domingo, 26 de febrero de 2023

Dos poemas de 'Los nadies', de William Alexander González Guevara


Nicaragua, volcán Mombacho. PETE NIESEN (Shutterstock)



PREFACIO

                                                  Madrid, octubre de 2011

Entro en el colegio por primera vez,
seré el nuevo extranjero de la clase.
No tengo amigos. No conozco a nadie.
Un profesor me dice:
Anda, nicaragüense como Rubén Darío.
Y pienso en ti, Rubén. En tu melódico timbre,
en tus pisadas al llegar a España.
Más de un siglo nos separa, Rubén
cuarenta y siete mil silentes noches.
¿Te habrás puesto nervioso?
¿Habrás echado de menos tu patria?
Sabes de lo que hablo,
ese sabor amargo de nostalgia.


LEJÍA

                            A las empleadas de hogar latinoamericanas
                                    que cuidan mayores y limpian edificios

Mi madre, trabajadora de lunes a lunes,
se ha escondido del cosmos.
Han desaparecido sus huellas dactilares
por el hipoclorito de sodio, la lejía.
Una mujer sin nombre que rebusca
devastada su propia identidad.
¿En qué escalera las habrá dejado?
Intenta recordar el lugar exacto donde
pudo haberlas perdido.
La lejía la convirtió en anónima.
¿Cómo nombrar lo que no tiene nombre?
En esas escaleras que pisáis
están fosilizadas las huellas de mi madre
fundidas en hipoclorito sódico.

De Los nadies, Hiperión, 2022

William Alexander González Guevara

 William Alexander González Guevara (Managua, Nicaragua, 2000) es estudiante de Doble Grado de Lengua y Literatura más Periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos. Pasó su infancia en el barrio San Luis Sur de Managua, en casa de su abuela materna, Cándida Guevara. Cuando tenía seis años, su madre, Jenny Guevara, emigró a Madrid por motivos económicos, mientras él quedaba al cuidado de sus tíos. En esta época descubrió en casa de su abuela un ejemplar de Azul, de Rubén Darío, un libro cuyos poemas leía y recitaba con frecuencia. Cuando William tenía doce años, su madre pudo traer a sus tres hijos (William y sus dos hermanas) a Madrid, al barrio de Carabanchel. William fue escolarizado en el colegio Lope de Vega, un centro público y multicultural del que conserva un grato recuerdo. En Madrid pasaba mucho tiempo a solas porque su madre trabajaba hasta tarde como asistenta, y él encontró refugio en la lectura de poesía y en la escritura. 

Actualmente colabora en la sección de cultura del medio digital El Generacional (España), donde ha realizado entrevistas a jóvenes poetas y a escritores consumados del panorama literario actual como Manuel Vilas, Irene Vallejo o Ana Merino. Su primer libro publicado es Los nadies, ganador por unanimidad de la XXV edición del Premio de Poesía Joven "Antonio Carvajal". El título está tomado del poema homónimo de Eduardo Galeano, incluido en El libro de los abrazos (2009).  

En la contraportada de  Los nadie el escritor  nicaragüense Sergio Ramírez ha escrito sobre el libro de su joven compatriota: 

"Este es un libro sobre el ayer perdido vuelto a recuperar con las palabras. La nostalgia de la patria lejana divisada en las brumas de la memoria. Los pasos extranjeros del muchacho nicaragüense que escribe, ensayando su destierro desde niño. Y los pasos perdidos de los exiliados en las calles y plazas ajenas, cargando con su miseria y con sus penas. Nómadas, inmigrantes ilegales. Nadies. Expatriados, desterrados, la garra de la lejanía clavada en el corazón. La lenta prisa del que camina en dirección opuesta. La búsqueda sin fin de la identidad perdida, las huellas dactilares borradas de las manos de la madre por la lejía. La carga de los recuerdos que no alivia sino la escritura cuando se toca fondo. ¿Cómo nombrar lo que no tiene nombre? De esta manera, con la poesía, tocando fondo. Y el gozo de leer a un poeta de 22 años que empieza con bien su camino". 

William Alexander ha compuesto ya un segundo libro, Me duele respirar, ganador del IV Premio de Poesía Hispanoamericana Francisco Ruiz Udiel. Está relacionado con las protestas masivas contra el régimen de Daniel Ortega que se produjeron en Nicaragua a partir de abril de 2018 y el exilio forzoso a que se ven abocados muchos nicaragüenses. El título procede de la frase pronunciada por Álvaro Conrado, el joven que resultó herido por un disparo cuando llevaba agua a los manifestantes durante la Rebelión de Abril de 2018 y murió por falta de atención médica. Próximamente será publicado por Valparaíso Ediciones y contará en la contraportada con una reseña de la escritora nicaragüense Gioconda Belli.

Se da la triste circunstancia de que los dos autores de las reseñas de sus libros, Sergio Ramírez y Gioconda Belli, se cuentan entre las y los nicaragüenses que recientemente han sido privados de la nacionalidad  por el dictador Daniel Ortega.

[La foto del autor está tomada de Fan Fan]

1 comentario:

  1. ¡Pero son geniales ¡y siendo tan joven y viviendo una situación familiar tan adversa con la que sería fácil que se hubiera echado a perder atraído por bandas de delincuencia o el reguetón ése... jeje
    Conmovedores homenajes los que hace a personas cuyas circunstancias en España parecen tan distintas, como son Rubén Darío y su madre.
    Carlos San Miguel

    ResponderEliminar