Grupo de lectura I "Leer juntos Hoy" del
IES “Goya”
Sesión del 15 de febrero de 2016
Obra comentada: La
colina del mal consejo, Barcelona, Ediciones Siruela, Colección
“Debolsillo”, 2012
Autor: Amos Oz
Traducción: Raquel García Lozano
¿QUIÉN ES AMOS OZ?
Nacido en
Jerusalén en 1939 con el nombre de Amos Klauser, era hijo de emigrantes judíos
procedentes de Lituania y Polonia. Quedó tempranamente huérfano por el suicidio
de su madre, tras el cual, pasó a vivir en un Kibutz hasta cumplir los 47 años.
Actualmente vive con su familia en Tel Aviv.
Fundó en
los años 70 el movimiento pacifista Shalom Ajshav ("Paz
Ahora") y se ha declarado partidario de la división del territorio de
Israel en dos Estados, judío y palestino. Actualmente es miembro del partido
socialdemócrata pacifista Meretz.
foto: en.wikipedia.org |
Profesor
universitario de profesión, comenzó a escribir novela en la década de los 60: Otro lugar (1966); Mi Michael (1968); Tocar el agua, tocar el
viento (1973); Las mujeres de Joel (1985); La caja negra (1987); Versos de vida y muerte (2007); Entre amigos (2013); Judas (2014),
entre otras muchas de gran éxito. Es autor, además, de una autobiografía
novelada, Una historia de amor y
oscuridad (2003) y de varios libros de relatos, Donde
aúllan los chacales y otros cuentos (1965) y La colina del mal consejo (1976), entre otros.
Escritor traducido a más de 30 lenguas, ha sido
reconocido con numerosos galardones, entre los que destacan: Premio Goethe de
Literatura, 2005; Premio Príncipe de Asturias de Las Letras, 2007; Premio Franz
Kafka, 2013.
LA COLINA DEL MAL CONSEJO es un libro integrado
por tres relatos que, aunque están íntimamente relacionados, se desarrollan en
tres partes de título diferenciado: “La colina del mal consejo”, “El señor
Levi” y “Nostalgia”. Los tres
transcurren en Jerusalén durante los últimos tiempos de Palestina como colonia
británica.
A lo largo
de esas tres historias, Amos Oz va descubriendo al lector sucesivamente: los
sueños de los recién llegados desde Europa en los años 30 a la Palestina
colonizada por los ingleses; la disposición a la lucha de los más jóvenes para
lograrla emancipación de la Metrópoli y la vida cotidiana de los judíos en el
clima prebélico en los últimos días de septiembre de 1947.
Los tres
relatos aparecen poblados básicamente por dos tipos de personajes: los adultos
emigrados a Palestina desde Centroeuropa, que no perderán nunca sus raíces,
frente a aquellos que llegados de niños o
nacidos ya en Israel, han pasado de judíos a hebreos.
Los
personajes femeninos más relevantes constituyen un mundo especial de mujeres
mal implantadas en Israel. Han llegado adultas a la tierra prometida para
emprender una nueva vida y, a pesar de que dos de ellas han estudiado en la
universidad de Israel, no se acomodan, no logran aclimatarse.
En “La
colina del mal consejo”, Rut Kipnis termina por fugarse con un británico y
durante los años previos de estancia en Jerusalén ha sofocado la nostalgia por
su amada Polonia, recitando una y otra vez al famoso poeta Mickiewitz. En el
segundo relato –“El señor Levi”–,
la señora Colodnis, ajena al ambiente de compromiso y agitación política que la
rodean, prepara ceremoniosa el té y toca constantemente el piano tras los
cristales de una ventana, que ella mantiene siempre cerrada para aislarse del
entorno. Por su parte, la protagonista de “Nostalgia”, Hermina Oswald,
profesional de la medicina, ha emprendido un viaje a los Estados Unidos para
impartir unas conferencias. Dará a conocer allí su estudio en los Kibut de las
“Formas de comportamiento y conceptos normativos entre los niños de la
educación colectiva”. Antes de partir, ha roto su relación sentimental con
Enmanuel Nosbaun y nada hace presumir que desee regresar.
Frente a
esta actitud vital de los personajes femeninos, los hombres aparecen arraigados, deseosos de permanecer en esta
tierra, aunque los de mayor edad no pueden evitar una permanente nostalgia del
mundo del que proceden, de sus antiguos hábitos sociales, de sus lecturas y,
sobre todo, de sus inolvidadas lenguas europeas: el alemán, el ruso, el polaco…
Mención
especial merecen los niños, Hillel y Uri, que constituyen el nexo de unión más
íntimo de estos tres relatos, y viven esa tierra como única y propia, porque en
ellos fructifica, al fin, la mentalidad israelí, antes inexistente.
Todos
ellos –mujeres, hombres y niños– viven un momento político de peligro de guerra
inminente, pero aparecen ante el lector sumergidos en su tranquila rutina
cotidiana.
Desde el
punto de vista de la técnica narrativa, la obra ofrece una construcción
compleja, porque el autor ha dotado a cada una de las tres partes de una
estructura narrativa diferente. “La colina del mal consejo” es un potente
relato de ecos bíblicos, concretamente del Antiguo Testamento. El doctor Hans
Kipnis y el profesor Mitya observan y crean la realidad con la pasión del
pueblo elegido. Acompaña al tono del relato, una cuidada y muy poética lengua
especialmente en las descripciones del paisaje de Israel.
“El señor
Levi” arranca como un cuento folclórico tradicional –Había una vez en Jerusalén, hace muchos años, un anciano poeta llamado
Nejamkin– y continúa como una moderna narración lineal, con momentos de
gran brillantez como el capítulo dedicado al Shabbat, donde se permite al
lector ver con mayor claridad el problema colonial, a través de las redadas y
el registro de las viviendas del vecindario.
Por
último, en “Nostalgia”, el autor ha construido la narración en forma epistolar.
Utilizando la lengua oral y con magníficas y muy rápidas descripciones de
Jerusalén, el lector se adentra en el mundo del doctor Emmanuel Nosbaun.
Enfermo terminal, escribe ocho cartas a su amada Hermina entre los días 2 y 10
de septiembre de 1947. Su casa se ha convertido en el centro de reunión de los
activistas del barrio. Conviene recordar que el mandato británico expiró el 25
de mayo de 1948 y ese mismo año se desencadenó la primera guerra árabe-israelí,
que Amos Oz vivió como niño. Pasados los años, le tocó participar en la Guerra
de los Seis Días (1967) y en la Guerra de Yom Kipur (1973), en las cuales se
fue forjando la mentalidad pacifista, por la que es hoy reconocido.
Domina
todo el libro una lengua muy elaborada y poética de evidentes ecos bíblicos, de
extraordinaria riqueza léxica, que se manifiesta especialmente en las
descripciones de la ciudad de Jerusalén y de los jardines que, con una
paciencia que recuerda a la de Job, plantan esperanzados los protagonistas.
El título,
La colina del mal consejo,
corresponde en la realidad a una colina al sur de Jerusalén en la que, según el
evangelio, el sumo sacerdote Caifás decidió arrestar a Jesús. Desde ese monte
se avistan numerosos lugares históricos que, sin duda, han hecho a Amos Oz
reflexionar profundamente sobre el pasado y el futuro de su tierra y le han
impulsado a compartirlas con los lectores de todo el mundo.
Francisca Soria
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