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domingo, 11 de agosto de 2019

"La abandonada", de Olga Orozco



Foto: Saul Leiter, c. 1948


                                     LA ABANDONADA

Aún no hace mucho tiempo,
cuando el mundo era un vidrio del color de la dicha, no un
          puñado de arena,
te mirabas en alguien igual que en un espejo que te
          embellecía.
Era como asomarte a las veloces aguas de las ilimitadas
          indulgencias
donde se corregían con un nuevo bautismo los errores,
se llenaban los huecos con una lluvia de oro, se bruñían las
          faltas,
y alcanzabas la espléndida radiación que adquieren hasta en
          la noche los milagros.
Imantabas las piedras con pisarlas.
Hubieras apagado con tu desnudez el plumaje de un ángel.
Y algo rompió el reflejo.
Se rebelaron desde dentro las imágenes.
¿Quién enturbió el azogue?, ¿quién deshizo el embrujo de
          la transparencia?
Ahora estás a solas frente a unos ojos de tribunal helado
          que trizan los cristales,
y es como si en un día la intemperie te hubiera desteñido
y el cuchillo del viento hecho jirones y la sombra del sol
          desheredado.
No puedes ocultar tu pelambre maltrecha, tu mirada de
          animal en derrota,
ni esas deformaciones que producen las luces violentas en
          las amantes repudiadas.
Estás ahí, de pie, sin indulto posible, bajo el azote de la 
          fatalidad,
prisionera del mismo desenlace igual que una heroína en el
          carro del mito.
Otro cielo sin dioses, otro mundo al que nadie más vendrá
sumergen en las aguas implacables tu imperfección y tu
          vergüenza. 

                 De En el revés del cielo, 1987


Olga Orozco
Olga Nilda Gugliotta Orozco, conocida como Olga Orozco, fue una poeta argentina nacida en Toay, La Pampa, en 1920. Hija de un siciliano y una pampeña, cuando contaba ocho años su familia se trasladó a Bahía Blanca y, ocho años después, a Buenos Aires. Se graduó como maestra, profesión que nunca ejerció, y más tarde se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad de Buenos Aires. Muy joven, formó parte del grupo literario surrealista Tercera Vanguardia, al que pertenecía Oliverio Girondo. Más tarde colaboró en la revista 'Canto', que aglutinó a la llamada Generación del 40, y en otras como 'Sur', 'Cabalgata' y 'Anales' de Buenos Aires. Trabajó como periodista y, con frecuencia, firmaba sus trabajos con distintos seudónimos, pues escribió biografías,  páginas de consultas sentimentales y, de 1968 a 1974, redactó los horóscopos del diario 'Clarín'. Fue actriz de radio-teatro y secretaria general del 'Teatro de la Luna'.  Realizó estudios en Europa becada por el Fondo Nacional de Las Artes (1961) y por el Gobierno italiano (1976). Falleció en Buenos Aires en 1999.

Su obra poética, de gran intensidad y coherencia, ha sido definida por Graciela Maturo como una poesía metafísica "tocada por la ansiedad de lo eterno", cuyos grandes motivos líricos enumera Edelweis Serra en "Exploración de la realidad y estrategia textual en la poesía de Olga Orozco":
El motivo del tiempo con su devenir continuo y su fugacidad; el motivo de la nostalgia de un pasado viviente en la actualidad adulta; el motivo de la vida y el motivo de la muerte como dos caras del destino en busca de una realidad incontingente que apenas se vislumbra.
Publicó los poemarios Desde lejos (1946), Las muertes (1952), Los juegos peligrosos (1962), Museo salvaje (1974), Cantos a Berenice (1977), Mutaciones de la realidad (1979), La noche a la deriva (1984), En el revés del cielo (1987) y Con esta boca, en este mundo (1994), además de dos libros de relatos y una obra de teatro. Su obra poética ha sido traducida a varios idiomas y galardonada con prestigiosos premios como el Primer Premio Nacional de Poesía (1988), el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (1989), el Konex de Platino (1994) y el Premio Juan Rulfo  de Literatura Iberoamericana y del Caribe en 1998. 

2 comentarios:

  1. Un poema con imágenes de una enorme fuerza expresiva.

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  2. Totalmente de acuerdo. Gracias por su comentario. :)

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