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domingo, 12 de marzo de 2023

"Anochecer en Monastiraki" y otro poema de Javier Velaza

Monastiraki, Atenas. (Viajar a Atenas)


ANOCHECER EN MONASTIRAKI

Incomprender el mundo. Esta tarde
en esta terraza de Monastiraki,
con una copa de retsina, iluminado
por la sombra sagrada de la Acrópolis,
sabes bien que esa es la auténtica misión:
incomprender el mundo. Los turistas
y los gatos regresan de aplaudir
la caída del sol en el Aerópago.
Atenas anochece apenas sin dolor.
No hay un sitio en el mundo donde mejor se sienta
que todo ha sido inútil aunque haya sido hermoso.
Esta arena que pisas contiene todavía
fragmentos de la copa de Sócrates, Pericles
bajó por esa cuesta ya enfermo de la peste.
Ahí mismo, donde ese camarero
esboza con tres pasos torpones un sirtaki,
alguien mató a los dioses hace mucho. También
tú has matado lo tuyo por el sueño
griego de la razón, la gran metáfora.
Pero no te arrepientes. Tú anocheces
apenas sin dolor también  y das por bueno
que todo ha sido hermoso aunque haya sido inútil.
Ahora eres solo otro turista más
que pasea sin rumbo entre las ruinas
abandonadas ya del pensamiento
—si hoy es martes, debe de ser Platón
quien nos explica el mundo inexplicable,
si es miércoles, Byung-Chul Han—,
y, cuando cae el sol, aplaudes indolente
y buscas junto a un gato una terraza
donde tomar tu copa de retsina
e incomprender perfectamente el mundo.


SECUELAS

El tiempo de tu infancia era redondo.
Como la esfera del reloj de comunión.
Como la hostia que te administrara
un fraile orondo, como su tonsura.
Como el balón de cuero que no te regalaron.
Como los círculos absortos de los viejos
removiendo el café al final de la fiesta.

De aquel tiempo te quedan secuelas indelebles:
esa manía tuya de darle cuerda al mundo,
la obsesión por seguir agnóstico y esbelto,
el recelo hacia quien tuvo cuanto quiso,
y esta única forma posible de esperanza:
remover el café en sentido contrario.

        De El campamento de los aqueos, Visor, 2022

Javier Velaza. (diariodenavarra.es)

Javier Velaza Frías (Castejón, Navarra, 1963) es catedrático de Filología Latina en la Universidad de Barcelona. Ha sido director del departamento de Filología Clásica (2005-2012), Vicedecano de Investigación y Relaciones Internacionales (2012-2017) y, desde 2017 es Decano de la Facultad de Filología y Comunicación. Sus principales líneas de investigación y docencia son la literatura clásica, la epigrafía romana y las lenguas y culturas paleohispánicas. Director del equipo de investigación LITTERA (Laboratorio para la investigación y tratamiento de textos epigráficos romanos y antiguos), ha liderado y participado en más de treinta proyectos de investigación financiados por organismos públicos españoles e internacionales. En 2003 recibió la Distinción en Investigación de la Generalitat de Catalunya. En 2014 fue nombrado miembro correspondiente del Instituto Arqueológico Alemán. Es miembro del Comité de la nueva edición del Corpus Inscriptionum Latinarum II (Hispania), del Comité Internacional de Paleohispanística, y del Comité científico de numerosas revistas internacionales. Desde 2018 es Presidente de la Sección Catalana de la Sociedad Española de Estudios Clásicos. Es autor de quince monografías y ha publicado más de trescientos artículos en revistas y libros colectivos. Recientemente, se ha ocupado del análisis de la inscripción vascónica descubierta en la Mano de Irulegi durante su restauración. Desde hace más de veinte años viene ejerciendo la crítica literaria, musical y operística en diversos medios. 

Como poeta, ha publicado Mar de amores y latines (1996, Premio Ángel Urrutia), De un dios bisoño (1998, Premio José Hierro), Los arrancados (2002), Enveses (2018, Premio Valencia), De mudanzas (2020, Premio Tiflos) y El campamento de los aqueos (2022, XLII Premio  Internacional de Poesía Ciudad de Melilla). 

La pandemia contituye el punto de partida de El campamento de los aqueos, un libro que trata sobre el "ser humano colocado en situaciones límite, de su grandeza y su miseria, de su capacidad de heroísmo", un libro "de tono épico, pero de una épica hasta cierto punto desengañada", en opinión de su autor. El título, como ha explicado Velaza, responde a la imagen que le vino a la mente cuando en marzo de 2020 tuvimos que recluirnos en nuestras casas a causa de la pandemia:

"sentí que éramos nuevamente como aquellos griegos que, en el décimo año del asedio de Troya, eran atacados por Apolo con flechas que contagiaban la peste. Me pareció una imagen muy poderosa; además es así como comienza la Ilíada, que es el libro fundador de nuestra literatura occidental y el gran modelo de la poesía".

Sobre este poemario, Juan Antonio González Iglesias, poeta y catedrático de Filología Latina en la Universidad de Salamanca, ha escrito estas reveladoras palabras que leemos en la contraportada:

"El campamento de los aqueos es una poderosa alegoría. Javier Velaza inscribe en la gran tradición poética el mal que se cierne sobre la humanidad desde hace dos años: Semejante a la noche, así dirán que vino. Del canto de Homero procede el tono épico. Del sufrimiento de la multitud emerge una meditación única sobre los nuevos héroes. Entre ellos se alza la voz de este poeta firme y cosmopolita, que tutea a Riba, Auden o Ajmátova. Todas las categorías del lenguaje (incluyendo las letras o los tiempos verbales) aportan su fuerza a esta escritura que, como poesía auténtica, tiene algo de promesa, si no de profecía secretamente esperanzada. Este es un libro en que anda suelto el futuro. Velaza escribe audazmente, ya con mayúsculas, el nombre insólito / del Día En Que Empezamos Nuevamente".
Javier Velaza, durante la presentación a los medios de la Mano de Irulegi, el 
14 de noviembre de 2022. Foto: IÑAKI PORTO /EFE. (El País)

1 comentario:

  1. Pues yo creo que sí que lo comprende perfectamente: todo es inútil y todo es debido al azar en el universo; incluso lo que creemos trascendente sólo puede serlo para cada uno de nosotros y durante un corto periodo de tiempo. ¿La lógica de la leyes físicas que parecen inmutables... Inútiles también, cuando desaparezca nuestro sistema solar; quizá se repitan en otras galaxias pero también éstas desaparecerán, luego todo es para nada, todo es inútil.
    Y me ha gustado el poema por todas esas referencias a la Grecia clásica, a la que todos europeos seguimos amando como nuestra madre.
    El segundo también, por esa visión al mismo tiempo decepcionada y orgullosa de los ideales rebeldes de aquellos jóvenes de los años ochenta. Eso de girar el café en sentido contrario es una imagen muy buena.
    Pero lo que más me ha gustado es la bio del autor navarrico, con todas esas actividades de carácter histórico y filologicoarqueológicas a las que se dedica.
    Carlos San Miguel

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