domingo, 1 de noviembre de 2020

Un poema de Odysseas Elytis





    Del inofensivo, del esperanzado, del intrépido


Ahora, en la barca que donde quiera que subas llegará vacía
Yo aspiro: a un lejano Cerámico marino
Con Kores de piedra que sostienen flores. Será de noche y en
          agosto
Cuando cambian de guardia las constelaciones. Y las montañas
          ligeras
Llenas de aire oscuro se alzan un poco por encima de la línea del
          horizonte
Olor aquí y allá a hierba quemada. Y una pena de origen desco-
          nocido
Que desde lo alto
                               forma un arroyuelo sobre el mar adormecido

Brilla dentro de mí aquello que ignoro. Y sin embargo brilla

¡Ah hermosura! Aunque nunca te entregaste entera a mí
Algo conseguí robarte. Hablo de ese verde de la pupila que por vez
          primera
Penetra en el amor y ese otro oro, que donde quiera que lo colo-
          ques cual julio brilla
Empuñad los remos los habituados al trabajo duro. Que me llevéis
          allí donde van los demás
No puede ser. No nací para pertenecer a parte alguna
Vasallo del cielo allí de nuevo quiero establecerme
Con mis derechos. También lo dice el viento
"De niño el milagro es flor y cuando crece, muerte"

¡Ah hermosura! Tú me entregarás como Judas
Será de noche y en agosto. Enormes arpas aquí y allá se escu-
          charán y
Con el poco azul de mi alma Oxópetra comenzará a emerger
De las tinieblas. Pequeñas diosas, jóvenes desde la eternidad
Frigias o lidias con coronas de plata y con alas verdosas se reunirán
          cantando en torno a mí
Cuando las penas de cada uno se paguen al contado
Colores de guijarro amargo: a tanto
Broches de dolor todos tus amores: a tanto
La turba de la roca y la horrenda rotura de tu sueño ilimitado: a
          dos veces tanto

Hasta que en algún momento el fondo del mar con todo su planc-
          ton iluminado
Virará sobre mi cabeza. Y otras cosas hasta entonces sin des-
          velar
Aparecerán como vistas dentro de mi carne
Peces del aire, cabras de cuerpo enjuto contra las olas campanilleos
          del Perfumado

Mientras lejos en el fondo de la tierra seguirá girando con una barca
          negra y vacía perdida en sus mares.


               De Elegías de Oxópetra (1991). En Dignum est y otros poemas.
Edición bilingüe de Cristián Carandell. Galaxia Gutenberg/Círculo de
Lectores, Barcelona, 2008

El poeta Odisseas Elytis

"La primera verdad es la muerte", ha dicho Odysseas Elytis, y este es el tema que aborda en sus últimos poemarios: Diario de un abril invisible (1984), Elegías de Oxópetra (1991) y Al oeste del dolor (1995), obras en que la claridad solar  y la luminosidad del paisaje griego ceden el paso a los tonos más oscuros y lúgubres. De ellas  escribe Cristián Carandell:

Con numerosas referencias autobiográficas, domina en ellas el tono elegíaco y, a menudo, hermético. Son además el compendio de los diversos registros de la peculiar lengua poética de Elytis, que prueban su capacidad de combinar lo antiguo y lo moderno, pathos y lenguaje cotidiano.
Elegías de Oxópetra, publicado cuando el poeta tenía ochenta años, comprende catorce poemas, un múltiplo de siete, número en torno al cual compone varias de sus obras. En este libro la "metafísica solar" característica de la obra de Elytis, ha quedado abolida y, bajo la influencia de románticos alemanes como Novalis o Hölderlin, predomina un paisaje nocturno. El título del libro hace referencia al cabo de la isla de Astipálea; sin embargo, Elytis utiliza el término "Oxópetra", que significa 'la roca de fuera', como un punto avanzado de la vida dentro de la muerte.

