domingo, 6 de octubre de 2024

"¿Por qué te vas tan lejos?" y otro poema de Sara Herrera Peralta




¿Por qué te vas tan lejos?,
me preguntó la abuela.
Tengo que trabajar, le dije.

Nosotros también nos fuimos,
igual nuestros hermanos:
ellos no volvieron.

Te vas tan joven y sola, decía,
serás extranjera.
Y señaló el mapa.

¿Por qué te vas tan lejos?,
repetía, con lo bien que estabas
aquí —coche, hipoteca, préstamo—.

Voy a buscar una vida grande, abuela.
Y la abuela me miró a los ojos,
acariciando mi cara con sus manos:

que el viaje no sea duro,
que el país sea una casa,
que los amigos te duren para siempre.

(De Hay una araña en mi clavícula,
La Garúa Libros, 2012)

El árbol

Lo que escribo
no tiene la longitud
de un camino.
Suele escribirse solo.
Las palabras son las migas
que alguien deja
para alimentar al pájaro,
a las ardillas,
al niño que las confunde
con una hoja.
Lo que escribo
juega en el vacío 
de una garganta hueca.
Resuena en la boca del lobo.
Existe porque está. 

Lo que escribo
sobrevivirá a la muerte,
respeta el duelo.
Lo que escribo coloca a la hoja 
frente a la charca, el agua fresca,
con su sonido
al caer el sol en una tarde de verano
mientras los niños corren.
Lo que escribo
les alimenta a ellos.
Lo que escribo es
la vida,
los dedos de esos niños
abriendo la avellana
ya en el suelo.

Lo que escribo
es lento, es corto.
Se parece a un árbol,
a ese que perdura,
que se mantiene en pie
a través de generaciones:
da sombra, alimenta, cobija,
permite el baile alrededor.

Lo que escribo pretende ser
un árbol quieto,
paciente,
frente al seísmo.

(De Un mapa cómo, La Bella Varsovia, 2022)


Sara Herrera Peralta. /Foto: Carolina Cebrino (revistadeletras.net)

Sara Herrera Peralta nació en Trebujena (Cádiz) en 1980 y vivió su infancia y adolescencia en Jerez de la Frontera. Tras residir en distintas ciudades europeas, se instaló en Cazals, un pueblo del sur de Francia donde reside actualmente. Poeta y diseñadora gráfica, ha publicado los poemarios La selva en que caí (2007), De ida y vuelta (2009), Sin cobertura (2010), Shock (2011), Mamá era Ilsa Lund al principio de todo (2012), Hay una araña en mi clavícula (2012), Quien mire hacia abajo, pierde (2013), Documentum (2014), Hombres que cantan nanas al amanecer y comen cebolla (2016), Provocatio (2017),  Caramelo culebra (2019) y Un mapa cómo (2022). 

Ha recibido el Premio de Poesía Voces Nuevas, el Premio Internacional de Poesía Joven Martín García Ramos, el Premio Ana de Valle, el Premio Carmen Conde, el XXIX Premio de Andalucía de la Crítica y y el II Premio Nacional de Poesía Ciudad de Churriana. Sus poemas han sido incluidos en numerosas antologías y en revistas de España, Francia, Italia e Hispanoamérica. Su obra ha sido parcialmente traducida al inglés, francés, portugués e italiano. Su primera novela, Arroz Montevideo (2016), fue seleccionada en la 31ª edición del Festival du premier roman de Chambéry (Francia) como una de las mejores óperas primas del año en español.

Titular de un máster en Literatura General y Comparada por la Universidad de la Sorbona, donde actualmente realiza un trabajo de investigación sobre el bordado y la escritura de Louise Bourgeois, es también titular de un MBA especializado en Comunicación y Medios por el Graduate School of Management de París, Graduada en Diseño Gráfico por el Shillington College de Londres y Diplomada en Turismo por la UNED.


