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domingo, 19 de mayo de 2024

"El corazón sin estrenar" y otros dos poemas de Julio Mariscal


©Winslow Homer

EL CORAZÓN SIN ESTRENAR

 

Me decía mi madre:

"Ahora los libros que después tendrás tiempo".

"Ahora los libros"...

Y yo guardaba el corazón sin estrenar, ileso,

por teoremas y batallas.

Las tres, las cuatro, y a las cinco en punto

la merienda: su leche con galletas.

Mis hermanos mayores perdiéndose en sus cosas

y el cartero de azul galoneado.

Pero a las seis cruzabas tú, el crepúsculo

te traía de la mano, y ya Pitágoras

se empolvaba en mi olvido, y ya las rosas 

clavadas en la página, y el río

como un lejano, muerto crisantemo...

Eran las seis cuando las nostalgias,

cuando el andar primero de las sombras,

y tú cruzabas, y contigo el mundo

que mi madre quería para luego,

pero que yo llevaba entre los ojos...

(De Poemas a Soledad, 1975) 


Pasan hombres oscuros con su miseria a cuestas
son los abandonados, los proscritos del sueño,
hombres con horizontes de monedas y olivos
que no alcanzan la tierna perfección de la rosa.

Es inútil gritarles: aquí tienes el oro,
en este cielo puro millonario de estrellas,
ven a saciar tus manos en los lentos crepúsculos
a coronar tus ansias de brisas y recuerdos.

Es inútil gritarles porque seguirán siempre
disputándole céntimos al alba o a la nube,
calculando los acres de cada sementera
aunque el surco delire florecido de alondras.

Pero tú y yo sabemos, Soledad, de ese niño
cuyo llanto levísimo colma la madrugada,
y que este andar soñando por caminos de luna
es algo más que el tópico de un siglo amortajado.

Deja que ellos prosigan con su lastre en el alma
cautivos en el debe y haber de las fanegas,
ligeros de equipaje, aquí estamos nosotros
bebiéndonos el mundo con nuestras ilusiones.

(De Pasan hombres oscuros, 1955)

Dijiste: ¡Para siempre!...
Y te marchaste, breve, entre los pinos.
Y yo ¡Dios mío! me iba preguntando:
¿Qué haré con tanta tarde entre las manos?
¿Qué haré cuando me enrede entre las horas?
¿Cuando la estrella clave en mí su nombre?
¿Qué harás, corazón mío?

Y ahora ya el tiempo alfanje entre nosotros
me sigo preguntando:
¿qué haré con tanta tarde, con tanto corazón,
con tanto barro,
si no tengo tus ojos para alzarme?

(De Poemas de ausencia, 1957)

En La mano abierta. Antología, Renacimiento, 2007

Julio Mariscal. (La Voz del Sur)

Julio Mariscal Montes nació en Arcos de la Frontera (Cádiz) en 1922 y murió en Jerez de la Frontera en 1977, a los cincuenta y cinco años. Apenas salió de su pueblo y nunca traspasó los límites de Andalucía. En 1950 obtuvo el título de Maestro Nacional. Tuvo su primer destino en Cádiz y después ejerció en distintas localidades hasta que en 1963 regresó a Arcos. Con otros poetas fundó la revista Alcaraván y después la revista Platero. En una primera etapa de plenitud lírica publica Corral de muertos (1953, 1972), elegías a humildes gentes del pueblo; Pasan hombres oscuros (1955) y Poemas de ausencia (1957), poemarios dirigidos a una amada etérea e ideal;  Quinta palabra (1958), vía crucis en sonetos; Tierra de secanos (1962), retrato de la dura vida rural; Tierra (1965), sobre el amor oscuro, gozado y perdido. Un abandono amoroso lo sumió en una profunda crisis, y a partir de 1970 publica, por insistencia de sus amigos, Último día (1971), en torno a la muerte;  Poemas a Soledad (1975), edición de sus primeros poemas amorosos; Trébol de cuatro hojas (1976), rememoración del pasado, y el póstumo Aún es hoy (1980). Perteneciente por edad a la Generación del 50, fue un poeta solitario y apartado, debido en parte a su homosexualidad, que vivió con un sentimiento de culpa acrecentado por su religiosidad. Su poesía, delicada y desgarrada a la vez, nunca ha obtenido por parte de la crítica la atención que merece. Su escritura parte de la experiencia, pero las anécdotas personales se difuminan a la manera machadiana en una atmósfera emocional. Es un poeta existencial y fatalista volcado en tres grandes temas: el amor, Dios y la tierra.  Sus moldes preferidos son los alejandrinos, la silva y el soneto, junto a una poesía flamenca en gran parte inédita.

"Pasan hombres oscuros" es el poema que cierra el libro homónimo, publicado en Adonáis y compuesto por veinte poemas de amor. En este último poema expresa el dolor de las gentes humildes, a quienes le une un sentimiento de fraternidad porque, ocupados en el esfuerzo diario por la subsistencia, no pueden disfrutar del amor ni de la belleza.

La información sobre el autor procede de:
-https://dbe.rah.es/biografias/73878/julio-mariscal-montes
-https://www.editorialrenacimiento.com/antologias/860-la-mano-abierta.html

1 comentario:

  1. Misterio: ¿quién sería quien me hacía olvidar lo que su madre le aconsejaba ¿y por qué siempre a las seis
    Me parecen muy buenos, aunque más me parece crítico que comprensivo hacia las pequeñas avaricias y el interés egoísta de quién ha de trabajar por su cuenta para comer. O tal vez ironice sobre su propia condición de intelectual que le aleja de la servidumbre hacia lo material del campesino.
    Carlos San Miguel

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