domingo, 8 de mayo de 2022

Tres poemas de Pier Paolo Pasolini

 

Vista del atardecer sobre las colinas de la Toscana


Al príncipe

Si regresa el sol, si cae la tarde,
si la noche tiene un sabor de noches futuras,
si una siesta de lluvia parece regresar
de tiempos demasiado amados y jamás poseídos del todo,
ya no encuentro felicidad ni en gozar ni en sufrir por ello:
ya no siento delante de mí toda la vida...
Para ser poetas, hay que tener mucho tiempo:
horas y horas de soledad son el único modo
para que se forme algo, que es fuerza, abandono,
vicio, libertad, para dar estilo al caos.
Yo, ahora, tengo poco tiempo: por culpa de la muerte
que se viene encima, en el ocaso de la juventud.
Pero por culpa también de este nuestro mundo humano
que quita el pan a los pobres, y a los poetas la paz.

(De La religión de mi tiempo, 1961. Trad. de Delfina Muschietti)

Cercana a los ojos

Cercana a los ojos y los cabellos sueltos
sobre la frente, tú, pequeña luz,
dispersa, enrojeces mi cuaderno.
De adolescente, en tu pálida llamarada,
ardía hasta la noche, y era extraño
escuchar al viento y a los grillos solitarios.
Entonces, en la olvidada habitación 
dormían mis padres, y mi hermano,
inmóvil, descansaba tras un muro delgado.
¿Dónde está ahora, luz roja?
No hablas, sin embargo iluminas; y suspira
el grillo en el silencio de los campos.
Y mi madre se peina al espejo
de una manera antigua como tu luz
pensando en su hijo ya sin vida.

(De El diario, 1954. Trad. de F. E. León)


Marxista

¿Cómo me hice marxista?
Y bien... iba entre las florecillas primaverales, 
                                                            / blancas y celestes,
que nacen justo después de las prímulas
—y un poco antes de que las acacias se cubran de flores,
perfumadas como la carne humana, que se descompone
                      / en el calor sublime de la más bella estación
y escribía en las orillas de las pequeñas lagunas
que a lo lejos, en el país de mi madre, como uno de esos
                                                                               / nombres
intraducibles se las llama "fonde",
con los hijos de los campesinos que se bañaban
                                                                   / inocentemente
(porque permanecían impasibles ante su vida
mientras yo los imaginaba conscientes de lo que eran)
escribía los poemas de "El ruiseñor de la Iglesia Católica".
Era en el '43: en el '45 todo fue diferente.
Esos hijos de campesinos, ya más grandes,
se pusieron un pañuelo rojo en el cuello y marcharon
hacia la capital del distrito, con sus puertas
y sus palacetes venecianos.
Y es así como supe que eran jornaleros,
y que había también patrones.
Me puse del lado de los jornaleros, y leí a Marx.

(De Poeta de las cenizas, fragmento. Trad. Arturo Carrera)   


Pasolini, retratado en París en 1961.(La Vanguardia)
Pier Paolo Pasolini fue un polifacético  intelectual italiano, uno de los más influyentes de su país en el siglo xx. Poeta, novelista, ensayista, autor teatral, guionista, pintor y  uno de los cineastas más polémicos y sobresalientes del siglo xx.

Nació en Bolonia el 5 de marzo de  1922, siete meses antes de que Mussolini emprendiera la Marcha sobre Roma. Su niñez, que transcurrió en distintas localidades por motivos laborales de sus padres, estuvo marcada, en opinión de Maria Laura Gargiulo, por las figuras contrapuestas de sus progenitores. Su padre fue un coronel de artillería descendiente de una antigua familia  noble de Rávena; un hombre autoritario, alcohólico, maltratador y entregado a los juegos de azar (en 1926 fue arrestado por deudas de juego), que alcanzó cierta notoriedad por detener en 1926 a Anteo Zamboni, un joven que había intentado atentar contra Mussolini. Su madre, una maestra de carácter afable, procedía de una familia campesina con raíces en la región de Friuli, en el noreste de Italia. Su personalidad se vio fuertemente condicionada por el odio profundo hacia su padre y el apego a su madre: él mismo reconoció que su película Edipo rey trata sobre su propio complejo de Edipo. Pasolini hubo de enfrentarse desde muy joven, además de a un padre tiránico, a los fantasmas de una homosexualidad incompatible con los cánones de la época, como se ha señalado en sus biografías.

Fue un niño precoz. A los siete años ya escribía poesía y  en 1941, con diecinueve años, tras pasar un verano en la población de donde era originaria su madre, publicó su primer libro, Poesia a Casarsa, con fragmentos en dialecto friulano. Al acabar el bachillerato, se matriculó en la Facultad de Letras de la Universidad de Bolonia, donde fue capitán del equipo de fútbol. Colaboró en el periódico Il Staccio (en él publicó los poemas que recogería en su primer libro) y en la revista Stroligut. También participó en la fundación de la Academiuta di lenga furlana, para defender el dialecto fiurlano frente a la uniformidad promovida por el fascismo. 

Pasolini, con su madre, Susanna Colussi. (republica.it)

Al estallar la Segunda Guerra Mundial, la familia se refugió en la casa familiar de Casarsa della Delizia, población que más tarde formaría parte de la República de Saló, efímero estado fascista administrado por Alemania en los últimos años de la guerra. Después del armisticio del 8 de septiembre de 1943 fue movilizado y hecho prisionero por la Wehrmacht alemana, pero logró escapar disfrazado de paisano. El 12 de febrero de 1945  Guido, su único hermano, que se había unido a la Resistencia, encontró la muerte a los veinte años en una emboscada tendida por los guerrilleros yugoslavos de Tito.