Del análisis del  poema elegido, de enorme complejidad, se ha ocupado Álvaro García Marín en "Odiseas Elitis. Un itinerario místico", trabajo que intentaremos sintetizar en estas líneas. Respecto al título, explica Carandell, que el 2 de noviembre, día del nacimiento de Elytis, está dedicado en el calendario de la iglesia griega a los tres mártires designados con los epítetos que dan título al poema. García Marín añade que desde el comienzo el contenido del poema se vincula con la vida y la muerte del poeta:
poniendo el acento, además, en que, al igual que los mártires que de  algún modo "presiden" su vida, vencieron a la muerte, él también la vencerá. Lo religioso y lo poético se entrelazan desde el principio.

La barca del inicio remite al barquero Caronte y al viaje de los muertos al Hades. Esta referencia a la muerte clásica sumada a la muerte cristiana del título evidencia, como observa García Marín, un sincretismo paganismo-cristianismo que desarrollará a lo largo del poema, que García Marín interpreta como un itinerario  místico en busca de iluminación. El viaje ha comenzado voluntariamente, pues el deseo  de  atravesar la muerte ("Yo aspiro:  a un lejano Cerámico marino") para salir al otro lado, a  la iluminación, lo ha empujado a subir a la barca. 

La muerte, por influencia de Rilke, no es ya la negación de la vida sino "un ámbito de libertad mística" en que los contrarios desaparecen y  en el que "debe sobrevenir la iluminación y el conocimiento de lo inefable", explica García Marín. El Cerámico, barrio de los Alfareros de Atenas que fue cementerio en la Antigüedad sugiere la idea de la muerte, pero es un cementerio marino, que remite al de Paul Valéry, un infinito ("largo") abismo devorador en el que, no obstante, prevé la existencia de vestigios de vida que conduzcan a la salvación: las muchachas,  las Kores de piedra que sostienen flores, una forma del espíritu en la oscuridad del comienzo de la noche, pero se trata de un espíritu inerte: las Kores son de piedra.

La experiencia de la muerte se producirá "de noche", con lo que aparece la oscuridad en la que el poeta va penetrando paso a paso. El mediodía, el momento de la transparencia en su poesía anterior, deja paso a la noche, en la que ahora comenzará a realizarse la transparencia. Pero la oscuridad se atenúa porque se trata de una noche de "agosto", corta y luminosa, por tanto; lo que significa que la oscuridad que ha de  atravesar no es perpetua ni tan profunda como cabría pensar. Es una noche estrellada en la que además va a producirse un fenómeno cósmico que afecta a todo el universo: "cambian de guardia las constelaciones".

A partir de ese momento empieza a producirse, en opinión de A. García Marín, un fenómeno de interiorización y espiritualización del espacio. Los montes se vuelven ligeros y se llenan de aire oscuro que borra sus contornos materiales. Las espiritualización se completa por el hecho de que "leviten" por encima de la línea del horizonte. A pesar de la espiritualización, los sentidos siguen siendo el primer elemento de percepción: "Olor aquí y allá a hierba quemada". El poeta, según García Marín, parece avanzar a ciegas: no ve el fuego, tan solo percibe su olor. 

En los versos siguientes parece producirse una primera intervención sobrenatural: "una pena de origen desconocido" que vivifica las aguas de ese mar adormecido, símbolo de la muerte. Y el poeta experimenta en su interior una suerte de iluminación, que no alcanza a comprender pero le hace tomar conciencia del misterio que lo habita. 

Entonces interpela a la belleza (para Elytis, "un camino hacia la parte desconocida de nosotros mismos, hacia aquello que nos trasciende") y le reprocha que nunca se le ha entregado por entero. Y es que la aprehensión de la belleza (tradicionalmente asociada a lo absoluto, a Dios) no se produce por voluntad del sujeto, sino que se da ella de una sola vez e irracionalmente, como el arrebato que describen los místicos. Sin embargo, el poeta ha podido percibir  en su vida atisbos de esa belleza: en la pasión amorosa y en "ese otro oro", que para García Marín, hace referencia a la luz del sol, que el poeta siempre reconoció como portadora del misterio.

