domingo, 31 de diciembre de 2023

"Final de año", de Jorge Luis Borges





FINAL DE AÑO

Ni el pormenor simbólico
de reemplazar un tres por un dos
ni esa metáfora baldía
que convoca un lapso que muere y otro que surge
ni el cumplimiento de un proceso astronómico
aturden y socavan
la altiplanicie de esta noche
y nos obligan a esperar
las doce irreparables campanadas.
La causa verdadera
es la sospecha general y borrosa
del enigma del Tiempo;
es el asombro ante el milagro
de que a despecho de infinitos azares,
de que a despecho de que somos
las gotas del río de Heráclito,
perdure algo en nosotros:
inmóvil.

(De Fervor de Buenos Aires. En Obras completas, I
RBA-Instituto Cervantes, 2005)

Fervor de Buenos Aires es el primer poemario publicado de Jorge Luis Borges (1899-1986).  Apareció en 1923, cuando Borges tenía 24 años, en una edición del autor impresa en la imprenta Serantes de Buenos Aires, con una tirada estimada de 300 ejemplares y con las páginas sin numerar. La portada fue ilustrada por Norah Borges, hermana del autor. 

Compuso la mayor parte de los poemas entre 1921 y 1922, una vez que  la familia hubo regresado a Buenos Aires después de su estancia en Suiza, país en el que se refugiaron durante la Primera Guerra Mundial, y posteriormente en España, donde Borges entró en contacto con el ultraísmo. Argentina era en aquellos años el mayor exportador de cereales del mundo, y la prosperidad económica había llenado la capital, una ciudad en plena transformación,  de rascacielos y automóviles. Pero, frente a lo que parece sugerir el título del libro, Borges, que, a diferencia de sus coetáneos, no desea ser un autor a la moda y cantar la modernidad, sino encontrar su propia voz, se siente desencantado con ese nuevo Buenos Aires, y prefiere expresar la nostalgia del Buenos Aires de sus padres, el de finales del siglo XIX. Sus poemas son, pues, una elegía al Buenos Aires perdido, como indica Fernando García Ramírez.

En ellos inmortaliza muchos de los rincones de la ciudad de Buenos Aires, pero el tema del libro no es el Buenos Aires de las calles del centro, sino el de las afueras, el de los arrabales, el de las casas bajas con patio y con aljibe, como aquella en que vino al mundo el poeta, en la calle Tucumán 840. Como observa  García Ramírez, 

"En estos poemas no hay personajes, hay paisaje urbano, o mejor dicho, hay un solo personaje, un caminante de las orillas, un flaneur que se pasea por los barrios viejos, un joven poeta que recupera las imágenes de la ciudad que fue y las transforma en meditaciones filosóficas sobre el tiempo y la inmortalidad, versos en los que resuenan Berkeley y Schopenhauer".

En opinión de Sylvia Saítta, la importancia de Fervor de Buenos Aires reside en que es el libo en que Borges  "propone la primera invención literaria de su Buenos Aires, pensada a partir de un barrio, que es Palermo, a partir del cual se arma la mitología de Buenos Aires que estalla en esta obra" y que después reaparece en otros de sus libros.

Se trata de un libro que Borges fue corrigiendo en cada una de sus reediciones. La transformación más radical la llevó a cabo en la edición de 1969, en la que los cuarenta y seis poemas de la primera edición quedaron reducidos a treinta y tres, se incluyó un poema nuevo y otros fueron reescritos. También incluye un prólogo en el que niega haber reescrito el libro y justifica las modificaciones:

PRÓLOGO

No he reescrito el libro. He mitigado sus excesos barrocos, he limado asperezas, he tachado sensiblerías y vaguedades y, en el decurso de esta labor a veces grata y otras veces incómoda, he sentido que aquel muchacho que en 1923 lo escribió ya era esencialmente —¿qué significa esencialmente?— el señor que ahora se resigna o corrige. Somos el mismo; los dos descreemos del fracaso y del éxito, de las escuelas literarias y de sus dogmas; los dos somos devotos de Schopenhauer, de Stevenson y de Whitman. Para mí, Fervor de Buenos Aires prefigura todo lo que haría después. Por lo que dejaba entrever, por lo que prometía de algún modo, lo aprobaron generosamente Enrique Díez-Canedo y Alfonso Reyes.
      Como los de 1969, los jóvenes de 1923 eran tímidos. Temerosos de una íntima pobreza, trataban, como ahora, de escamotearla bajo inocentes novedades ruidosas. Yo, por ejemplo, me propuse demasiados fines: remedar ciertas fealdades (que me gustaban) de Miguel de Unamuno, ser un escritor español del siglo XVII, ser Macedonio Fernández, descubrir las metáforas que Lugones ya había descubierto, cantar un Buenos Aires de casas bajas y, hacia el poniente o hacia el sur, de quintas con verjas.
  En aquel tiempo, buscaba los atardeceres, los arrabales y la desdicha; ahora, las mañanas, el centro y la serenidad. 
J.L.B.
Buenos Aires, 18 de agosto de 1969

En el prólogo afirma que este libro, de cuya primera edición se han cumplido cien años en 2023, "prefigura todo lo que haría después", una idea que desarrolla más adelante en su Ensayo autobiográfico y que evidencia la importancia que Borges concedía a esta obra de juventud:

"Pienso que nunca me he alejado mucho de este libro; pienso que mis trabajos sólo han sido desarrollo de los temas que en él toqué por primera vez; pienso que toda mi vida ha transcurrido volviendo a ese único libro".

Referencias:

-Fernando García Ramírez, "Cien años de Fervor de Buenos Aires". Consultado en: https://letraslibres.com/literatura/fernando-garcia-ramirez-siglo-fervor-buenos-aires-borges/
-Sylvia Saítta, entrevista consultada en: https://www.argentina.gob.ar/noticias/cien-anos-de-fervor-de-buenos-aires-el-primer-libro-de-poemas-de-jorge-luis-borges-tuvo-su

Otras entradas relacionadas con el autor en este blog:
-Sobre el nombre de nuestro blog: AQUÍ.
-El poema "Alhambra": AQUÍ.
-El poema "Los justos": AQUÍ.
-El poema "La noche de san Juan": AQUÍ.
-El cuento "La biblioteca de Babel": AQUÍ.
-El poema "Ya somos el olvido que seremos...": AQUÍ.
-El texto en prosa poética "Posesión del ayer": AQUÍ.

[Imagen inicial: Okdiario]

1 comentario:

  1. Lo triste es que sí, que perdura, pero que va quedando absurdo ante todo el mundo que cambia -cambia lo físico y lo intelectual; los valores e ideas y lo material; hasta el clima, vamos...- Y nuestro mundo que se resiste a cambiar va quedando arrinconado, incomprendido (en la misma manera que cuesta comprender lo nuevo), y cada vez más reducido hasta quedar definitivamente solos.
    Es por eso que yo no voy a esperar ninguna campanada en "la altiplanicie de esta noche"; lo mejor es irse pronto a dormir y no dar ninguna importancia (indiferencia fútil tal vez, pero digna) a que mañana ya es otro maldito año en que las cosas no harán más que empeorar.
    Me gusta esa portada dibujada por la hermana de Jorge Luis.
    Carlos San Miguel

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