Niña jugando al escondite |
Juegos de niñas
Un día, después del recreo, no la vimos más.
Cuatro décadas después, cada vez que nos juntamos, mis compañeras proponen jugar a imaginarle vidas. Como si no pudieran soportar que, mientras ellas acumulaban decepciones y kilos, Violeta siga siendo aquella niña flacucha e indomable.
Una opina que saltó el muro del patio y se fue con los feriantes. Otra recuerda que era adoptada, y describe un emotivo rapto por parte de su madre verdadera. La más novelera dice haber reconocido su mirada desafiante en una actriz muy conocida.
Una simple mudanza, enfermedades, adicciones... distintas versiones que van hilvanando su destino sin nosotras. Historias manejables, cortadas a la medida de nuestro aburrimiento. A veces se conforman con una existencia vulgar, lejos del pueblo. Yo aparento seguirles la corriente. Alterno escenarios realistas con otros más bohemios.
Un día lo haré, pero aún soy incapaz de contar lo que ocurrió aquella mañana. El desafío. Mi culpa por gritarle, mientras me tapaba los ojos para contar hasta veinte, que la iba a pillar enseguida. Mi asombro al comprobar su inusitada destreza jugando al escondite.
Y ese buscar desesperado, insomne, atroz... que todavía continúa.
(En: estanochetecuento.com)
Paz Monserrat Revillo |
Como autora de ficciones ha publicado el libro de relatos Hormonautas (Editorial Nazarí, 2015) y el de microrrelatos Jardinería de interior (Ediciones Enkuadre, 2019), finalista del Premio Setenil 2020. Ha participado en la antología Mar de pirañas, nuevas voces del microrrelato español (Menoscuarto, 2012). Sus relatos y microrrelatos han sido galardonados en diversos certámenes literarios e incluidos en volúmenes recopilatorios de premios, como La microbiblioteca, Esta noche te cuento, Acumán, Grupobuho, Ciudad de Getafe, Mujeres viajeras, El laurel, Caja de Ávila, El bosque y yo, entre otros, y en blogs y páginas web de ámbito literario como Axxón, La nave de los locos, Cuentos para el andén, El jinete insomne, Lectures d'ailleurs, etc.
¡Qué guay este candoroso (¿o terrorífico?) misterio.
ResponderEliminarCarlos
Pues sí, a mí también me gusta.
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