Grupo de lectura "Leer juntos Hoy" del IES “Goya”
Sesión del 20 de junio de 2016
Autor: Philippe Claudel
Sesión del 20 de junio de 2016
Autor: Philippe Claudel
Obra comentada: El informe de Brodeck (Le rapport de Brodeck)
Traducción: José Antonio Soriano
Marco.
Editorial
Salamandra, 2008. Colección Narrativa.
El narrador afirma: “Yo me llamo Brodeck y no soy nada”. Es
lo que piensa de sí mismo después de soportar una vida de violencia y huidas de
la guerra.
Brodeck es un huérfano que a los cuatro años es recogido por
Fédorine, su protectora, en medio de una ciudad destruida por la guerra. Los
dos llegan a un pequeño pueblo escondido entre montañas y allí los acogen dándoles
una casucha para que puedan sobrevivir. El niño va a la escuela y pronto
destaca por su capacidad de observación e inteligencia. Las autoridades del
lugar –maestro, notario, cura y algunos prósperos comerciantes que forman un
grupo llamado “la Hermandad del Despertar”– deciden que ese chico debe estudiar
en la capital para que pueda ser útil al pueblo en el futuro.
En S., la capital, conoce a Emélia, de la que se enamora y
será su mujer. Comienzan las revueltas callejeras y se respira un ambiente enrarecido
en la universidad. Se viven acontecimientos dramáticos: las pintadas “Schmutzg
Fremdër” (‘sucios extranjeros’, aunque también puede traducirse por ‘traidor’
y, coloquialmente, ‘basura, inmundicia’). Páginas descritas con brillantez y
que hacen recordar la Noche de los Cristales Rotos de Berlín, aunque aquí la
denomina “Pürische Nacht” (‘Noche de la Purificación’). Brodeck es testigo del
apaleamiento y muerte de un pobre viejo a manos de una pandilla de jóvenes que
adiestran al menor de ellos en el odio a judíos-extranjeros-traidores, en un
entorno que nos remite a un grabado relacionado con la peste y las ratas.
“La muchedumbre es en sí un monstruo, un enorme cuerpo que se
engendra a sí mismo, compuesto de miles de otros cuerpos pensantes”. La culpa
no es de quien los azuza o dirige. Este simbolismo puede hacer referencia a las
obras de Camus La peste y El extranjero, y también me recuerda a un
grabado de Goya, el Disparate nº 10, donde se ve como fondo de la acción
unas ratas engullendo a hombres.
Disparate nº 10. Caballo raptor (1815-23), de Francisco de Goya
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Brodeck regresa al pueblo con Emélia. Al poco tiempo se
declara la guerra, llegan los “Fratergekeime” (literalmente ‘los hermanos
venidos’, nombre que reciben en la región los “invasores”, antiguos hermanos
llegados del este) y, denunciado por los del pueblo, Brodeck, en realidad un
extranjero, es deportado a un campo de concentración. El viaje al campo dura
más de seis días en unas condiciones inhumanas y, en su transcurso, Brodeck y
su compañero Kelmar, ante la perspectiva de morir de sed, roban a una joven
madre moribunda un poco de agua que guardaba en una garrafa. Kelmar se rinde
antes de llegar al campo dejándose matar por los guardias. Brodeck resiste.
El recuerdo de Emélia le ayuda a seguir adelante. El
comandante lo trata y hace vivir como a un perro, el perro Brodeck. Resiste,
aun habiendo perdido su identidad.
Sobrevive al campo y al acabar la guerra regresa al pueblo,
donde ya le daban por muerto. La situación que encuentra es la siguiente: su
mujer está trastornada, no habla y solo canturrea. Ha sido violada, junta a
otras jóvenes extranjeras, durante la ocupación. Ha tenido una niñita, la
pequeña Poupchette. Viven con Fédorine y algunos del pueblo las han ayudado a
sobrevivir.
