Abu Muhammad Ibn Hazm (Córdoba, 994-Casa Montija, Huelva, 1063). Escritor hispanomusulmán. Nacido en una familia aristocrática, su infancia y juventud, hasta los quince años, transcurrió en la corte cordobesa pues su padre era un alto funcionario al servicio de Almanzor. Vivió las revueltas de la corte califal que, en las primeras décadas del siglo XI, derivaron en guerra civil y derribaron la dinastía de los califas cordobeses. La fortuna y la desgracia se alternan en su vida en esta época: durante unos meses ocupó el cargo de visir del joven y culto califa Abderramán V, pero, acusado de participar en intrigas políticas, también sufrió la cárcel -antes y después del desempeño de su cargo- y el destierro. Una vez libre, renunció a la política, lo que no impidió que fuera desterrado nuevamente de su ciudad natal por motivos ideológicos y religiosos. Tras una larga peregrinación por las cortes de distintos reinos de taifas donde se le ofreció protección, acabó sus días en una propiedad familiar cercana a Casa Montija.
Es autor de una extensa obra en la que trató distintos temas: historia, teología, arte poética... Pero la obra que le ha dado fama imperecedera es El collar de la paloma, fechado en la ciudad de Játiva en 1022, un tratado sobre el amor y los amantes, el más importante sobre el tema del amor en la cultura musulmana. Escrito en prosa, en la que se insertan algunas breves composiciones poéticas, proporciona una preciosa información sobre la vida social y las creencias de la época, y ejerció una notable influencia en la literatura medieval de los reinos cristianos, sobre todo en el desarrollo del código del "amor cortés".
Pues a mí, que no me entusiasma precisamente la presencia del Islam en Europa, me han gustado.
ResponderEliminarEso del "pastor de estrellas" me ha encantado, y también la cita a Ptolomeo que denota la conservación del saber clásico en las cortes árabes.
Me ha sorprendido en el segundo poema la referencia al vino tratándose de un musulmán y me han gustado los símiles finales, especialmente el de la tierra y la lluvia, que parece una metáfora sexual bastante explícita.
Carlos San Miguel