domingo, 20 de octubre de 2024

"Mujer leyendo" y otro poema de Andrés Neuman




MUJER LEYENDO

Admirar es el verbo
que dice en su doblez
lo que despierta en mí tu quieta pose.
Esa misma doblez está en tus pechos
porque elevas el libro y lo sostienes
juntando bien los brazos, plegando la atención.
Me tienta imaginar el personaje 
al que estás abrazando, en qué adjetivos
prefieres detenerte. Me entretengo 
calculando la pausa, la cadencia
con que pasas las páginas: sonrío
al comprobar que eres una lectora lenta,
con rodeos de asombro o de pregunta.
Quién pudiera de ti recibir esos ojos
con el mismo deseo, con idéntica hondura.
Eres lo que hace falta. Belleza meditando.
Carne con su temblor y su sintaxis.
Ese lugar en que la inteligencia
y la sensualidad se hacen un nudo.

(De Mística abajo, Acantilado, 2008)

EL JARDINERO

Aprendí con mi abuelo a plantar árboles.

"Los sauces necesitan
más agua, Andrés, que vos,
y sus raíces
al principio no son
demasiado profundas.
A veces crecen rápido
y otras veces se estancan en la tierra,
asustados del aire."

Hoy no existe ni abuelo ni país
ni tampoco ese niño, pero queda
aquel sauce encorvado al que me digo—,
Andrés, hay que cuidar,
estas raíces frágiles,
este miedo a la altura de la vida.

(En Casa fugaz (Poesía 1998-2018)
La Bella Varsovia, 2020)


Andrés Neuman Galán (Buenos Aires, 1977) es un escritor hijo de músicos argentinos exiliados, que
Andrés Neuman (Wikipedia)
posee doble nacionalidad, argentina y española. A los catorce años se trasladó con su familia a Granada, donde realizó estudios de secundaria y desempeñó diversos oficios. Más tarde se licenció en Filología Hispánica en la universidad de esta ciudad, en la que impartió clases de literatura hispanoamericana.

Dedicado a la poesía desde sus inicios, es autor de los poemarios Métodos de la noche (1998, Premio de Poesía Joven Antonio Carvajal), Alfileres de luz (1999, Premio Federico García Lorca de poesía), El jugador de billar (2000), El tobogán (2002, XVII Premio Hiperión de poesía), La canción del antílope (2003), Mística abajo (2008), No sé por qué y Patio de locos (2013), Vivir de oído (2018), Casa fugaz (Poesía 1998-2018) (2020) e Isla con madre (2023).  

Ha publicado también las novelas Bariloche (1999), finalista del XVII Premio Herralde de novela; La vida en las ventanas (2002), finalista del Premio Primavera de novela; Una vez Argentina (2003), historia novelada de sus ancestros familiares, sus exilios y migraciones, su infancia en Argentina y el secuestro de su tía paterna durante la dictadura; El viajero del siglo (2009), XII Premio Alfaguara de Novela y Premio de la Crítica, que supuso su consagración definitiva; Hablar solos (2012) y Fractura (2018), nominada al Premio Dulce Chacón.

Es autor, así mismo, de libros de cuentos como Alumbramiento (2006) o Hacerse el muerto (2011); los aforismos de El equilibrista (2014); el diccionario satírico Barbarismos (2014); el diario de viaje por Latinoamérica Cómo viajar sin ver (2010); el tratado heterodoxo sobre el cuerpo Anatomía sensible (2019), un elogio de los cuerpos no canónicos, y los libros sobre la paternidad Umbilical (2022) y Pequeño hablante (2024).

Mención Especial del Jurado del Independent Foreing Fiction Prize 2013 y Finalista del Premio Literario Internacional IMPAC de Dublín  2014 por El viajero del siglo; Firecracker Award, concedido por la Community of Literary  Magazines and Presses y la American Booksellers Association, por la antología de relatos The Tings We Don't Do (2016). En 2007 fue incluido en la selección Bogotá-39 (los 39 escritores latinoamericanos más prometedores), y en 2010 fue seleccionado por la revista británica Granta entre Los 22 mejores narradores jóvenes en español. Su obra ha sido incluida en numerosas antologías y traducida a más de veinte idiomas.

***
En este blog puedes leer también una reseña de El viajero del siglo, escrita por la profesora Nuria Alfonso Matute: AQUÍ.

[Imagen inicial: Pinterest]

5 comentarios:

  1. Sin duda, una "adquisición" estupenda para nuestra cultura desde nuestra hermana Argentina
    Carlos

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    1. Sí, Carlos, pero para ellos qué duro abandonar su país. Y me imagino que para la familia este no habrá sido el primer exilio.

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  2. ¡Qué belleza más profunda y -a la vez- frágil tienen las raíces del poema de "El jardinero"!
    Gracias, Josefina, por seguir cultivando la poesía : )

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    1. Si 'cultivar' es "cuidar, atender...", entonces puede decirse que cultivo la poesía, Sesé, y tú también. :)

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