En 1945, una vez finalizada la guerra, empezó a ejercer como profesor de instituto en Valvassone, provincia de Udine. En 1947 se aproximó al Partido Comunista Italiano (PCI) e inició sus colaboraciones en el semanario del partido Lutta e lavoro. Años más tarde fue excluido del PCI acusado de "indignidad moral" debido a la influencia de ciertas corrientes ideológicas que los comunistas consideraban reaccionarias, entre ellas la de Sartre y Gide. En 1949 fue expulsado del instituto donde trabajaba a raíz de una denuncia en la que se le acusaba de corrupción de menores y actos obscenos en lugar público, acusaciones que resultaron infundadas. 

En 1950 traslada su residencia a Roma, donde desarrolló gran parte de su labor creativa. Pasolini, que siempre se puso del lado de los débiles, en 1968 defendió a los policías (hijos mal pagados del pobre sur) frente a los jóvenes estudiantes de clase burguesa. En 1970 adquirió la torre de Chia, del siglo XIII, adonde se retiró tras haberla restaurado.  En la noche del 1 al 2 de noviembre de 1975 fue brutalmente  asesinado en las playas de Ostia, a las afueras de Roma. Sus restos reposan en el cementerio de Casarsa, próximo a la casa de campo donde nació su madre. Su muerte, que se presentó como un crimen homosexual, ha sido durante años uno de los mayores misterios de la historia italiana. Miguel Dalmau, en su biografía Pasolini. El último profeta (Premio Comillas 2022) apunta a los servicios secretos italianos, que le tendieron una trampa y acabaron con su vida porque estaba preparando una novela titulada Petróleo en la que se disponía a hablar de la relación entre el poder y la mafia.

Pasolini se había convertido en un personaje incómodo por su empeño "por habitar todos los márgenes posibles de la sociedad italiana", como ha explicado Sergio Huidobro en La Semanal:

fue anticlerical de raíz católica, impregnado por un sentido de la compasión profundamente cristiano, a la vez que fue un marxista que criticó sin eufemismos al Partido Comunista Italiano cuando éste exigía unidad estalinista, y fue un homosexual público, sensual y hedonista que al mismo tiempo jugaba futbol con pasión, en una Italia donde el deporte era —y aún es— una secta de hombrías.
Pier Paolo Pasolini visitando la tumba de Gramsci

Su obra literaria y cinematográfica es un reflejo de las contradicciones de su tiempo y de su rebeldía frente al autoritarismo institucional, la sociedad de consumo y la cultura de masas. Él se consideraba, ante todo poeta, el mejor de su generación en opinión de su amigo Alberto Moravia. De su producción literaria destacan los poemarios La mejor juventud (1954), Las cenizas de Gramsci (premio Viarregio 1957), homenaje al teórico marxista que tanto le influyó en su juventud, en el que muestra su profunda desilusión política; El ruiseñor de la Iglesia Católica (1958), La religión de mi tiempo (1961) y Poesía en forma de rosa (1964); las novelas Muchachos de la calle (1955), Una vida violenta (1959) y  Mujeres de Roma (1960); los dramas Orgía (1969) y Calderón (1973); los ensayos Sobre la poesía dialectal (1947), La poesía popular italiana (1960), Pasión e ideología (1960), Empirismo herético (1971) y Escritos corsarios (1975), así como las antologías Poesía dialectal del siglo XX (1955) y Antología de poesía popular (1955).

De su amplia producción cinematográfica, sobresalen Accatone (1961), Mamma Roma (1962), Rabia (1963), El evangelio según San Mateo (1964, calificada por L'Osservatore Romano como "la mejor película sobre Jesucristo), Edipo rey (1967, tragedia de un hombre contemporáneo, de carácter autobiográfico), Teorema (1968), Medea (1970), La trilogía de la vida, formada por El Decamerón (1971), Los cuentos de Canterbury (1972) y Las mil y una noches (1974), y Saló o los 120 días de Sodoma (1975).

El fragmento titulado "Marxista" está tomado de Cuaderno de Poesía Crítica 108: Pier Paolo Pasolini. Biblioteca Virtual Omegalfa, noviembre 2017. En él se indica que pertenece a un largo poema titulado Poeta de las cenizas, hallado por su biógrafo Enzo Siciliano entre los papeles de Pasolini, tiempo después de su muerte. En opinión de Siciliano, las 32 páginas del poema fueron escritas, casi con seguridad, en agosto de 1966 en Nueva York. La traducción del poeta Arturo Carrera fue publicada en la revista argentina Diario de Poesía.

El pasado 5 de marzo se cumplieron cien años del nacimiento de Pier Paolo Pasolini.

[Imagen inicial: 123RF]

1 comentario:

  1. ¡Caramba, no sabía que Passolini era también poeta! De hecho, me asombra todas las actividades que desarrolló...
    Todo es contradictorio: la mejor peli sobre Jesús, para la Iglesia, y Saló; su hermano antifascista muerto a manos de la resistencia yugoslava; la dulce madre casada y maltratada con un tiranuelo... Todas estas contradicciones no podían menos que afectar a su personalidad, pero el artículo me ha dejado una buena impresión sobre él porque me quedo con la sensación de que fue un hombre íntegro y coherente con sus ideas.
    carlos san miguel

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