El narrador establece un paralelismo simbólico entre el
comportamiento de los habitantes del pueblo y el de las mariposas res flammae,
abundantes en la zona. Esta especie de mariposas tolera en el grupo en épocas
de bonanza a otras mariposas que no son de su propia especie; en los malos
tiempos se les entrega al enemigo.
La vida de Brodeck y su familia se desarrolla con cierta
normalidad durante un tiempo. Sale mucho al campo para registrar los cambios y
el mantenimiento del entorno, es su trabajo. Un vecino que vive fuera del
pueblo le cuenta el extraño comportamiento de los zorros, están desapareciendo,
apenas se ven. Es incomprensible. Hasta que alguien recuerda una historia y
dice que en el pasado los zorros también desaparecieron porque se suicidaban.
Seguramente estén imitando a los hombres.
Por esa época llega al pueblo un hombre que se acompaña de un
caballo, un burro y un perro y que tiene un aspecto y una vestimenta diferentes
a los de la zona. Parece un feriante. Se aloja en la fonda, habla poco y se
dedica a pasear, observar, tomar notas y dibujar. Los del pueblo están muy
intrigados e intentan saber más de él, así que le preparan un homenaje de
bienvenida el día 10 de junio con una pancarta en dialecto que puede traducirse
de dos formas: “Nos alegramos de que venga alguien nuevo” o “Estamos atentos y
vigilantes de que pase algo nuevo”. Una advertencia o amenaza.
El alcalde en su discurso le incita a que les diga su nombre,
él sonríe a todos. Solo habla a sus animales y en varias ocasiones conversa con
Brodeck. Son diferentes al resto de los hombres del pueblo. Todos le llaman “el
Anderer” (‘el otro’).
Los habitantes se sienten en peligro, lo consideran un
enemigo, un “Fratergekeime”. Seguramente con intención de acobardarle y darle
miedo, llevan a sus queridos animales hasta una poza del río maniatados y, en
una escena macabra, los ahogan.
Al cabo de unos meses, comunica a través del posadero que
todos están invitados a una fiesta con comida y bebida en la fonda y que
expondrá sus cuadros. Los retratos del Anderer impresionan a todos, resultan
ser sorprendentes revelaciones que sacan a la luz las verdades más íntimas de
los retratados y los paisajes hablan, mostrando las huellas de lo que allí
sucedió o iba a suceder. Comen y beben hasta el hartazgo. Borrachos, van
abandonando la fonda. Quedan tan solo algunos, que toman la terrible decisión.
Hasta aquí el argumento de la novela, los hechos narrados
cronológicamente. Pero el autor organiza la trama de una manera más sinuosa,
alterando la línea del tiempo durante los 40 capítulos. Comienza en el momento
en que ocurrió el asesinato. El alcalde encarga a Brodeck que realice un
informe sobre lo sucedido o “Ereigniës”.
La descripción es sencilla pero no simple. Muestra cómo son
los habitantes del pueblo: toscos, huraños, avaros, borrachos, cobardes,
traidores, viciosos… Describe el paisaje nombrando los accidentes geográficos
con palabras inventadas, evitando datos que le lleven al lector a identificar
el lugar. Incluso evita nombrar el país, la región y la época. Pero, si bien es
cierto que muchas referencias nos evocan la Alemania del periodo comprendido
entre el final de la Primera Guerra Mundial y el final de la Segunda, hay claros
signos que, como muy acertadamente sugieren las profesoras Pilar Cancer y
Concha Gaudó, apuntan a que se trataría de la zona de Alsacia y de que la
capital S. podría referirse a Estrasburgo.
Posiblemente, el autor considera que los asuntos sobre los
que habla y reflexiona son de entidad universal y el lugar y la época no son
determinantes. La condición humana hace que ante situaciones similares el
hombre se comporte de la misma manera.
