Irène Némirovsky (Kiev, 1903 – Auschwitz, 1942) escribió esta novela corta a los veinticuatro años.
Cuenta la historia de un niño judío, Ismael, que canta para las personas marginales en el puerto de una ciudad del Mar Negro. Tiene una vida difícil y miserable. En una taberna lo descubre un hombre de otra posición social que se queda encantado con sus poesías. Se lo lleva para que cante a una rica mujer. Ismael disfruta de sus cuidados y cariño pasajeros. A ella deja de interesarle y lo abandona cuando pierde su genio, la facilidad que tenía para componer preciosas canciones en cualquier momento. Han pasado unos años y él es ahora otra persona. Salió de su ambiente y se ha convertido en un extraño para todos. No pertenece ni a un mundo ni a otro. Nada tiene remedio.
Es una historia muy cuidada, sensible, que narra lo efímero de la felicidad, de la fama y de la vida.
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