XVI CONCURSO ESCOLAR DE LECTURA EN PÚBLICO
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Participar en
estas actividades es siempre un éxito. El premio es seguro: aprender a
disfrutar de la lectura expresiva; comprobar que, si se trabaja y se tienen
aptitudes, un texto bien leído puede conmover y emocionar; comprender lo importante
que es respetar los signos de puntuación; y ser capaz de vencer el miedo al
público.
Es un gusto
poder escuchar los textos voluntarios elegidos por distintos centros escolares:
un fragmento de El camino, de
Delibes; A Margarita Debayle, conocido
poema de Rubén Darío; La gota de agua que
no quería perder su individualidad, de Amado Nervo; un poema de José
Antonio Labordeta, etc.).
Como
texto obligatorio todos los grupos leyeron El
Etnógrafo de Jorge Luis Borges, un relato complejo, lúcido y sugerente,
como todos los de su autor, que podéis leer completo, por ejemplo, en https://www.mtholyoke.edu/courses/rdiaz/span209/El%20etnografo.pdf.
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Incendios es una obra llena de
fuerza, dolor y poesía que cuando fue llevada al cine obtuvo también el éxito y
consiguió llegar a un público todavía más amplio (Óscar a la mejor película de
habla no inglesa en 2011).
A continuación
os ofrecemos el texto completo de la escena 13:
Incendios
Escena 13, Sawda
SAWDA: ¡Te he visto! Te he observado de lejos cuando
grababas el nombre de tu abuela sobre la
lápida. Luego te levantaste de repente y has huido a la carrera. ¿Por qué?
NAWAL: ¿Y tú, por qué me has seguido?
SAWDA: Quería verte escribir. Ver si era verdad. Aquí, el
rumor ha corrido muy rápido esta mañana. ¡Después de tres años, has vuelto! En
el campo decían: “Nawal ha vuelto, sabe escribir, sabe leer”. Todo el mundo
reía. Corrí para esperarte a la entrada del pueblo,
pero tú estabas ya aquí. Te vi golpear al hombre con el libro, vi temblar el
libro en el extremo de tu mano y
pensé en todas las palabras, en todas las letras, al rojo vivo por la cólera que habitaba tu rostro. Te
fuiste y yo te seguí.
NAWAL: ¿Qué quieres?
SAWDA: Enséñame a leer y a escribir.
NAWAL: No sé.
SAWDA: ¡No mientas! Te he visto
NAWAL: Me voy. Dejo el pueblo. Así que no puedo enseñarte.
SAWDA: Te seguiré. Sé a dónde vas.
NAWAL: ¿Cómo lo sabes?
SAWDA: Yo conocí a Wahab. Somos del mismo campo. Veníamos
del mismo pueblo. Es un refugiado del
Sur, como yo. La noche en que lo trajeron, gritaba tu nombre.
NAWAL: ¿Quieres encontrar a Wahab?
SAWDA: No te burles de mí. Sé a dónde vas, te digo. No es a
Wahab a quien quieres encontrar; es
a tu hijo. Tu hijo. Ya ves, no me equivoco. Llévame contigo y enséñame a leer.
A cambio, te ayudaré. Sé viajar, y dos
seremos más fuertes. Dos mujeres juntas. Llévame. Si estás triste, te cantaré; si estás débil, te ayudaré; te
llevaré. Aquí no hay nada. Me levanto
por la mañana y me dicen: “Sawa, eso es
el cielo”, pero no me dicen nada sobre
el cielo. Me dicen: “Eso es el viento”,
pero no me dicen nada sobre el viento. Me señalan
el mundo y el mundo está mudo. Y la vida pasa y todo es opaco. He visto las letras que has grabado y he pensado: “Eso es un nombre”. Como si la piedra se
hubiera vuelto transparente. Una
palabra y todo se ilumina.
NAWAL: ¿Y tus padres?
SAWDA: Mis padres no me dicen nada. No me cuentan nada. Les
pregunto: “¿Por qué hemos dejado el Sur?”. Ellos me
dicen: “Olvida. Para qué. No pienses más en ello. No
hay Sur. No tiene
importancia. Estamos vivos y comemos cada día. Eso es lo que cuenta”. Dicen: “Aquí la guerra no nos atrapará”. Respondo: “Nos atrapará. La tierra está herida por un lobo rojo que la devora”. Mis
padres no cuentan nada. Yo les digo: “Me acuerdo, huimos en medio de la
noche, unos hombres nos echaron de nuestra casa. La destruyeron”. Ellos me dicen: “Olvida”. Yo digo: “¿Por qué
mi padre llora de rodillas delante de la
casa en llamas? ¿Quién la quemó?” Me responden: “Todo eso no es verdad.
Lo has soñado, Sawda, lo has soñado”. Así que no quiero seguir aquí. Wahab gritaba tu nombre y era como un milagro en
medio de la noche. A mí, si me llevaran, no
me vendría ningún nombre a la garganta. Ninguno. ¿Cómo amar aquí? No hay amor, no hay amor, y, como me dicen: “Olvida, Sawda, olvida”, entonces,
olvidaré. Olvidaré el pueblo, las
montañas y el campo y el rostro de mi madre y los ojos arrasados de mi padre.
NAWAL: Nadie olvida, Sawda, te lo juro. Ven de todos modos.
Departamento de Lengua y Literatura
castellana
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