Tomando conciencia de su singularidad ("Que me llevéis allá donde van los demás / No puede ser"), el poeta sabe ahora cuál es su patria verdadera: es "Vasallo del cielo", y allí debe llegar al final de su viaje ("allí de nuevo quiero establecerme"). Todo el proceso descrito en el poema es un intento por regresar al cielo, es decir, la idea del camino místico como un viaje de regreso a la patria prenatal, frecuente en todas las época, especialmente en el neoplatonismo. Incluso el cosmos parece haber tomado conciencia de ello: "También lo dice el viento".

En cursiva aparece un aforismo que es la clave del poema y una nueva iluminación parcial en el camino hacia la iluminación final: si la vida ("la flor") es una forma de milagro, de trascendencia, la muerte, la otra cara de ese milagro,  lo es en mayor medida, el ámbito en que se puede aprehender el misterio por entero.

Una vez espiritualizado el cosmos en su interior y conociendo los secretos revelados en el proceso, el poeta se adentra en una nueva fase en que la muerte comienza a ser superada. Después de compararse indirectamente con Jesús ("Tú me entregarás como Judas"), el vencedor de la muerte, escucha una música sobrenatural ("Enormes arpas aquí y allí se escucharán"). En ese punto Oxópetra, la nueva vida, comienza a emerger de la negrura de la muerte, que ha sido vencida. El artífice de esa victoria no es otro que la chispa divina del alma,  "el poco azul de mi alma", en que el color azul se vincula a la inmortalidad. Ahora lo espiritual aparece de forma vívida: las Kores inertes son sustituidas por "pequeñas diosas", mezcla de ángeles cristianos y ninfas, que lo rodean cantando, en la primera imagen gozosa  del texto. 

Pero tras el proceso de espiritualización y la victoria sobre la muerte, se precisa la purificación final antes de la iluminación definitiva. Cada uno debe pagar sus penas. Como en todo proceso místico, hay una etapa árida antes de la unión. La desazón del momento se expresa claramente por medio del vocabulario negativo: "penas", "amargo", "dolor", "horrenda". La purificación es la última etapa voluntaria del proceso. La estrofa queda incompleta porque en la siguiente irrumpe la iluminación (exterior, ajena al poeta e imprevisible) dando por concluida la purificación.

Entonces el mundo se transforma y la restauración se consuma. La iluminación se simboliza de nuevo a través de elementos cósmicos que afectan al individuo: "el fondo del mar con todo su plancton iluminado / Virará sobre mi cabeza". Se ha producido la unión de contrarios: el fondo del mar se convierte en cielo cuyas estrellas son el plancton iluminado. Cielo, tierra y fondo del mar son uno en un mundo en que se ha consumado la inversión. Transparencia e interiorización son ya completas y se confunden, pues "otras cosas hasta entonces sin desvelar / Aparecerán como vistas dentro de mi carne". 

Enumera después algunas de estas cosas que inciden en la desrealización, la espiritualización, de la materia y en la transparencia. Los "peces del aire" y las "cabras de cuerpo enjuto" representan la desmaterialización de la materia, y con "los campanilleos" se hace una nueva referencia a la muerte, pero en este caso, según Cristián Carandell, a la de san Demetrio, mártir de siglo III cuyos restos, que no han sido vencidos por la muerte, exhalaban un intenso perfume. Muerte y vida son, pues, el último y más importante aspecto de una unión cósmica, pero solo en virtud de que el cosmos ha sido interiorizado y se encuentra como visto dentro de la carne del individuo.

El último verso, que aparece solo, además de mostrarnos que la barca, como se anunciaba al principio, está vacía, deja claro que el sujeto de esta experiencia mística se encuentra en un mundo transmutado más allá de la muerte: "lejos en el fondo de la tierra seguirá girando". "El poeta", escribe Álvaro García Marín, "ha restablecido definitivamente sus derechos sobre su patria, el cielo".


