2017). Ha sido galardonado con el Premio Asturias de las Letras y el premio Foro Europeo.

"Tacto" pertenece a la serie de poemas que Fernando Beltán escribió tras su ingreso hospitalario por Covid 19 -enfermó en marzo de 2020 y tardó meses en recuperarse-, reunida en La curación del mundo. El poema está dedicado a la enfermera Eva García Perea, y se editó como plaquette en mayo de 2020. Fernando Beltrán plasma en este libro el miedo y la esperanza de las víctimas de la pandemia. Jesús García Calero (abc.es) explica que el libro nació a las puertas de la UCI, mientras el poeta luchaba por salvar su vida:

Se aferraba a las palabras, y con algunas de ellas buscaba un sentido a las manos enguantadas de la enfermera, a las agujas, al pájaro que se posó en la ventana, al sonido del tren que atravesaba el paisaje de su angustia, que es también una ciudad confinada. Metáforas le nacieron del temor o fueron el salvavidas que le guiaba en su recuperación.

En entrevista concedida a Marcos Gutiérrez (lavozdeasturias.es),  Beltrán explica así la génesis de esta obra:

Surge porque de pronto aparece una luz en las persianas del hospital, tras la noche más infernal de la que pensé no saldría jamás vivo, y uno escribe mentalmente en su cabeza tres versos: Nunca / la luz del día / tanta luz. Versos celebratorios que luego resultaron ser los primeros de una serie, pero sin voluntad de libro. Eso viene luego, meses después. Como la voluntad de compartirlos.

1 comentario:

  1. Pues a nivel emocional e individual, para quien haya padecido las secuelas de la enfermedad, probablemente nada volverá a ser igual, pero para la sociedad, que se acostumbra a todo y que con seguridad terminará por inmunizarse, todo volverá a ser lo mismo, a nuestra implacable destrucción del planeta y suicidio ecológico.
    Carlos San Miguel

    ResponderEliminar