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domingo, 7 de septiembre de 2014

"La voz humana", de Vladimir Holan

El poeta checo Vladimir Holan


                                     La voz humana

La piedra y la estrella no nos imponen su música,
las flores callan, las cosas parece que ocultan algo.
Los animales niegan en sí, por nuestra causa,
la armonía de la inocencia y el misterio.
El viento tiene siempre el pudor de una simple señal
y lo que es el canto, lo saben sólo los pájaros enmudecidos
a los que el día de Nochebuena echaste una gavilla sin trillar.

Les basta existir y eso es inexpresable. Pero nosotros,
nosotros sentimos miedo, y no sólo en la oscuridad,
sino que, incluso en la fecunda luz,
no vemos a nuestro prójimo
y aterrados hasta un conjuro violento
gritamos: ¿Estás ahí? ¡Habla!

                Vladimir Holan, de Pero existe la música.Versión
de Clara Janés


Casa de la isla de Kampa donde vivió Holan
El poeta checo Vladimir Holan nació en Praga en 1905, cuando la ciudad formaba parte del imperio austro-húngaro; pero a diferencia de otros escritores praguenses, como Kafka, que escriben en alemán, Holan optó por el checo, su lengua materna. 
    A los seis años se trasladó con su familia a Padolí, una aldea de la Bohemia Central, pero regresó a Praga para cursar estudios de secundaria. Inició la carrera de Derecho, que abandonó inmediatamente, y en 1927 entró a trabajar en el Instituto de Pensiones, aunque a los siete años fue jubilado por "psicopatía constitucional". A partir de entonces se dedicará exclusivamente a la literatura.
    Con veintiún años publica su primer libro, Abanico en delirio (1926), al que siguen dos obras de poesía hermética, próximas al simbolismo de Mallarmé*, Triunfo de la muerte y Soplo, ambas de 1930. En 1932 se casa y  trabaja como redactor de la revista Zivot (Vida) hasta 1933. Sigue publicando libros de poesía vanguardista como Piedra, vienes (1937).
    Tras la firma del Tratado de Munich, que reconocía las aspiraciones del Tercer Reich de anexionarse la región checa de los Sudetes con el beneplácito de Francia, Gran Bretaña e Italia, Holan inicia una nueva etapa, con una  poesía más sencilla, de carácter político y social, que se abre con el libro Septiembre 1938, donde incluye el poema acusatorio "Respuesta a Francia". Durante los años de ocupación nazi compone versos patrióticos destinados a levantar la moral del pueblo checo, y redacta el diario Trapos, huesos, piel.  Posteriormente aparecen Gracias a la Unión Soviética (1945), de carácter testimonial, y  Soldados del ejército rojo (1947), poesía épica de reminiscencias brechtianas.
    En 1946 se afilió al Partido Comunista, pero en 1948, acusado de "formalismo decadente", se prohíben sus obras. Holan responde encerrándose en su casa de Kampa, una de las islas que el río Moldava forma a su paso por Praga, de donde saldrá en muy contadas ocasiones. El muro, la pared, se convierte a partir de entonces en uno de los símbolos recurrentes de su poesía. Aislado en su casa, donde duerme de día y escribe de noche, y convertido en un mito, en el periodo comprendido entre 1949 y 1956 ( los años más crueles de su vida, según el autor) comienza a escribir sus obras más importantes, en las que expresa sus preocupaciones metafísicas: Toscana (1963), el poema dramático Una noche con Hamlet (estrenado en 1963 en el teatro Viola de Praga, permanecerá veinticinco años en escena),  obra por la que obtuvo el premio internacional Etna-Taormina; la antología Dolor (1965) y Un gallo para Esculapio (1967). En 1968 se le otorgó el título de artista nacional y un año después se le propuso para el Nobel de Literatura. Ya en los años setenta aparecen Una noche con Ofelia (1973), la antología El árbol se quita la corteza (1979), y tras su muerte (acaecida en marzo de 1980, tras una larga enfermedad que le impedía moverse), Abismo de abismo (1981).
   Holan es el gran poeta checo del siglo XX, creador de un mundo poético cargado de simbolismo que nos remite al dominio de la noche, en cuyo ámbito la realidad se transforma en misteriosa, fantasmal. Su producción representa una  constante indagación sobre la existencia humana y una búsqueda de  la palabra precisa para expresar el sufrimiento humano.  
    En España, el nombre de Holan se encuentra estrechamente vinculado al de la poeta Clara Janés, su traductora, con la que estableció una especial relación de amistad en la década de los setenta, sobre la que encontrarás información en:


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1 comentario:

  1. Siempre me pregunto qué queda del ideal comunista en los comunistas sinceros represaliados por los partidos comunistas o "comunistas" (las comillas según el gusto de quien lea esto)... ¿terminan renegando del ideal por resentimiento o por frustración? o, al contrario, la experiencia sufrida les reafirma en la creencia de luchar contra la tergiversación y corrupción de sus ideales primigenios. Supongo que el mero hecho de la edad ayuda a hacerles decantarse por la primera opción... Desalentador en un mundo en peligro por el consumismo voraz sobre el que se sustenta este capitalismo.
    Justificación poética de la necesidad de la comunicación y de la libertad para expresarse.
    Carlos San Miguel

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