Esta rima cierra el apartado del amor gozoso. Aparece encabezada por una cita de Dante que no figuraba en la primera edición de las Rimas (1871), preparada por los amigos del autor, pero sí en el Libro de los gorriones, manuscrito en el que Gustavo Adolfo Bécquer reescribió sus versos, una vez desaparecido el ejemplar enviado al ministro González Bravo, perdido durante los disturbios revolucionarios de 1868. Parece pertinente la inclusión de la cita, según Francisco Torrecilla del Olmo, pues se alude a ella en el poema: "Creación de Dante era el libro; / era su Infierno." Por tanto, el punto de partida de la composición es obra de Dante, uno de los escritores medievales preferidos por los románticos, y en especial el episodio del Infierno en el que Dante, conducido por Virgilio, se encuentra con Paolo Malatesta y Francesca de Rímini. Esta le cuenta que fueron sorprendidos por el esposo de Francesca y hermano de Paolo cuando, leyendo la historia de Lanzarote del Lago, se daban su primer beso, lo que les costó la vida además del castigo eterno. El artículo de Bécquer "Los campos Elíseos", publicado en El Contemporáneo el 7 de agosto de 1864, deja constancia de la relectura por parte del poeta de los "inmortales poemas" de Dante y de Virgilio, hacia 1864, durante su estancia en Veruela (Zaragoza), como constata María del Pilar Palomo.
Francisco Torrecilla del Olmo comenta en su edición de las Rimas (Akal, 2002) que esta "es muy diferente de la mayoría porque no tiene paralelismo estructural sino que desarrolla linealmente una auténtica escena de amor llena de ternura, con diálogo final incluido". Y añade:
EL 22 DE DICIEMBRE DE 2020 SE CUMPLE EL 150 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER.
Además supone un interesante caso de intertextualidad según el cual el yo poético besa a su amada temblorosa, como Paolo Malatesta besa a Francesca en la obra medieval que están leyendo, los cuales a su vez leen el pasaje de Lanzarote del Lago en el que este besa a su amada Ginebra, de tal manera que la experiencia del verso citado se repite a través de los siglos y los libros, dando al amor y a la poesía, al mismo tiempo, carácter eterno.Se trata, pues, de una rima-espejo, en que la lectura del pasaje de Paolo y Francesca conduce al yo poético y a la mujer que lo acompaña a un beso, como ocurre en el texto leído, que "vuelve a ser interpretado en un presente real", como indican López Estrada y López García-Berdoy. Estos, al referirse a la pregunta a la amada -con la que, según Torrecilla del Olmo, "el poeta expresa su ideal de reducir la lírica a lo esencial"-, observan:
Pero hubo algo más; el poeta aprovechó la ocasión para exponer una lección filológica: según él, un poema cabe en un verso (v. 24). ¿Verso? ¿No hubiese sido mejor escribir beso, palabra que tiene el mismo número de sílabas y también vale como asonante de la composición? ¿No es esta la tentación que Bécquer deja en el aire?(El número romano indica el orden de la composición en la edición de las Rimas de 1871. La cifra árabe, la posición en el manuscrito del Libro de los gorriones.)
EL 22 DE DICIEMBRE DE 2020 SE CUMPLE EL 150 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER.
Anton Koch, Paolo y Francesca sorprendidos por Gianciotto (1805-10 circa) |
Caray, cuántas cosas que rascar en esta sencilla y hermosa Rima...
ResponderEliminarY quizá, seguro, que más de una pareja de amantes habrán repetido este beso leyendo esta Rima de Bécquer y continuando durante otro siglo y medio más esta escena literaria...
Carlos San Miguel
El poema de Bécquer me parece muy bonito y lleno de sentimientos. La escena es como un momento mágico entre dos personas que se gustan. A pesar de que están leyendo un libro, se sienten más conectados entre ellos que con las palabras. La forma en que describe el el beso hace que parezca un instante. Me gusta cómo el poema muestra que a veces los sentimientos son más importantes que las palabras, y que un simple beso puede significar mucho.
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