Sobre el miedo: ”más que el odio… lo que me había
convertido en víctima era el miedo que sentían otros. Los que me entregaron y
los propios verdugos. El miedo es capaz de hacer fructificar las semillas del
mal que todos llevamos”.
La traición, que descubre en una carta dirigida a él
donde su maestro y amigo Diódeme, en el
que confiaba absolutamente, le cuenta cómo lo traicionó. Haciendo que se
sintiera ”con el alma curiosamente ligera y el cuerpo pesado, rebosante de
cansancio y los lazos rotos”.
La complicidad: el relato va indicando la implicación
de los hombres que participaron de una forma u otra en la detención de Brodeck,
las violaciones y crímenes y el asesinato del Anderer.
A Brodeck lo habían excluido de la cita porque él era diferente
y todos lo sabían. ”Comprendí, hasta qué punto era peligroso, porque en el
fondo, ser inocente entre culpables es igual que ser culpable ante inocentes”.
El cura, que se emborracha porque se considera una
cloaca al recibir las confesiones de todos y que tiene la suficiente lucidez
para revelar a Brodeck que el Anderer es un “espejo” que devolvía la imagen a
cada uno y, como todos los espejos, al final se rompe. El significado de
“espejo” me hace recordar el “Carro de heno” de El Bosco, en el que rodeando al
carro aparecen todos los vicios de la humanidad.
El carro de heno (1516), de El Bosco
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La identidad y la importancia para sentirse algo en la
vida.
El remordimiento, que siente Brodeck por haber robado
el agua a la moribunda.
La resistencia y/o resiliencia que hace héroes
a personas como Fedórine, Brodeck y el Anderer.
”Puede que seguir viviendo sea saber que lo real no lo es
totalmente, puede que sea elegir otra realidad cuando la que hemos conocido
adquiere un peso insoportable”.
La redención: seguramente los habitantes quisieron
redimirse de sus actos de violencia contra Brodeck, perdonando la vida a sus
mujeres, aunque también fuesen extranjeras.
La figura del “Anderer” representaría la sabiduría y
el arte, en contraposición a la figura del Diablo, según los habitantes.
La banalidad del mal, como concepto filosófico y
reiteradamente expuesto en la narración.
La importancia de la escritura como testimonio frente
al silencio y el olvido. “Contar es un remedio infalible” (Primo Levi).
“Pensaba en la Historia, con
mayúsculas y, en mi historia, en la nuestra. ¿Los que escriben la una conocen
la otra? ¿Cómo retiene la memoria de algunos lo que otros han olvidado o jamás
han visto?”
Eneas, Anquises y
Ascanio (1618-1619), de Gian
Lorenzo Bernini
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Desde el presente en que Brodeck empieza a escribir el
informe por “orden” de los asesinos, se ilumina su pasado y es la confesión de
su vida lo que ofrece al lector. El informe es lo de menos, unas pocas páginas
que el alcalde quema en la chimenea una vez leídas, porque ya sabe lo que
piensa Brodeck sobre lo ocurrido. ”Me llamo Brodeck y no tuve nada que ver.
Recuérdenlo”.
Según se va alejando desaparece totalmente el pueblo. Un
animal está junto a ellos… no es el perro del pueblo… es un zorro. El autor da
un atisbo de esperanza al salvar al protagonista y a sus seres queridos de una
represalia final. Los otros no son capaces de sentir la compasión.
Al valorar el peligro que corren él y su familia en ese lugar,
huyen los cuatro y, otra vez, el simbolismo de la novela nos sugiere la huida
de Eneas junto a Anquises y Ascanio.
Victoria Aragüés
Otras obras de Philippe Claudel: Almas grises (2005), La
nieta del señor Linh (2006), Aromas (2013).
Como regalo de final de curso, nuestra compañera Inmaculada
Martín nos ofrece esta acuarela titulada Mujeres residentes de la Casa
Amparo vestidas con ropa de época:
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