Juan Ramón Jiménez (Moguer, Huelva, 1881-San Juan, Puerto Rico, 1958). Poeta español, cuya obra constituye el enlace entre el modernismo de fin de siglo y la "poesía pura" novecentista, de la que es el verdadero maestro. Consagró su vida por entero a la poesía, verdadera razón de su existencia: "Yo tengo escondida en mi casa, por su gusto y el mío, a la Poesía. Y nuestra relación es la de dos enamorados". Siempre se planteó la poesía como una búsqueda incansable de la belleza y de lo absoluto, lo que le lleva a reelaborar continuamente su obra. La belleza se expresaba en el poema por medio de palabras, que le pertenecían a él como poeta y que, por tanto, escribía con una ortografía personal alejada de las normas. Obtuvo el premio Nobel de Literatura en 1956.
El propio Juan Ramón dividió su obra en tres etapas. La primera etapa, la etapa sensitiva, llega hasta 1915 y comienza con una poesía intimista y sencilla, de suave musicalidad, que insiste en la soledad y la melancolía, en la que además de la influencia de Bécquer (Rimas, 1902) se observa la huella del modernismo intimista y simbolista (Arias tristes, 1903; Jardines lejanos, 1904). Evoluciona, a partir de Elejías puras (1907), hacia composiciones muy influidas por Rubén Darío en lo que respecta a la sonoridad del verso. Por entonces compone también su libro de prosa poética Platero y yo (1914).
La etapa intelectual se inicia con Diario de un poeta recién casado (1916), escrita en parte durante su viaje de novios a Nueva York con Zenobia Camprubí. Esta obra rompe con la estética modernista y abre el camino a la poesía pura; en ella mezcla prosa y verso, incorpora motivos externos al poeta (el mar, las calles y los habitantes de Nueva York) y elimina los elementos coloristas y la musicalidad. Los poemas se simplifican y el lenguaje quiere nombrar la esencia de las cosas. Los libros siguientes (Eternidades, 1918; Piedra y cielo, 1919; Poesía, 1923; Belleza, 1923; La estación total, 1923-1936, publicada en 1946) prosiguen el proceso de intelectualización, y su comprensión se hace más difícil para el lector. De acuerdo con el aristocratismo novecentista, el poeta se dirige "a la inmensa minoría", "a la minoría siempre".
La última etapa, etapa suficiente o verdadera, la desarrolla en el exilio. Su poesía es cada vez más metafísica, más preocupada por el problema de Dios, con el que se identifican la belleza, el conocimiento y el alma del ser humano, reflejo de la idea de Dios. De este periodo destacan dos libros: En el otro costado (1936-1942) y Dios deseado y deseante (1949).
En el soneto elegido el poeta contempla el infinito campo castellano, iluminado por la luz amarilla del atardecer de un día de otoño, mientras se realiza la labor de la siembra. La contemplación de la escena despierta en el poeta un anhelo de identificación con ese campo abierto por el arado, y piensa en la posibilidad de sembrar su corazón en los surcos, como si se tratase de una semilla, para que, transformado en árbol, muestre al mundo el amor eterno.
El propio Juan Ramón dividió su obra en tres etapas. La primera etapa, la etapa sensitiva, llega hasta 1915 y comienza con una poesía intimista y sencilla, de suave musicalidad, que insiste en la soledad y la melancolía, en la que además de la influencia de Bécquer (Rimas, 1902) se observa la huella del modernismo intimista y simbolista (Arias tristes, 1903; Jardines lejanos, 1904). Evoluciona, a partir de Elejías puras (1907), hacia composiciones muy influidas por Rubén Darío en lo que respecta a la sonoridad del verso. Por entonces compone también su libro de prosa poética Platero y yo (1914).
La etapa intelectual se inicia con Diario de un poeta recién casado (1916), escrita en parte durante su viaje de novios a Nueva York con Zenobia Camprubí. Esta obra rompe con la estética modernista y abre el camino a la poesía pura; en ella mezcla prosa y verso, incorpora motivos externos al poeta (el mar, las calles y los habitantes de Nueva York) y elimina los elementos coloristas y la musicalidad. Los poemas se simplifican y el lenguaje quiere nombrar la esencia de las cosas. Los libros siguientes (Eternidades, 1918; Piedra y cielo, 1919; Poesía, 1923; Belleza, 1923; La estación total, 1923-1936, publicada en 1946) prosiguen el proceso de intelectualización, y su comprensión se hace más difícil para el lector. De acuerdo con el aristocratismo novecentista, el poeta se dirige "a la inmensa minoría", "a la minoría siempre".
La última etapa, etapa suficiente o verdadera, la desarrolla en el exilio. Su poesía es cada vez más metafísica, más preocupada por el problema de Dios, con el que se identifican la belleza, el conocimiento y el alma del ser humano, reflejo de la idea de Dios. De este periodo destacan dos libros: En el otro costado (1936-1942) y Dios deseado y deseante (1949).
En el soneto elegido el poeta contempla el infinito campo castellano, iluminado por la luz amarilla del atardecer de un día de otoño, mientras se realiza la labor de la siembra. La contemplación de la escena despierta en el poeta un anhelo de identificación con ese campo abierto por el arado, y piensa en la posibilidad de sembrar su corazón en los surcos, como si se tratase de una semilla, para que, transformado en árbol, muestre al mundo el amor eterno.
Encontrarás un estudio del poema en:
Otras entradas sobre el autor en este blog:
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