[Imagen inicial: Oximesa]

jueves, 3 de octubre de 2024

"Sueños de identidad" y otro relato de Carmen Sancho Hernández

 

La Torre de Hércules en la niebla. (Blog La Voz de Galicia)
  



SUEÑOS DE IDENTIDAD

Se sentía producto de una arquitectura anfibia, asomado al mar pero anclado en la dura roca. Allí estaba, alto, enhiesto, desafiante. Durante la noche vigilaba, durante el día dormía y soñaba.
   Se soñó como una gran columna, un enorme fuste coronado por un capitel de luz que sólo era capaz de soportar el leve peso de la densa niebla.
  Se soñó como un varado Polifemo, vigilante con su único ojo de la esquiva y marina Galatea, que nunca respondió a sus amores.
   Se soñó como un molino de viento que nunca pudo despegar sus brazos ni con la caricia de la suave brisa ni con el azote de la impetuosa galerna
   La noche lo devolvía a su auténtica realidad, pero el día lo sumía en la continua confusión de sus sueños. Y siempre, siempre, soñaba con la lejana Alejandría.




ESTABLECIMIENTO CON ESTILO

   —¡Camarero!
   —¿Sí, señor?
   —Una etílica metonimia, por favor.
   —Ah, muy bien; usted quiere una copa.
   —¡Bravo, camarero!
   —¿Y de qué quiere el contenido?
   —De metonímico y espiritoso caldo gaditano.
   —¡Marchando! ¡Un jerez! 
   —¡Perfecto!
   —Aquí tiene su jerez y la cuenta, caballero.
   —Un poco caro, ¿no?
   —Tal vez, señor, pero el servicio se encarece cuando se sirve con figuras retóricas.
   —Entonces ya no hago la petición metafórica que deseaba. 
  —No se lo aconsejo, señor. Los servicios con metáfora son mucho más caros. Tenga en cuenta que la abstracción aumenta. 
   —¡Claro, claro!

(Carmen Sancho Hernández, Tiempo para contar (Relatos y microrrelatos), viveLibro, 2024)

Carmen Sancho H.
Carmen Sancho Hernández ha dedicado muchos años de su vida al estudio y la enseñanza de la lengua y la literatura castellanas. La última etapa de su actividad laboral transcurrió en el IES Goya de Zaragoza. Tras la jubilación, se abre para ella un nuevo ciclo, con "tiempo para contar", para adentrarse en el mundo de la creación literaria. Y se inicia con un libro de relatos breves en el que el ejercicio de la profesión ha dejado su impronta, como explica su autora: "el acostumbrado quehacer literario de tantos años  me ha llevado hasta este librito Tiempo para contar donde se puede rastrear a qué he dedicado mi vida laboral". Efectivamente, en estos relatos deja constancia de su dominio de la lengua y de las técnicas narrativas, pero también podemos apreciar la imaginación, la  ternura, el ingenio y el humor que tan bien conocemos quienes hemos disfrutado de su cercanía. De ahí que esta ópera prima resulte, sin embargo, una obra de enorme madurez y notable calidad literaria, en la que cada una de sus variadas piezas se ha pulido con extremado mimo y acierto. Todas ellas son prueba de que la escritura de su autora, como el faro del relato, se asienta sobre la roca firme del rigor y el conocimiento, y brilla con la luz de la imaginación y el ingenio.

Deseando que el lector tenga una información  más amplia y autorizada sobre el libro, parece oportuno reproducir las palabras de la contraportada, en las que encontrará nuevos motivos para acercarse a la obra, de la que es justo reseñar también la cuidada edición:
"Tiempo para contar es un conjunto de relatos que juegan a ser microrrelatos o microcuentos que añoran mayores dimensiones —no siempre es fácil domeñar la pluma— en ese límite mágico y difuso en el que se suceden las peripecias literarias. En donde objetos cotidianos presentan estados de ánimo; metáforas y metonimias se pelean, traviesas, por ver cuál de las dos se erige en protagonista de un breve pensamiento; y vivencias personales se entremezclan con divertidos jugueteos gramaticales. Quizá porque su autora admiró desde niña ese poder casi hipnótico que encerraba una buena historia, ya albergase las intrépidas andanzas de un valiente sastrecillo o las más bélicas hazañas de un tebeo, pasando por el mundo mítico y misterioso de Bagdad o Samarcanda. Quizá porque aquello la llevó a tratar de explicar y contener esos mundos infinitos en los límites precisos de un aula con olor a tiza y rumor de pupitres, desbordando incluso los márgenes de la gramática con el caprichoso ingenio de las relaciones semánticas o con el mundo fascinante y seductor de una buena aventura literaria.

Quizá todo esto, junto con una mirada siempre ávida de nuevos horizontes literarios y siempre curiosa, sea Tiempo para contar".

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NOTA FINAL: Tiempo  para contar no se vende en librerías. Puedes conseguir el libro en editorial.vivelibro.com.