Versión original en griego:


ΑΚΙΝΔΥΝΟΥ, ΕΛΠΙΔΟΦΟΡΟΥ, ΑΝΕΜΠΟΔΙΣΤΟΥ
Τώρα, στη βάρκα όπου κι αν μπεις άδεια θα φτάσει
Εγώ αποβλέπω· σ’ έναν μακρύ θαλασσινό Κεραμεικό
Με Κόρες πέτρινες και που κρατούν λουλούδια. Θα ’ναι νύχτα και Αύγουστος
Τότε που αλλάζουν των αστερισμών οι βάρδιες. Και τα βουνά ελαφρά
Γιομάτα σκοτεινόν αέρα στέκουν λίγο πιο πάνω απ’ τη γραμμή του ορίζοντα
Οσμές εδώ ή εκεί καμένου χόρτου. Και μια λύπη άγνωστης γενεάς
Που από ψηλά
κάνει ρυάκι πάνω στην αποκοιμισμένη θάλασσα
Λάμπει μέσα μου κείνο που αγνοώ. Μα ωστόσο λάμπει
Αχ ομορφιά κι αν δεν μου παραδόθηκες ολόκληρη ποτέ
Κάτι κατάφερα να σου υποκλέψω. Λέω: κείνο το πράσινο κόρης οφθαλμού που πρωτο-
Εισέρχεται στον έρωτα και τ’ άλλο το χρυσό, που όπου κι αν το τοποθετείς ιουλίζει.
Τραβάτε τα κουπιά οι στα σκληρά εθισμένοι. Να με πάτε κει που οι άλλοι παν
Δε γίνεται. Δεν εγεννήθηκα ν’ ανήκω πουθενά
Τιμαριώτης τ’ ουρανού κει πάλι ζητώ ν’ αποκατασταθώ
Στα δίκαιά μου. Το λέει κι ο αέρας
Από μικρό το θαύμα είναι λουλούδι και άμα μεγαλώσει θάνατος
Αχ ομορφιά συ θα με παραδώσεις καθώς ο Ιούδας
Θα ’ναι νύχτα και Αύγουστος. Πελώριες άρπες πού και πού θ’ ακούγονται και
Με το λίγο της ψυχής μου κυανό η Όξω Πέτρα μέσ’ από τη μαυρίλα
Θ’ αρχίσει ν’ αναδύεται. Μικρές θεές, προαιώνια νέες
Φρύγισσες ή Λυδές με στεφάνι ασημί και με πρασινωπά πτερύγια γύρω μου άδοντας θα συναχτούν
Τότε που και του καθενός τα βάσανα θα εξαργυρώνονται
Χρώματα βότσαλου πικρού: τόσα
Με περόνες πόνου όλες σου οι αγάπες: τόσα
Του βράχου η τύρφη και του άφραχτου ύπνου σου η φρικαλέα ραγισματιά: δυο φορές τόσα
Ώσπου κάποτε, ο βυθός μ’ όλο του το πλαγκτόν κατάφωτο
Θ’ αναστραφεί πάνω από το κεφάλι μου. Κι άλλα ως τότε ανεκμυστήρευτα
Σαν μέσ’ από τη σάρκα μου ιδωμένα θα φανερωθούν
Ιχθείς του αιθέρος, αίγες με το λιγνό κορμί κατακυμάτων
κωδωνοκρουσίες του Μυροβλήτη
Ενώ μακριά στο βάθος θα γυρίζει ακόμα η γη με μια βάρκα μαύρη
κι άδεια χαμένη στα πελάγη της.
[Τα ελεγεία της Οξώπετρας, 1991.]

 [La versión original en griego está tomada de frear.gr]

1 comentario:

  1. Uf, pues menos mal que nos lo has explicado...Jo, a un tipo así no hay censura que se le resista; burlaría a todos organismos censores que tuvieran que permitir sus publicaciones.
    Carlos San Miguel

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